Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

Este emprendimiento de triple impacto impulsado por una pareja de Misiones busca reducir la cantidad de residuos plásticos que deja la industria de los juguetes de descarte. Los rescatan y los modifican para crear estos increíbles robots sustentables y otros nuevos productos. Conoce el propósito y sus acciones según su creadora, Liliana Cáceres.

Millones de juguetes en todo el mundo entretienen y educan a los niños en sus primeras etapas de la infancia. Sin embargo, con el pasar del tiempo y el destrato de estos niños que crecen y los dejan atrás no ocupan más lugar que el del cajón de los recuerdos y luego la basura. 

Conscientes de esta problemática, que ensucia el planeta con toneladas plásticas tras finalizar su vida útil, es que Liliana Caceres trabaja junto a su pareja en el reciclaje de pequeñas piezas plásticas y los convierten en unos increíbles robots reciclados en forma de juguetes. De esa forma crearon Nada que Perder Recicla, un emprendimiento sustentable con un propósito claro de triple impacto (ambiental, social y económico). 

Si bien comenzaron con un prototipo realizado con maderas y componentes de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) buscando darle una alternativa a lo que de otra manera sería basura, luego ampliaron el espectro. De esta manera lograron darle una segunda oportunidad a estos materiales y al mismo tiempo conseguir una alternativa laboral. 

Todo cambió cuando en 2018 se vincularon con el hospital de juguetes que recibe donaciones de juguetes rotos que son reparados y donados a las personas e instituciones que lo necesitan. «De todo ese trabajo que hacen ellos hay un desperdicio gigante del juguete plástico que tiene la particularidad de que cuando se rompe ya no lo podes reparar. Una vez que se rompió solo se puede pegar que es algo que termina siendo una gran desilusión para los chicos cuando reciben un juguete y ven que está roto»

CONCEPTO ROBOT

Esa parte que termina tirándose significa un desperdicio a gran escala, ya que si bien puede no llamar la atención en los juguetes de una casa, cuando se apilan y se amontonan los residuos de las grandes ciudades termina generando un impacto más que negativo. 

«Nos impactó muchísimo encontrarnos con ello porque vamos cada 10 días y nos vamos con una camioneta llena. Es algo que nadie tiene en cuenta ni existe una verdadera magnitud de lo que significa el desperdicio de la industria del juguete», explicó Liliana.  

Por eso no solo buscan rescatar este material, sino también focalizan su trabajo en la concientización ambiental. «Hay que visibilizar, si la gente empieza a ver de la manera que se maneja la industria», explicó Caceres al mencionar los diversos encuentros culturales en los que muestran la gran cantidad de residuos y charlan con las personas acerca de la importancia de reducir los consumos plásticos de los juguetes. 

Muchos de estos juguetes además son cobrados a precios inaccesibles, dejando a los niños y niñas sin la oportunidad de tener que jugar en las etapas más importantes para desarrollar la creatividad. Por lo que estos juguetes, que representan un valor real y económico del material utilizado no solo es una segunda oportunidad para un producto que se convertiría en basura sino que además son una oportunidad única para cientos de niños y niñas

Pese a la gran iniciativa de la pareja, aún siguen quedando restos plásticos de la actividad que no pueden ser aprovechados en los juguetes y al mismo tiempo tampoco pueden ser reciclados. «Intentamos llevarlo a algún lugar para tirarlo a la basura, pero cada juguete tiene un polímero diferente con distintos químicos y no se pueden juntar por lo que no reciben los restos en ningún lugar»

RECICLAR DESDE EL ARTE

Nosotros veníamos trabajando con otros materiales como maderas, restos de RAEE buscando siempre reciclar y hacer robots con otros materiales. Sin embargo, con la aparición de esta oportunidad también cambiaron el producto. «Empezó a convertirse en un juguete en serio y ahí empezamos a meterle color para que se integren las partes». 

Además empezaron a inventar productos nuevos extras a los robots como collares, pines y accesorios que permitan recuperar la mayor cantidad de material posible. Esto también lo sabe la gente que adonde van lo valoran y reconocen: «La recepción de la gente siempre es buenísima, la gente saca fotos y nos felicitan. La gente lo ve como un producto novedoso y que al mismo tiempo nace y trabaja con ese material.

De esta manera no solo se busca impulsar la reducción de los plásticos, sino también poder disminuir el consumo de una industria cada vez más contaminante y cada vez más en jaque. En esa búsqueda de visibilizar su propósito y acciones estarán presentes en el 2do Encuentro de Triple Impacto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (E3i). «Nuestro público también está en la nueva generación de padres que buscan ser más respetuosos de la contaminación y le buscan toda esta cuestión que signifique un disfrute para los chicos y un cuidado en el consumo y reducir los desperdicios», concluyó Liliana Cáceres. 

En síntesis – Nada que perder Recicla:

  • ¿Qué es?: Un lugar con conciencia ambiental donde se revaloriza los objetos en desuso y los materiales de descarte
  • ¿Qué produce?: Fabrican una línea de juguetes únicos con material de descarte como maderas y desechos de juguetes plásticos. Dan talleres a docentes para construcción de juguetes y talleres lúdicos, artísticos y de conciencia para niños.
  • Rubro: Arte sustentable
  • ¿Dónde está?: Misiones (Argentina)
  • Redes Sociales: Instagram, Facebook
  • Contacto: Liliana Cáceres 

Otras notas sobre empresas de triple impacto:

tienes que ser suscriptor para comentar