Durante los últimos años, sobre todo en el post pandemia, la Economía Circular ha empezado a tener un importante avance en Argentina. Sin embargo, hay dos corrientes totalmente distintas en el país, entre quienes aseguran que se han logrado interesantes proyectos en el territorio en un sentido integral del concepto, mientras otros creen que lo único que se hace es reciclaje.
No hay dudas de que reciclar es una de las partes más importantes tras la finalización de la vida útil de los objetos. Pero para avanzar realmente en la consecución de la Economía Circular hay que ir más allá, modificando de manera significativa los hábitos de producción y consumo.
Dicho en otras palabras, y tomando un caso emblemático de referencia, no es solamente una cuestión de extender la vida útil de los plásticos, sino de reducir su utilización en botellas, tapitas y tuppers, entre otros. Para lograr este objetivo hay diversas alternativas ecológicas de packaging, una de ellas es la de Compostame, un emprendimiento liderado por tres mujeres diseñadoras industriales que buscan modificar los hábitos de consumo locales.
Para ello han fabricado diversos envases compostables, que permiten a las empresas acceder a un Eco-Diseño nacional y de calidad. Hoy por hoy son una reconocida Empresa B y todos sus paquetes están hechos de fuentes renovables y vegetales y se dividen en rígidos y flexibles.
Bajo el lema “Me hago tierra en 180 días”, han empezado a conquistar la Ciudad de Buenos Aires sin dejar una sola marca ambiental negativa.
Ines Méngido, una de sus creadoras, charló con Utopía Urbana y contó sus comienzos y desafíos en el país. Su objetivo es poder “integrar la circularidad de la tierra a las ciudades” y está convencida que el cambio tiene que ser impulsado por un compromiso social y ambiental de todas las personas. “Creo que tiene que ver con contagiar a otros a que arranquen con proyectos y emprendimientos de triple impacto”, aseguró Méngido en ese sentido.
“Nuestro propósito es impulsar la transición de la industria que seguimos desarrollando. Queremos ser competitivas contra el plástico que es mucho más barato y legal. Es lo que nos compete y lo que nos compete porque es lo que nos puso a trabajar en esta problemática”, expresó la profesional.
Conoce más en esta entrevista:
-¿Cómo surgió el emprendimiento?
Somos 3 diseñadoras industriales que estudiamos juntas y que compartimos este deseo de que nuestra profesión cumpla un rol positivo en la sociedad ante justamente ver el diseño como parte del problema de la basura. La basura es un error de diseño, eso creemos.
Desde la facultad ya encaramos estos proyectos enfocados en sustentabilidad y yo hice mi tesis en un packaging sustentable y compostable entendiendo que el 50% del volumen de los residuos es plástico y el 50% del peso son restos orgánicos. Con estos dos números la verdad es que así como en la naturaleza uno puede encontrar packaging natural como la cáscara de una banana, el plástico llegó a lugares innecesarios contaminando todo.
-¿Cómo lo hacen?
Buscamos desarrollar una materialidad que proteja y, a su vez, luego pueda volver al ciclo natural a través del compostaje viendo qué parte de la problemática tiene que ver con materiales reciclables pero aun así no se recuperan estos mismos circuitos de los que fueron parte.
“Entendemos que la falta de educación en todos los años pasados que consumimos muchísimo plástico pero nadie nos enseñó a desecharlo correctamente”
Nuestra decisión es tomar un camino aparte. Decidimos apostar por la industria local en vez de importar packaging resuelto. Queremos diseñar para la industria local. Arrancó en el 2017 este anhelo de trabajar con la industria y en el 2020 justo con la pandemia ya teníamos todo listo y empezamos a vender.
El diseño comunicacional o para la educación fue parte de nuestro valor agregado como modelo de negocios. Entendemos que la falta de educación en todos los años pasados que consumimos muchísimo plástico pero nadie nos enseñó a desecharlo correctamente.
Parte del problema tiene que ver con esta falta de educación en temas técnicos y específicos. Pero no sé por qué razón no pasaron a los consumidores. Esto de que nadie nos educó en los tipos de plástico, cuales pueden ser reciclados y cuáles no.
En Argentina, uno de los esfuerzos más grandes del Gobierno Nacional para reducir la contminación del plastico es el proyecto de Ley Integral de Envases, Responsabilidad Extendida del Productor e Inclusión de Trabajadoras y Trabajadores Recicladores, algo que ya se comenzó a implementar en Europa.
Bajo esta premisa, la intención de dicho proyecto es promover la gestión de los envases en el país para lograr prevenir y reducir su impacto sobre el ambiente y, por supuesto, en la salud de las personas. Sin embargo hay opiniones divididas en cuanto a esta decisión.
-¿Qué crees acerca de la ley de envases que buscan extender la responsabilidad de las empresas?
La ley tiene que incluir al ecodiseño si o si. La verdad es que no tengo mucho para agregar porque es muy complejo el tema. En cada país es diferente la ley de envases supone una responsabilidad por parte de los productores pero creo que debería estar extendido a los consumidores.
“La industria está siendo muy bombardeada como si fueran los culpables, y la política también. Pero somos nosotros los que sacamos la basura, el cambio tiene que ver con cómo todos asumimos la responsabilidad”
Deberíamos hacernos más cargo de lo que consumimos, no solo las industrias o empresas son responsables de que justamente no se esté cerrando el círculo.
Falta mucha colaboración, son estas leyes que se imponen desde un sector pero quedan frenadas porque no están mirando todas las miradas al respeto. La industria está siendo muy bombardeada como si fueran los culpables, y la política también. Pero somos nosotros los que sacamos la basura, el cambio tiene que ver con cómo todos asumimos la responsabilidad.
Cómo consumimos y cómo descartamos. Si encuentras nuestras redes y ves un poco cómo generamos una comunidad es muy loco porque es eso. Logramos tener una comunidad que no necesariamente son nuestros clientes.
-¿Cómo es el diálogo con las empresas en este contexto? ¿Hay un interés real en cambiar la situación?
Fue cambiando muchísimo todo. Desde que arrancamos hasta hoy fue cambiando un montón el diálogo. Nuestra primera forma de venta fue más guerrillera, tenía que ver con que es un material nuevo, una innovación. Dábamos muestras gratis a restaurantes que nos parecían que podían ser potenciales clientes para que conocieran el producto y lo pusieran a disposición. Hoy esas mismas muestras que dábamos gratis las estamos vendiendo.
“Cuando una empresa quiere ir a un camino más sostenible busca acompañarse en nosotras para hacer esta comunicación de una forma profesional porque realmente nos dedicamos a esto y queremos generar contenido técnico que sea apto para todo público”
Lo que ponemos en nuestros envases de compostaje, «me hago tierra en 180 días», es nuestro slogan y no hay forma de que no le pongamos eso al envase. No hay forma de que le saquemos el mensaje porque sino te pierdes esa parte. Al principio nos pedían sacar eso y hoy eso ya no es parte de la conversación. Ahora no nos piden que saquemos la marca, quieren que esté nuestra marca y la de ellos.
Somos un valor agregado y cuando una empresa quiere ir a un camino más sostenible busca acompañarse en nosotras para hacer esta comunicación de una forma profesional porque realmente nos dedicamos a esto y queremos generar contenido técnico que sea apto para todo público, que cualquier persona pueda entender.
-¿Cómo es el servicio que ofrecen a las empresas?
Tenemos dos líneas de productos, los rígidos que son las cajas y los flexibles que son bolsas. Son industrias del packaging pero totalmente diferentes. Los rígidos son dedicados al gastronómico o restaurantes. Son cajas diseñadas para estar con comidas y líquidos y para estar en contacto con el alimento.
Justo con la pandemia que fue un boom fue super interesante como nuestros clientes se apropian del envase y nos daban idea de como usarlo. En el rubro de bolsas es mucho más amplio. Sigue siendo bastante para el sector alimenticio desde empresas que venden legumbres, semillas o alimentos saludables
Nuestro propósito es impulsar la transición de la industria que seguimos desarrollando. Queremos ser competitivas contra el plástico que es mucho más barato y legal. Es lo que nos compete y lo que nos compete porque es lo que nos puso a trabajar en esta problemática.
-¿Tuvieron algún tipo de formación universitaria en cuanto a la sustentabilidad?
Terminé en el 2017 y no tuve ni una materia que fuera en torno a la sustentabilidad. Lo que me hizo hacer el click fue un video que nos compartieron que es la obsolescencia programada que muestra cómo los diseñadores fuimos parte de diseñar para que las cosas se rompan y eso fue lo que me rompió la cabeza de decir bueno, no quiero hacer esto.
Como puedo usar estos elementos para poner a la industria a favor de la sustentabilidad y no al revés. Para nosotras siempre es una idea poder tener una cátedra dentro de la universidad, devolver lo que nos dio y poder enseñar sobre diseño y sustentabilidad que es algo que se debería estar hablando hoy en la actualidad. Muchas veces las instituciones no están al día. Me costó muchísimo llevar adelante mi tesis y prácticamente casi me desaprueban. Hay mucho por trabajar en las instituciones junto a ellas.
-¿Qué desafíos ven el el país y cuáles tienen como empresa?
Tenemos más de un millón y medio de envases vendidos que equivale más o menos a 3 toneladas de plástico que se han evitado y a todo esto estamos trabajando en el compostaje, empujando un club circular que justamente provee un servicio de compostaje a medianos generadores.
“Ojala que el compostaje que se genere a partir de los residuos de las urbes llegue a las terrazas de los edificios para así poder tener terrazas verdes, bajar la temperatura de las ciudades y cultivar alimentos”
Queremos cerrar el círculo. Desde la parte de medición es algo que nos queda pendiente medir la huella directa de carbono de un producto neutro. Somos una empresa B certificada, tenemos el certificado de producto argentino y el sello de buen diseño argentino. Con lo cual hay más cosas por medir pero caminamos en ese rumbo.
Ojalá que de acá a unos años sea un mundo más verde. Trabajamos acercar la circularidad de la tierra a las ciudades. Ojala que el compostaje que se genere a partir de los residuos de las urbes llegue a las terrazas de los edificios para así poder tener terrazas verdes, bajar la temperatura de las ciudades y cultivar alimentos.
Esa es parte de la utopía que queremos. Los materiales plásticos no va a quedar otra que reemplazarlos. Ya hoy el mercado está demostrando que el petróleo va a dejar de existir, no se si de acá a 5, 10 o 50 años pero la industria se va a tener que transformar no va a quedar otra. Nos sentimos a disposición del diseño y de la industria para seguir colaborando en distintos ámbitos y trabajar por un mejor planeta y tener un propósito en la vida.