El impulso económico que llegó tras la pandemia a pequeños productores y emprendedores nacionales abrió, sin dudas, un panorama de nuevas oportunidades de crecimiento para aquellos que lo supieron aprovechar. Con la sustentabilidad como estandarte, estas pequeñas empresas supieron insertarse en el mercado internacional e incrementar sus acciones en poco tiempo.
Uno de estos casos es el de Guayaki, una empresa con sede en Misiones (Argentina) que se dedica a la producción de yerba orgánica y agroecológica basándose en la simbiosis con las especies nativas.
La intención de Alex Pryor y David Karr, socios fundadores de la empresa, fue poder cultivar bajo la sombra de los árboles del lugar con una mirada social y ambiental. Para este cultivo no son utilizados ningún tipo de agroquímicos ni sustancias o técnicas peligrosas para las personas que viven a su alrededor, como así tampoco para sus consumidores.
Para llevar adelante esta producción, desde la empresa impulsaron la siembra de diversas especies autóctonas y nativas, por lo que, además de la producción yerbatera, también hay un gran foco de reforestación de estos árboles que ocupan un rol fundamental en el desarrollo de las especies de la región.
Además, una gran cantidad del staff de la empresa son mujeres misioneras lo que, no solo permite la inclusión laboral de las mismas, sino que se resguardan todos sus derechos laborales, siendo una oportunidad única para muchas mujeres de la zona que nunca tuvieron acceso a sueldos dignos.
En cuanto a trabajadores, se contrata a los cosecheros de forma independiente (sin intermediarios), se les paga por el kilo de hoja verde un 25% más de lo establecido por el gremio y se le asegura un jornal mínimo por día (establecido también un 25% por encima del legal) independientemente de los kilos cosechados. Se les otorga uniforme, transporte, comida y capacitaciones en cuanto a salud laboral y técnicas de poda.
Cabe destacar que esta iniciativa no se quedó estancada en la región misionera, sino que supo adaptarse al mercado internacional, posicionándose como uno de los emprendimientos locales en exportar a Estados Unidos y Canadá su yerba certificada por ser orgánica y de primera calidad.
Su directora regional, Fabiana Pose, habló con el medio Economis y explicó cómo es el trabajo que realizan para producir la yerba: “Guayaki se dedica a la comercialización de yerba mate orgánica producida bajo sombra y los productos derivados de ella en los Estados Unidos y Canadá, a través de un modelo empresarial basado en la equidad social y la salud ambiental”.
Se trata además, de una Empresa B certificada y avalada por Sistema B en relación a su actividad, su huella de carbono y la calidad del producto final, constituyéndose como una empresa integral de triple impacto, buscando construir una nueva lógica basada en estos principios.
Este tipo de empresas han sido reconocidas como parte de las Nuevas Economías, cuyo propósito es el Triple Impacto Positivo: generar ganancias, beneficios sociales, y beneficios ambientales. «Guayakí es una de las primeras Empresas B del mundo y ha sido partícipe del proceso fundacional de estas empresas”, agregó.
Sin embargo, tal como se mencionó más arriba, no es la única certificación con la que cuentan, ya que también fueron acreditados por la Certificación Orgánica Regenerativa (ROC), que según explican en su página web, “utiliza un estándar orgánico de base y se agregan otros pilares de agricultura orgánica regenerativa, que tienen que ver con la salud del suelo, el plan de la tierra, el bienestar, además de la equidad social entre trabajadores y productores. Por eso, en Argentina tenemos esa certificación y que se planea replicar este año en Brasil y en el 2023 en Paraguay”.
Triple impacto y ambientalismo
Si bien la empresa funciona en la selva misionera, su sede corporativa se encuentra en California, lugar en qué se conocieron sus dos socios y desde donde funciona Guayaki desde hace unos 25 años. Desde 1996 la empresa no ha parado de crecer, los números indican un ritmo de 25% anual y un incremento del 600% del valor de sus acciones. Sin embargo, lo más destacable sin dudas es el efecto positivo que generó en el medio ambiente misionero.
En cuanto al ambiente, al implementar sistemas productivos orgánicos, es decir, sin uso de agroquímicos, se protege tanto la salud de nuestro ecosistema, como también la del trabajador rural y el consumidor. Además, nuestros sistemas incorporan árboles nativos, protegiendo al suelo de la erosión hídrica a la cual está expuesta en esta región de altas precipitaciones, atrayendo fauna nativa y conectando remanentes selváticos, asegurando la provisión de servicios ecosistémicos.
Teniendo en cuenta que se han regenerado unas 60.000 hectáreas de bosque en la Selva Misionera han logrado que hasta la comunidad indígena Aché forme parte del trabajo comunitario recolectando la yerba mate recibiendo un beneficio económico de la misma y teniendo la oportunidad de quedarse en su tierra.
De esta manera, es una de las únicas empresas de la región que ha podido establecer vínculos con las comunidades locales que les permitan mejorar la capacidad de trabajo regional.
En cierto punto, para que las empresas puedan seguir existiendo es necesario que el mundo también lo haga. Por eso, el futuro está relacionado, sin dudas, con las empresas sustentables. “Si queremos tener un ecosistema sano donde está la yerba mate, donde vivimos nosotros y del que depende nuestro negocio, necesitamos que se mantenga sano el otro ecosistema, el Amazonas, que nos da el agua”, concluyó Alec Pryor.
EN SÍNTESIS – GUAYAKI
Propósito: triple impacto positivo
Actividad: comercialización de yerba mate orgánica producida bajo sombra y los productos derivados de ella en los Estados Unidos y Canadá, a través de un modelo empresarial basado en la equidad social y la salud ambiental
Principales certificaciones: Empresa B, Certificación Orgánica Regenerativa (ROC), Comercio Justo