En Argentina, la gestión de residuos es un desafío crucial para garantizar la sostenibilidad ambiental y la inclusión social. En este contexto, la Red GIIRSU se ha destacado por su enfoque innovador en la gestión de residuos que no solo busca mejorar la articulación público-privada, sino también darle un rol de preponderancia a los recicladores urbanos.
A través de su labor, la red busca cambiar la percepción sobre la gestión de residuos a nivel nacional, combatir la estigmatización de los recolectores urbanos y fomentar la responsabilidad de las empresas en el reciclaje en contexto de cajoneo de leyes de reducción de plásticos, con la Ley de Envase como caso de cabecera, pese a que desde hace diez años se encuentra pausada por la presión empresarial.
Si bien el nombre de la red juega con el Plan Girsu, promovido por el Estado Nacional argentino, en este caso decidieron agregarle una “I”, lo que se traduce en “Gestión Integral e Inclusiva de Residuos”.
Para conocer más sobre esta iniciativa, que articula el trabajo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), el conocimiento de los recuperadores o recicladores urbanos, las necesidades de los distintos municipios y la obligación de las empresas de tratar sus residuos es que desde Utopía Urbana dialogamos con Matías Tarando, Coordinador de Argentina Recicla y especialista en gestión de residuos y Ramiro Vilariño, Director de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos de la Provincia de Buenos Aires, ambos coordinadores de la Red.
Matías Tarando junto a María Castillo
“La red surge de empezar a disputar los conocimientos para deconstruirlos buscando una alternativa a la manera de enseñar, practicar y ejercer una política de gestión de residuos”, explicó Vilariño.
Por eso, si bien uno de los principales ejes de la Red es avanzar en la generación de políticas públicas nacionales, provinciales y municipales también han articulado con los recicladores urbanos aprovechando su conocimiento para dar clases en la formación académica sobre todo en cursos de posgrado de la Facultad de Ingeniería de la UBA, donde buscan impulsar nuevos conocimientos de cara al futuro nacional.
Con una perspectiva que busca integrar la academia a la economía popular para impulsar la integración social es que la Red GIIRSU empezó a trabajar con profundidad en algunos ejes claves para transformar la gestión de residuos en Argentina.
Eso los llevó a pensar en cursos de posgrado que busquen formar a los graduados en la gestión de los mismos asociando la gestión de residuos a la economía popular y la inclusión social. “Empezamos a articular con la Universidad Latinoamericana de las Periferias que busca discutir los conceptos y traer los conocimientos populares y de las periferias al centro para poder desarrollar nuevas formas de dialogar entre los sectores populares y la academia para dejar de tener esa mirada iluminada donde el académico baja la informacion”, explicó Tarando.
SUPERANDO LA ESTIGMATIZACIÓN DE LOS RECOLECTORES URBANOS
A lo largo de la historia, han surgido distintos paradigmas en relación con la gestión de residuos. Desde los primeros vestigios de la sociedad, existieron residuos, y cualquier forma de descarte se consideraba como tal, aunque predominantemente se abordaba bajo el paradigma de la basura, que implicaba su disposición en vertederos y lugares baldíos.
“Cartoneros hubo siempre, desde los primeros desarrollos urbanos y se intentó esconderlos en las periferias y en los barrios populares. Lo que pasa es que a partir del 2001 con la crisis y la masividad de un sector que se volcó en el cartón como medio de subsistencia, no solo desde lo ambiental sino también desde la subsistencia se empezó a tomar mayor visibilidad pero es algo que siempre existió”, explicó Tarando.
Posteriormente, se desarrolló un enfoque más sanitario que buscaba alejar la basura de las ciudades para prevenir enfermedades y epidemias, evolucionando luego hacia una lógica más higienicista que se centraba en mantener la limpieza de las urbes para eliminar la basura generada en ellas. En este contexto, surgió la práctica de la incineración como una solución que, si bien reducía los costos de transporte, a menudo pasaba por alto los impactos ambientales, culminando finalmente en la disposición en rellenos sanitarios.
En contraposición a estos paradigmas históricos, hoy se busca cuestionar la invisibilización de los intermediarios que aportaban valor a estos residuos desde los albores de la sociedad. Los recuperadores, que ya existían en la antigua Roma, han permanecido en gran medida fuera de la vista pública a lo largo del tiempo. En la actualidad, sobre todo en los años posteriores a la crisis del 2001 han ido ganando un terreno tan importante como su rol que les ha permitido no solo ser reconocidos por la sociedad sino también poder ocupar cargos públicos dentro de la administración.
“Desde la red GIIRSU buscamos poner en valor esto desarrollando metodologías que permitan incluirlos en estos sistemas locales de reciclado que son sistemas que buscan armar el camino de promoción ambiental, recolección diferenciada en calle con los recuperadores urbanos y valorización de los centros verdes o plantas de reciclado y la comercialización colectiva de esos materiales para que vuelvan a la industria como materia prima”, explicó Tarando.
LEGISLACIÓN ARGENTINA
La legislación actual en el país acerca de la gestión de los residuos sólidos urbanos es una línea que está directamente trazada a una lucha popular que busca reconocer derechos sociales de los recuperadores urbanos. Como puntapié inicial de esta voluntad ciudadana y nacional de gestionar los recursos cabe mencionar algunos ejes centrales de esta disputa.
Con una historia universal que se basa en la formulación de la privatización de la basura, entendiéndose como un bien privado perteneciente a quienes la depositan en un tacho en la vía pública, fue que se legisló la Ley Nacional de Residuos Peligrosos Nº 24.051, “.
Si bien el objetivo central que suponía esta normativa era poder regular los residuos peligrosos en el país, su aplicación excede esta situación generando una gran estigmatización de quienes trabajaban por aquel entonces de recolectar y separar la basura.
Esto llevó a que haya una persecución en ese momento de quienes buscaban una salida económica en esta actividad, derivando en penas de cárcel para los cartoneros en gran parte de los municipios argentinos.
En 2002, fue reemplazada por la Ley Nacional de Residuos Nº 25.612, que establece un marco más amplio y completo para la gestión de residuos sólidos urbanos y peligrosos en Argentina, enfocándose ahora si en la gestión integral de residuos y promoviendo prácticas más sostenibles, como la reducción, la reutilización y el reciclaje de residuos.
Junto con la sanción de esta ley comenzó una camino de ruptura del estigma cartonero, entendiendo a estas personas como actores fundamentales de un cambio social, cultural y ambiental en el país que llevó a que hoy en día los cartoneros tengan a sus propios representantes a nivel nacional en un contexto de creciente regulación estatal de los residuos pero también de la actividad de los recuperadores.
Por otra parte, para que esto sea efectivo es necesario que, además de regular la actividad cartonera también se establezcan limitaciones y obligaciones a las empresas y su contaminación. La Ley Nacional de Envases es algo fundamental en este sentido, y pese a que fue aprobada en el 2011 nunca se hizo efectiva.
“Con respecto a las empresas privadas hay un rol fundamental en la responsabilidad extendida del productor. El costo ambiental que tiene el envase que ponen en el mercado es grande y contamina las napas, el agua y el aire”, explicó Tarando. Sin embargo, pese a que desde GIIRSU siempre bregaron por avanzar en la discusión de la ley, el especialista considera que “hay un fuerte lobby empresarial para que esta no salga”.
Pese a que se ha avanzado mucho en los últimos años, Argentina es uno de los pocos países del mundo que no tiene una ley que obligue a las empresas a hacerse cargo de sus residuos, por lo que la labor de los recuperadores se hace cada vez más importante, pero al mismo tiempo más injusto, ya que muchas veces al no haber acuerdos o consciencia suficiente sobre la importancia de separar en origen tienen que enfrentarse a situaciones que no cumplen con parámetros sanitarios mínimos.
Claro que esto ha avanzado a gran escala en la Provincia de Buenos Aires y sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, pero el resto del país queda muchas veces sometido a la falta de incentivos e infraestructura para un correcto funcionamiento del esquema de residuos. Sin embargo, la economía circular y el tercer sector han tenido un importante incremento que permite poner luz y esperanza en el futuro nacional. Para que esto se haga efectivo, la actividad de la Red GIIRSU, como de otras instituciones ha tomado un papel de preponderancia en el país, no solo haciendo que la actividad de los recuperadores sea más digna, sino también generando espacios de debate académico a nivel nacional.
En síntesis – Red GIIRSU:
- ¿Qué es?: Red GIIRSU (Red Gestión Integral Inclusiva de Residuos Sólidos Urbanos)
- Objetivos: cambiar la percepción sobre la gestión de residuos a nivel nacional, combatir la estigmatización de los recolectores urbanos y fomentar la responsabilidad de las empresas en el reciclaje
- ¿Qué hace?: promueve políticas públicas que dignifiquen y reconozcan a la actividad de recuperadores urbanos y recicladores; da herramientas académicas y materiales para avanzar en una Argentina sin basura.
- Actividades principales: Intercambio de conocimientos; Cursos de capacitación sobre Economía Popular y GIIRSU (por ej: cursos de posgrado de la Facultad de Ingeniería de la UBA).
- Red social: Instagram
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