Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

En articulación con el Instituto de Caminabilidad analizan la estructura de diversas ciudades e incluyen perspectiva de género a la toma de decisiones urbanas. Según explicaron, el 45% de los traslados de América Latina son a pie, pero la infraestructura no puede brindar seguridad a quienes la transitan.

Una de las soluciones más lógicas y prácticas que los organismos internacionales han ofrecido a la problemática de la movilidad y su contaminación es el traslado a pie. Sin embargo, la difícil situación de violencia en las calles, sumado a los altos índices de violencia de género en América Latina han hecho que los espacios públicos no sean caminables para las personas. 

En ese sentido, desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha avanzado en la toma de decisiones urbanas de transformación de los espacios para mejorar la accesibilidad de las personas pero así también su seguridad. Sobre todo aquellas personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. 

Para ello realizaron el Podcast “Ciudades caminables = ciudades incluyentes” donde explicaron: “Caminar es la forma de desplazamiento más realizada en las ciudades latinoamericanas. dependiendo de la capacidad económica las alternativas pueden variar”. 

Por otra parte, destacaron la necesidad de trabajar en la noción del transporte y la urbanización, ya que se tr ata “de un servicio público que nos conecta con los servicios y oportunidades que ofrecen los centros urbanos”. Por lo que directamente quienes no tengan la oportunidad de trasladarse de manera adecuada a sus condiciones físicas, de raza o económico quedarán relegados de las ciudades. 

Las personas de bajos recursos realizan entre el 40% y el 45% de sus viajes a pie. Mientras que las de altos recursos lo hacen entre un 10% y un 15%. Además, caminar es el punto de partida para acceder a otros medios de transporte”, explicaron. 

PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA TOMA DE DECISIONES

Desde el BID han destacado el trabajo de Leticia Sabina, directora y co fundadora del Instituto de Caminabilidad, una ONG que promueve “la cultura de caminar y promete humanizar las ciudades”. Además destacan su trabajo en conjunto con el banco por comprender qué son las mujeres quienes más sufren este entorno por dos motivos particulares. 

Por un lado, aquellos hogares que siguen replicando un modelo en el que la mujer se hace cargo de las tareas de la casa, implica que sea este género el que más transita para realizar este tipo de actividades como por ejemplo el traslado de niños o ancianos como la realización de las compras de alimentos y víveres. 

Por otro lado, según expresó la especialista: “Hay barreras simbólicas y violentas que son reflejos de nuestra sociedad machista y patriarcal que no respeta el cuerpo de las mujeres en el espacio público. Un miedo que hace que sea más difícil tener una experiencia de seguridad en la calle siendo mujer”

Es por eso, que Sabina resalta que en la actualidad los indicadores de muertes por atropello donde el 53% del total responde a mujeres peatonas y lamentó: “Es un poco contradictorio que la mayor cantidad de viajes se haga caminando pero las ciudades no estén preparadas para los peatones”. 

PARTICIPACIÓN CIUDADANA, UNA OBLIGACIÓN URBANA

Por más que exista una intención marcada de los gobernantes por avanzar hacia políticas que mejoren la caminabilidad de las calles, el punto de vista de aquellas personas que transitan sus caminos de manera cotidiana son los que realmente esconden las necesidades de transformación. 

Desde el Instituto de Caminabilidad explicaron: “Se vuelve un poco obvio que hay muy poca participación de la ciudadanía en la planificación de las ciudades.  De ahí empieza el interés de promover ciudades más caminables con la participación ciudadana”. 

Además, a la hora de tomar las decisiones han tenido que resolver distintas situaciones. Por ejemplo, para resolver las necesidades del gobierno de Curitiba en Brasil, simplemente se tomaron decisiones técnicas por profesionales del Estado para mejorar la adaptabilidad de las paradas de buses de la ciudad. De este proceso solo participó un grupo técnico. 

El caso de Salvador de Bahía, también en Brasil, dictó un precedente totalmente distinto ya que se trató de una iniciativa con un triple objetivo. Allí articularon el turismo desde una perspectiva “afro centrada que buscaba que sean las mujeres negras quienes trabajen en el turismo. Tuvimos tres grupos de personas participando juntas en la evaluación El grupo se puede formar de distintas formas depende de cómo se organice el proyecto pero lo mejor es que exista la mayor cantidad posible de diversidad”.

ESTRATEGIA PARA CREAR CIUDADES SEGURAS PARA LAS MUJERES

Articulando la labor del instituto con el esfuerzo y conocimiento de diversas mujeres y sus experiencias en todo el continente redactaron una guía de 6 principios para crear calles seguras para las mujeres. 

“Estos principios van desde la señalización, de cómo las ciudades se comunica con las personas y con las mujeres, también tiene la cuestión de la visibilidad, para ver cuán posible es ver a otras personas y que las otras personas te vean cuando estás en el espacio público”, explicó la especialista. 

“Por otro lado también la vitalidad de los espacios, tanto sea el uso como la diversidad de las personas que están en ese espacio lo que genera otro punto muy importante que es la vigilancia comunitaria, no de los policías y luego los mobiliarios que tienen para ver qué infraestructura hay en la calle para recibir a las personas en ese espacio público y por último la convivencia, concluyó. 

Bajo esta serie de mandamientos desde el Instituto de Caminabilidad analizan la situacion particular de cada ciudad buscando generar ciudades más integradas, más conectadas y más seguras con una perspectiva de género que incluya y evite la discriminación hacia las mujeres. ¿Cómo es la situación en tu ciudad?

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