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La transición a la electromovilidad en América Latina tiene diversos ritmos según el país. En la región ya hay más de 5000 buses eléctricos, pero ¿qué pasa en Chile y Colombia? ¿por qué en Argentina el proceso es aún lento? En esta nota te contamos la realidad y los números del transporte de pasajeros urbanos de esta región

En América Latina, la transición a la electromovilidad en el transporte público tiene diferentes ritmos según el país que se considere. En el agregado ya se cuentan con más de 5000 buses eléctricos en la región, pero las realidades son muy diversas en cada nación.

Según el nivel de adopción de buses y trolebuses eléctricos a su flota, el grupo de países más avanzados lo integran Chile y Colombia, que ya han superado las 1500 unidades; en un segundo grupo se ubican México y Brasil, naciones de grandes dimensiones pero que sumaron 654 y 444 unidades, respectivamente; en tercer lugar estarían Ecuador (106 unidades) y Argentina (99); por último el resto de los paíse de la región que no alcanzan individualmente a las 50 unidades.

En esta nota te contaremos cuál es la dimensión de la transformación en  Chile y Colombia para liderar la revolución de la electromovilidad en transporte público de pasajeros de Sudamérica y, por otro lado, por qué Argentina, un país relevante en la región, enfrenta desafíos notables en su camino hacia un sistema de movilidad más sostenible. 

Cantidad de buses eléctricos en América Latina. Principales países

Fuente: Utopía Urbana en base a e-bus Radar (a diciembre 2023).

Chile es uno de los países latinoamericanos en los que existe una clara estrategia de priorización de la electromovilidad en el transporte en los últimos años. Eso lo llevó a incorporar a su flota un total de 2043 buses eléctricos, según información de e-bus Radar a diciembre de 2023. El foco de la transformación está en la ciudad de Santiago, la capital chilena, que ha logrado un avance sobresaliente al incorporar 2 mil buses eléctricos en su Sistema RED, representando ya el 31% de la flota total. Es más, ya se convirtió en la ciudad fuera de China con la mayor cantidad de buses eléctricos del mundo.

Este compromiso nacional ha contribuido significativamente a la reducción de la contaminación ambiental y acústica, transformando positivamente la experiencia del transporte público. La estrategia de Santiago se apoya en la instalación de electro terminales y un enfoque decidido hacia estándares eléctricos y Euro VI. Pero también ya se está expandiendo a otras ciudades del país como Valparaíso y Concepción, entre otras.

Colombia, por su parte, también ha avanzado en la electromovilidad en el sector público. A través de iniciativas respaldadas por el gobierno y la colaboración entre los sectores público y privado, el país ha consolidado una estrategia clara con metas específicas. La incorporación de buses eléctricos en ciudades clave es parte de una hoja de ruta integral que abarca aspectos como la expansión de cargadores públicos y becas de formación para trabajadores en el ámbito de la electromovilidad.

Actualmente ya cuenta con 1590 buses eléctricos según e-bus Radar, aunque el 93% están localizados en su capital, Bogotá. Otras ciudades importantes que también impulsan la electromovilidad en el transporte de pasajeros son Medellín y Cali.

En contraste, a las realidades chilena y colombiana, Argentina avanza de manera más lenta en la adopción de transporte público eléctrico. Varios factores inciden, lógicamente indefiniciones desde el impulso público, con un proyecto de ley de movilidad sustentable que quedó frenado a  nivel legislativo, a lo que se le pueden adicionar factores múltiples como las dificultades económicas-financieras macro y micro-sectorial, en un rubro en el que aún pesan mucho los subsidios al transporte, así como también las dificultades de financiamiento para las empresas en un contexto de incertidumbre en el costo y el valor de los boletos a futuro. 

En este escenario de los últimos años, la transición a la electromovilidad en el transporte de pasajeros urbano quedó más expuesta a realidades e impulsos locales y sólo se llegó a incorporar a 99 unidades eléctricas en el país (77 de ellas son trolebuses). Es por ello que los pasos más significativos se dieron en ciudades como Córdoba (45 unidades), Rosario (32), Mendoza (18) y San Juan (4).

Fuera de esta situación existen casos acotados a nivel experimental. En ese sentido, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires durante este 2024 se estaría lanzando un vehículo totalmente eléctrico con chasis nacional en el recorrido de la línea 28, que une Puente de la Noria con Ciudad Universitaria. Por otro lado, un ejemplo más es el de la ciudad de La Plata, dondela Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que ha marcado un hito al convertir un colectivo de combustión en uno eléctrico, evidenciando iniciativas locales. Sin embargo, estos esfuerzos aún no se traducen en una revolución a nivel nacional.

En síntesis, en Latinoamérica aún hay mucho camino por recorrer en materia de movilidad sostenible en el transporte de pasajeros urbanos. Chile y Colombia dan el ejemplo a seguir y otros países aún no encuentran la forma. Argentina enfrenta el desafío de consolidar estrategias nacionales más sólidas y metas ambiciosas. La inversión, la colaboración entre la academia y la empresa, y la eliminación de barreras regulatorias son elementos clave para acelerar el proceso..

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