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En un mundo donde la economía circular se establece como megatendencia, el Informe de Brecha Circular 2024 revela un escenario inquietante: a pesar del crecimiento en la conciencia ambiental, la tasa de circularidad global está en declive. Este informe no solo destaca los desafíos ambientales, sino que también ofrece soluciones concretas. Conocelo

En un mundo donde la economía circular ha adquirido estatus de megatendencia, dado que el nivel de debates sobre este tema se triplicó en los últimos 5 años, es preocupante ver cómo la tasa de circularidad global sigue disminuyendo, a pesar del crecimiento en la conciencia ambiental. En consonancia con lo que viene sucediendo durante los últimos años, los especialistas aseguran que cada vez se recicla menos y que la economía circular empieza a perder terreno en las grandes ciudades. Esto se da en un marco de fuerte incremento en el consumo.

Durante la pandemia se había observado un crecimiento importante en la tendencia circular y todo indicaba que seguiría fortaleciéndose con el paso del tiempo. Pero eso no sucedió…de hecho los indicadores arrojan que hoy se está peor que antes de la pandemia en este sentido y que lo que parecía ser un cambio global no se efectiviza en los hechos. 

En ese sentido, el Informe de Brecha Circular 2024 (Circularity Gap Report 2024) arroja luz sobre esta paradoja, revelando que, a medida que las discusiones sobre la economía circular crecen, la participación de materiales secundarios en la economía mundial ha disminuido un 21% en los últimos 5 años, pasando del 9,1% en 2018 al 7,2% en 2023.

Mientras la economía circular se convierte en tema candente, el consumo humano de recursos naturales continúa su vertiginoso ascenso. Durante este mismo periodo, hemos consumido más de 500 gigatoneladas de materiales, equivalente al 28% de todos los materiales consumidos desde 1900. Este desmedido consumo plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de nuestras prácticas actuales.

El Informe destaca que 6 de los 9 límites planetarios cruciales para la salud ambiental se han superado, siendo la economía lineal “tomar-hacer-desechar” la principal responsable. Sin una transición urgente hacia la economía circular, el daño a la Tierra podría ser irreversible.

El informe no solo señala los problemas, sino que también ofrece soluciones claras. Identifica 3 sistemas clave para abordar: el sistema alimentario, el entorno construido y los bienes manufacturados. Para cada perfil de país (bajos ingresos, ingresos medios en crecimiento y altos ingresos en transición), se destacan los sistemas más relevantes. Por primera vez, el informe coloca a las personas en el centro de esta narrativa, explorando empleos y habilidades que impulsan la transición circular.

El cambio sistémico exitoso requiere acciones concertadas de gobiernos, actores financieros y ciudadanos. Algunas clave que serían importantes:

  • Nivelar el Campo de Juego Político: Introduciendo políticas y marcos legales que fomenten prácticas circulares y penalicen las dañinas.
  • Obtener la Economía Correcta: Ajustando políticas fiscales para reflejar precios reales y garantizando la financiación de soluciones circulares.
  • Desarrollar Experiencia y Habilidades Circulares: Garantizando que los trabajadores estén capacitados para una transición justa y distribuyendo equitativamente las oportunidades circulares.

El informe subraya la importancia de colocar el bienestar humano en el centro de la transición circular. Se destaca que, aunque el consumo de materiales ha sido instrumental para elevar los estándares de vida, la aceleración continua ya no garantiza un aumento en el bienestar, especialmente en países de altos ingresos. Los trabajos decentes, la seguridad laboral y la reducción de desigualdades son fundamentales en este proceso.

El Informe de Brecha Circular 2024 es una llamada de atención urgente. Mientras la economía circular se consolida como una megatendencia, la realidad de la disminución de la circularidad global requiere acciones inmediatas. Romper con los patrones de desarrollo defectuosos, adoptar prácticas sostenibles y circulares, y priorizar el bienestar humano son pasos esenciales para revertir la tendencia actual. La transición hacia la economía circular no es solo una opción; es la única vía sostenible hacia un futuro saludable para nuestro planeta y sus habitantes.

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