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La bióloga molecular e investigadora de Conicet, Celeste Aguirre Pranzoni  ha dejado de lado la síntesis química y se ha dedicado a elaborar fórmulas para convertir los residuos de la industria argentina en nuevos productos y así revalorizar nuevamente los descartes. Conoce más sobre el trabajo de la mujer que ha avanzado en micología. 

Cambiar el mundo es una frase algo trillada, pero sin dudas una necesidad individual que se transforma en colectiva. Durante los últimos años ha quedado en evidencia la necesidad de reducir la contaminación del planeta, como así también la utilización de los recursos naturales. 

En ese sentido es que diversos especialistas -y otros no tanto- han empezado a involucrar materiales reciclables y biodegradables a la elaboración de nuevos productos. Celeste Aguirre Pranzoni es licenciada en Biología Molecular, con un doctorado en Biología y es investigadora del Conicet.  Desde hace algunos años ha unido su conocimiento a su compromiso ambiental para fabricar materiales que reemplacen los plásticos de un solo uso

“Es necesario empezar a buscar alternativas a los plásticos porque hay soluciones que están al alcance del artesano y del científico. Hay un montón de mano de obra y es necesario empezar a hacer productos estables”, le aseguró a Utopía Urbana en exclusiva. 

La investigadora ha sabido cruzar el arte con la conciencia ambiental. Para ella conocer fórmulas químicas y el comportamiento de los materiales ha sido fundamental para poder trascender del mundo sintético y volcarse a lo natural. Hoy en día no solo ha elaborado diversas formas de producir biomateriales, sino que también ha encontrado una alternativa secundaria para los descartes de la industria

“Lo único que hacen las empresas hoy en día es pagar un piletón de tratamiento residual, pero desde la ciencia podemos estudiar una fórmula desde tus residuos y generar la oportunidad para que aproveches el residuo, lo cotices y puedas crear materiales que entren dentro de un círculo económico que te convenga”, explicó Celeste. 

Telgopor de hongos

Para la investigadora es necesario que sean los propios profesionales los que empiecen a cambiar la vara y a generar más conciencia. “En Argentina hay basura y ciencia. Hay que combinar las dos cosas. No hay que irse a Estados Unidos o Europa a hacer ciencia”, aseguró. “En las escuelas no conocen la problemática de los basurales. No saben que la industria textil de Corea viene a contaminar nuestros ríos con sus afluentes. Hay mucha ignorancia porque falta difusión”. 

METODOLOGÍA Y RECOLECCIÓN DE BASURA

Para hacer esta tarea la mujer realiza un procedimiento similar al que realizan todos los cultivadores de hongos. La diferencia está en cómo aplica la fórmula para seleccionar productos con consciencia. “Seleccionamos hongos de la zona, los aislamos buscando la genética, identificarlos y ponerles un nombre para ponerlos en una base genética internacional. A ese hongo le estudiamos el micelio, es decir la biofibra. Esa biofibra va a ser la que construya el producto final”.

Es decir, que una vez seleccionada la genética, la estudian y utilizan una base con la forma que quieren construir. Allí es donde van los residuos que logran juntar de las diversas industrias contaminantes. “Tenemos la materia prima para hacerlo. Lo único que necesitan los hongos son agro residuos, algo que en Argentina sobra”, explicó Aguirre Pranzoni que agregó: “Argentina tiene una riqueza geográfica realmente increíble. Y si cada uno desde su lugar aporta con su residuo, su ciencia y su tecnología se pueden lograr cosas”

En la actualidad hay diversas materias primas que pueden ser utilizadas para avanzar en la construcción de biomateriales. “Hay polímeros que salen de la cáscara de naranja, se puede trabajar con la cáscara de huevo, con la caseína de la leche. Hay un montón de materiales y no le estamos prestando atención a nuestra basura!”

Una de las industrias que han empezado a incorporar a esta nueva forma de trabajar los residuos es la cervecera. Con su famoso bagazo que tiene mucho potencial para fabricar materiales y transformarlos: “Queremos validar el producto que se hace con basura para que pase de ser basura a un producto nuevamente cotizado. La basura hoy no tiene valor pero si le podes dar valor. Es necesario que el sector científico intervenga y articule con el productor. La ciencia  sola en el laboratorio no funciona. Buscamos articular con estas empresas y que entiendan que sus residuos generan problemas”, explicó. 

DEJAR EL PLÁSTICO ATRÁS Y ENTENDER QUE NADA ES PARA SIEMPRE

Es tanto lo que ha crecido la industria del plástico que es difícil pensar en erradicarla por completo. Además, es tan grande su expansión a nivel mundial que no hay competencia que salga más barata que la generación de plásticos. Sin embargo, para la especialista aunque “no vamos a erradicar el plástico, podemos bajar el volumen”. Y adicionalmente afirma: “me preocupa realmente cómo nos hemos hecho dependientes del plástico”. 

La mujer sabe que cambiar el mundo es algo difícil de ver en los próximos años. Sin embargo, cree que hay una postura política que cada persona debe tomar. “Lo que yo hago no cambia el mundo. Cambia un pedacito de mi y de mi alrededor. Este tipo de ciencia que estoy haciendo actualmente es la más simple, pero la que mayor impacto positivo tiene”, concluyó. 

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