El hidrógeno verde, considerado como una solución crucial para descarbonizar importantes sectores de la economía, por ser un combustible simple y prometedor que libera energía sin emitir gases contaminantes.
Sin embargo, su ciclo de vida requiere un enfoque integral y sostenible para lograr verdaderamente un impacto positivo en la lucha contra el cambio climático. En este artículo, te contaremos sobre la potencialidad y los principales desafíos a nivel global en la implementación del hidrógeno verde, pero tambièn acerca de una controvertida situación que está ocurriendo en Dinamarca, un país que lidera la transición energética pero que ha decidido poner un freno en las inversiones en este combustible debido a la falta de resultados por el momento.
El hidrógeno, siendo el elemento químico más simple, es abundante en el universo, pero en la Tierra se encuentra principalmente combinado con otros elementos, como en el agua (hidrógeno más oxígeno). Para su uso como combustible, es necesario sintetizarlo, lo que implica separarlo de otros elementos mediante un proceso de electrólisis que requiere cantidades significativas de energía. Si le electricidad usada en el proceso es de fuentes renovables, entonces pasa a ser denominado Hidrógeno Verde.
Este aspecto plantea un desafío fundamental en términos de la cantidad de energía necesaria para producir la cantidad requerida de hidrógeno, especialmente para reemplazar la ingente cantidad de combustibles fósiles consumidos a nivel global.
GRANDES DESAFÍOS PARA SU APLICACIÓN Y POTENCIALIDAD
Uno de los desafíos clave del hidrógeno verde radica en la eficiencia energética de su producción y distribución. A pesar de ser un combustible limpio durante su uso, la energía necesaria para producirlo inicialmente supera la energía que se obtiene al utilizarlo. Esto plantea cuestionamientos sobre la viabilidad y la sostenibilidad real del hidrógeno verde como fuente de energía limpia y eficiente.
Además, el almacenamiento y transporte del hidrógeno verde son desafíos significativos. Debido a su baja densidad, es difícil evitar fugas, y su carácter corrosivo y altamente inflamable añade complejidad a su manejo seguro. Para mantenerlo en estado líquido, se requieren temperaturas extremadamente bajas, lo que aumenta la complejidad y los costos logísticos.
Pero independientemente de los desafíos, las expectativas es que este combustible continúe en expansión en el mundo. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la producción de hidrógeno renovable y bajo en carbono fue de 0,7 millones de toneladas durante el año 2022 en el planeta. Pero para el año 2030, se espera que la producción total se ubique entre 70 y 125 millones de toneladas, de acuerdo con los objetivos de dicha organización mundial.
En ese marco, la oportunidad para Latinoamérica es enorme y así lo da a entender la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) que según el estudio de este año “Oportunidades para la inversión y la colaboración entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea” remarcó que hay “cinco avances tecnológicos y recursos clave” que se destacan en esta región por su potencial de transformación y desarrollo: “las energías eólica y solar, el almacenamiento, el litio y el cobre, la electromovilidad y el hidrógeno verde, y las celdas de combustible”. El potencial de la región como futuro referente mundial en Hidrógeno Verde se basa en su abundancia de energías renovables y en una demanda que se podrá canalizar en sectores como la minería y el transporte, entre otros. Aunque aún está en etapa de desarrollo, sin existir todavía producción a escala comercial.
SEÑALES CONTRAPUESTAS: DINAMARCA DESINVIERTE EN HIDRÓGENO VERDE
Sin embargo, más allá de la potencialidad futura planteada por la IEA, la realidad no es igual en todos los países en el corto plazo, aún para países lideres en la transición energética como Dinamarca. Este país que había mostrado un fuerte interés y había invertido considerablemente en el desarrollo del hidrógeno verde, se ha enfrentado a desafíos que han llevado al retiro de sus inversiones en Hidrógeno Verde. La empresa encargada de impulsar las estaciones de recarga de este combustible confirmó el desmantelamiento de las instalaciones, principalmente debido a la falta de madurez en la tecnología y la producción insuficiente de hidrógeno verde.
La falta de resultados esperados en términos de producción de hidrógeno verde, electrólisis eficiente, camiones cisterna y estaciones ha complicado la búsqueda de un modelo de negocio viable para la explotación de estaciones de hidrógeno. Además, la enorme inversión financiera necesaria para subsidiar el hidrógeno verde ha generado preocupaciones sobre su justificación económica y viabilidad a largo plazo.
A pesar de los desafíos que enfrenta el hidrógeno verde en su implementación global, sigue siendo una opción atractiva y prometedora para la descarbonización de sectores clave de la economía. Sin embargo, es crucial abordar los desafíos tecnológicos, logísticos y económicos de manera integral para garantizar que el hidrógeno verde se convierta en una fuente de energía verdaderamente sostenible y viable en la lucha contra el cambio climático.
Lo que está aconteciendo en Dinamarca destaca la importancia de un enfoque cuidadoso y realista en la implementación de tecnologías emergentes para lograr una transición energética exitosa hacia un futuro más limpio y sostenible.
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