La transición a la electromovilidad será inevitable. Esta tendencia se acelera en el mundo y según varios documentos y estimaciones, se prevé que alrededor del 30% de los vehículos que se comercialicen en el planeta tendrán motorización alternativa a la de combustión.
Si bien en Latinoamérica y en Argentina en particular, este proceso es lento, no puede negarse que el mismo está en curso. Es por eso que con la misma premisa de que la transición a la electromovilidad será inevitable, los especialistas Gustavo Baruj, Federico Dulcich, Fernando Porta y Matías Ubogui desarrollaron un documento que muestra las condiciones actuales y potencialidad de la electromovilidad local denominado “Panorama general y perspectivas para la industria argentina”. Si bien este documento del Consejo para el Cambio Estructural del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación data del año 2021, mantiene vigencia dado el carácter estratégico de sus análisis y su visión a futuro. Esto en un marco en el que en Argentina aún el nivel de patentamientos de vehículos eléctricos sigue siendo muy bajo. En todo el año 2022 se comercializaron 7.849 unidades con motorización alternativa, lo que sólo representó 1,9% del mercado argentino de vehículos automotores.
En dicho texto los especialistas buscaron analizar información y factores que le permita a los tomadores de decisiones avanzar hacia estrategias electrificantes y descarbonizantes de la movilidad en el país, entendiendo sus principales desafíos, pero también las virtudes de cara al cumplimiento de las agendas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), primeramente en 2030 y luego hacia 2050, con objetivos más profundos y puntuales. Una de los desafíos del documento es evaluar las posibilidades de que la Argentina se incorpore como productor al paradigma de propulsión eléctrica (PE).
“Es conveniente entonces pensar un escenario orientado por una estrategia y una política industrial específicas, basadas en los saberes y capacidades tecnológicas disponibles en el país y que promuevan un proceso de construcción de capacidades, de instituciones y de nuevas formas de interacción público-privada, para facilitar el desarrollo local dentro del PE del complejo automotriz y de la industria de la movilidad en general”, avisaron en dicho documento.
En países como Argentina, donde la electrificación de la movilidad depende de diversos aspectos externos, entre ellos la infraestructura y por sobre todas las cosas el capital financiero, los especialistas destacaron la “curva de electrificación”.A este concepto lo catalogaron como la “velocidad con la que se está avanzando” en relación a la electromovilidad teniendo en cuenta los diversos tipos opciones que se registran hasta la actualidad. “En principio, será más inmediato y rápido en todos los segmentos correspondientes a la micromovilidad desde las bicicletas, monopatines y motos hasta los llamados city-cars”, explicaron.
Por su parte, los especialistas creen que este primer nivel se dará con mayor amplitud para fines del año 2025, aunque la lentitud de la situación a nivel nacional hace dudar de este hito. Además, en referencia a este tipo de micromovilidad, explicaron: “En líneas generales, las cuestiones tecnológicas involucradas son de menor complejidad relativa, tanto en los aspectos propios de los vehículos como en los equipamientos para la carga de las baterías”.
En un segundo nivel de instalación de la movilidad eléctrica en el país aparecen los vehículos de transporte público, a los que los especialistas prevén que aparezcan con mayor influencia a partir del 2030. “En este caso, el impulso principal va a provenir de decisiones de carácter más centralizado asociadas a preocupaciones y regulaciones de orden ambiental. Es decir, los aspectos tecnológicos propios de estos segmentos no difieren demasiado de los de automóviles de uso particular o los de transporte pesados, pero la presión por acelerar su difusión estaría originada en decisiones gubernamentales”.
Sin embargo, la actualidad de la electromovilidad en el país hace pensar que estos esfuerzos se demorarán para el 2040, dado que a pocos años del objetivo la crisis por la pandemia y la dura realidad económica de las ciudades latinoamericanas han generado algunos retrasos.
Para ello esperan que sea la bicicleta el factor fundamental de cambio junto a los monopatines. Los especialistas se han basado en que “alrededor de 60% de los viajes en automóvil son de menos de 8 km, por lo que podrían también reemplazarse por soluciones de micromovilidad, que también podría cubrir aproximadamente el 20% de los viajes en transporte público, así como todos los viajes realizados en bicicletas privadas , ciclomotor o a pie”,
BATERÍAS, OPORTUNIDAD O PROBLEMA
Para los especialistas la realidad argentina aún es “muy acotada y reciente” y que esto se ve en los grandes problemas que tienen las empresas para importar vehículos eléctricos. Aunque esto ha mejorado con el tiempo, como citabamos al inicio, aun sigue siendo acotado el flujo de vehículos importados. Aunque también vale la pena citar que ya se están fabricando en Argentina citycars eléctricos por parte de 3 empresas: Volt, Zero Electric y Coradir..
El principal problema de los altos costos de este tipo de movilidad, según explicaron los investigadores está en las baterías, lo que “actualmente representa entre el 35% y el 45% del costo total”, es decir, casi la mitad del precio del vehículo en la mayoría de los casos.
En Argentina, tal como lo expresaron diversos especialistas en un encuentro nacional de autoridades y empresarios, la gran disponibilidad de litio se presenta como una oportunidad para el desarrollo de baterías. Sin embargo, la falta de infraestructura e inversión en este rubro hace peligrar esta situación y pone la expectativa a la espera de un inversor multinacional.
“No contar con esta parte estratégica del proceso de producción relativamente cercana, conlleva riesgos importantes para la cadena de suministro de los fabricantes de equipos originales y representa una oportunidad perdida para que los responsables de la formulación de políticas ubiquen una parte significativa de la creación de valor en sus países/regiones”.
Aunque gran parte de la concentración del litio mundial se encuentra en América Latina, ya que entre Australia, Bolivia, Chile y Argentina ofrecen casi el 90% del litio del mundo, esto no asegura la fabricación de dichas baterías. “La disponibilidad de litio no parece ser un atributo necesario ni menos suficiente para favorecer el posicionamiento competitivo de la Argentina, aunque no es para nada una circunstancia menor”, explicaron.
Sin embargo, en la actualidad la producción de celdas está casi absolutamente concentrada en China, Japón y Corea del Sur (más del 95% de la producción mundial); al mismo tiempo, se espera que para 2025 se cuadruplique la producción de celdas.
Sin dudas esto es una gran oportunidad para la región y la posibilidad de manufacturar los recursos primarios, pero mucho de ello dependerá de políticas de apoyo de cara a la financiación de nuevos emprendimientos nacionales que promuevan valor agregado en territorio nacional. Pero más allá de este tema puntual, sin dudas un disparador clave es la discusión en curso por una ley de movilidad sustentable a nivel nacional, algo que aún se mantiene en tratamiento legislativo desde hace varios meses. ¿Qué pensás al respecto?
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