Las grandes transformaciones que se han evidenciado en los últimos años han modificado el perfil y dinámica de las ciudades. Y lógicamente las condiciones de vida en ellas. Es por ello que estos temas son cada vez más sujetos de análisis de gobiernos e incluso grandes consultoras mundiales que buscan monitorear la capacidad que tienen las ciudades de acoger a sus habitantes dentro de su entorno natural y con condiciones de vida digna para todos los estratos sociales.
La base del desarrollo no solo es poder proteger la biodiversidad de los territorios, sino también poder combinar la protección ambiental con el desarrollo social y económico de las personas. Dicho de otra manera, no sirve de nada que los habitantes respiren aire limpio si no tienen trabajo y alimento disponible en sus hogares.
Por más simple que parezca, en muchos casos la elevada densidad demográfica y los desafíos que acarrea, dificultan las acciones de los gobiernos para satisfacer las demandas de sus ciudadanos. Incluso en el escenario post pandemia, con cierta redefinición de la lógica de las ciudades y su funcionamiento, surgen nuevas necesidades que deben enfrentarse para evitar quedar debajo de los niveles dignos de vida.
Tan importante se considera esta problemática dentro de las ciudades sostenibles e inteligentes y tan expuesta quedó las dificultades de los gobiernos para sobrellevarlas, que siempre es importante contar con información y análisis de apoyo para la mejor toma de decisiones. En este caso, el aporte lo trae el Índice de Ciudades Sostenibles del 2022 realizado por la consultora Arcadis en el que se focalizó la evaluación en el eje de “prosperidad”.
Se trata de la 5ta edición de este informe que clasifica las 100 grandes ciudades que más se destacan en cuestiones medioambientales, sociales y económicas en todo el mundo. Los resultados no fueron para nada felices para América Latina, ya que ¡hay que bajar hasta el puesto 78! para encontrar una ciudad de nuestra región en este índice.
Oslo se llevó el primer puesto en la clasificación general gracias a su plan estratégico para impulsar la sostenibilidad . Estocolmo, considerada una de las ciudades más sostenibles del planeta ocupó el segundo puesto. Copenhague con su plan de reducción de emisiones de carbono se llevó el tercero. Por detrás, arañando, aparece Berlín.
La empresa neerlandesa que se dedica al diseño y la ingeniería sostenible ubicó en ese puesto a Bogotá (Colombia) como la primera ciudad dentro del ranking a nivel de Latinoamérica. México (79) y Santiago de Chile (80) cerrarían el podio. Lima(81) y Buenos Aires (82), son las otras ciudades de la región que entraron en el ranking.
“Bogotá es una ciudad que lucha por la prosperidad en términos de personas y beneficio, pero es un faro de la luz en su desempeño ambiental. Es la única ciudad en desarrollo para aparecer en el ‘top 40′ del índice, ubicándose en un vigésimo lugar excepcional”, expresaron los investigadores.
Prosperidad como modelo sustentable
Quedó en evidencia que es una misión sumamente difícil la de impulsar modelos sostenibles en todo el mundo. Por esta razón, para los gobiernos del mundo resulta mucho más importante mejorar las condiciones de vida de sus habitantes que impulsar cámaras con Inteligencia Artificial (IA).
Hacia ese punto es donde apuntan desde el índice de la consultora, que en un comunicado oficial expresó: “Para ser verdaderamente sostenibles, las ciudades deben mirar más allá del desarrollo económico, se debe mirar la salud de su entorno natural y la calidad de vida de la gente que vive allí”.
Por eso mismo, los criterios que utilizó la consultora para evaluar a las ciudades fueron: calidad del aire, espacios verdes o gestión de residuos, así como políticas públicas, consumo energético o las emisiones de CO₂ y las inversiones en la transición energética.
Bogotá también fue reconocida como una de las “Ciudades más arboladas del mundo”
Más sobre Bogotá
La ciudad colombiana no solo fue reconocida como uno de los Destinos Turisticos Inteligentes (DTI) del continente, sino que también fue reconocida como una de las “Ciudades Arboladas del Mundo” por su trabajo en la silvicultura urbana y comunitaria.
Dicha distinción fue otorgada por la Fundación Arbor Day y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), le permitió a la capital colombiana sumarse a las 138 ciudades de 65 países que ostentan esa membresía.
De esta manera se posiciona como una de las ciudades de Sudamérica que más ha trabajado en pos de recuperar la biodiversidad e impulsar el espíritu sustentable en la región.