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La adopción de vehículos autónomos en el transporte público está revolucionando la movilidad urbana alrededor del mundo. Desde Málaga hasta Buenos Aires, ciudades pioneras están demostrando cómo la tecnología puede hacer que el transporte sea más eficiente, seguro y sostenible.

El transporte público de pasajeros ha sido fundamental para la movilidad de las personas en las ciudades a lo largo del tiempo. Sin embargo, con la creciente congestión del tráfico y la preocupación por el impacto ambiental, la necesidad de soluciones innovadoras en el transporte público se ha vuelto más evidente que nunca. La introducción de vehículos autónomos en el transporte público es una de esas respuestas que, aunque de manera lenta, está ganando terreno en diferentes partes del mundo.

El uso de vehículos autónomos en el transporte público no solo promete una mayor eficiencia y comodidad para los pasajeros, sino que también puede tener un impacto significativo en la reducción de la congestión del tráfico y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Además, la innovación en el transporte público puede ayudar a mejorar la accesibilidad para personas con movilidad reducida y a hacer que las ciudades sean más habitables y sostenibles en general.

 El transporte autónomo es una innovación revolucionaria en el ámbito del transporte que promete cambiar radicalmente la forma en que nos movemos de un lugar a otro. Imagina un vehículo capaz de conducirse por sí mismo, sin necesidad de la intervención humana. Eso es precisamente lo que representa el transporte autónomo.

En pocas palabras, el funcionamiento del transporte autónomo se basa en la integración de diversas tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, los sistemas de sensores, el procesamiento de datos y la conectividad, por citar algunas. Estos vehículos utilizan sensores, cámaras, radares y sistemas de navegación GPS para detectar su entorno y tomar decisiones en tiempo real.

El corazón de un vehículo autónomo es su sistema de inteligencia artificial (IA), que recibe información en tiempo real de los sensores y utiliza algoritmos complejos para interpretar esa información y tomar decisiones de conducción seguras y eficientes. Este sistema es capaz de identificar peatones, vehículos, señales de tráfico, obstáculos y cualquier otro elemento en su entorno, lo que le permite navegar de manera autónoma por las calles y carreteras.

Además, estos vehículos autónomos están diseñados para comunicarse entre sí y con la infraestructura circundante, lo que les permite coordinar sus movimientos y evitar colisiones. Todo esto se traduce en una conducción más segura, eficiente y cómoda para los pasajeros, así como en una reducción de los accidentes de tráfico y de la congestión en las carreteras.

En los últimos años este tipo de vehículos se fue introduciendo en diversas ciudades del mundo, aquí te contamos los casos más relevantes.

Málaga, en España, se ha convertido en una ciudad pionera en la implementación de vehículos autónomos en el transporte público. En colaboración con varias compañías e instituciones, Málaga ha lanzado el primer autobús de gran capacidad completamente autónomo en Europa. Este autobús, un Irizar ie bus eléctrico de 12 metros, es el resultado del proyecto AutoMOST, que involucró a diversas organizaciones españolas, como el operador Avanza, Grupo Irizar, y varias universidades y entidades gubernamentales.

El autobús autónomo de Málaga ha sido modificado con tecnología de vanguardia, incluyendo actuadores electromecánicos en el pedal de freno y el volante, así como sistemas de percepción y decisión controlados por computadora. Esta innovación no solo representa un avance tecnológico significativo, sino que también demuestra el compromiso de Málaga con la creación de un sistema de transporte público más eficiente y sostenible.

Otro ejemplo destacado de la evolución del transporte público autónomo se encuentra en China, donde la ciudad de Guangzhou ha lanzado la primera línea de autobús autónomo de nivel 4 para uso público.

Esta línea de autobús opera en la ruta Nansha 23 y utiliza tecnología de conducción autónoma para realizar el recorrido de manera completamente automática. Con capacidad para seis pasajeros, esta innovación representa un paso significativo hacia el futuro del transporte público en China.

En la ciudad de Seúl, la capital de Corea del Sur, autobuses autónomos y sin conductor han comenzado a operar en algunas de las zonas más concurridas de la ciudad durante altas horas de la madrugada. Estos autobuses, que forman parte de la nueva línea A21, brindan servicio exclusivamente durante la noche, conectando distritos populares como Hongdae y Dongdaemun.

Esta iniciativa no solo proporciona una opción de transporte seguro y conveniente para los residentes nocturnos de Seúl, sino que también destaca el potencial de los vehículos autónomos para mejorar la movilidad en las ciudades en todas las horas del día.

Singapur se destaca como un líder mundial en la implementación del transporte autónomo, habiendo lanzado varios programas piloto de este tipo de vehículos en el transporte público. La Autoridad de Transporte Terrestre (LTA) de Singapur, en colaboración con empresas tecnológicas y universidades, ha puesto en marcha autobuses autónomos y servicios de transporte compartido en varias partes de la ciudad.

Estos proyectos no solo buscan mejorar la eficiencia del transporte público, sino también reducir la congestión y las emisiones de carbono, alineándose con la visión de Singapur de ser una “ciudad Inteligente, sustentable e innovadora”.

Argentina se ha destacado en Latinoamérica con la implementación de su primer autobús autónomo y eléctrico, actualmente en etapa de prueba en el Parque de Innovación de la Ciudad de Buenos Aires. Este proyecto es una colaboración entre el gobierno porteño y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que importaron el autobús desde Francia para evaluar su viabilidad en la ciudad.

El autobús autónomo argentino, que emite un sonido similar al de los tranvías, puede alcanzar velocidades de hasta 25 kilómetros por hora, aunque opera a no más de 11 km/h por motivos de seguridad en su circuito de prueba. Con 5 paradas predefinidas, el autobús puede detenerse automáticamente sin necesidad de señales manuales. Equipado con sistemas de percepción que detectan personas y objetos, el autobús ajusta su velocidad en consecuencia.

Este vehículo autónomo se encuentra en el nivel 3 de conducción autónoma, lo que significa que su automatización es condicional y opera bajo ciertas circunstancias específicas. Un operador humano permanece a bordo para supervisar, aunque no necesita monitorear activamente el entorno ni intervenir, excepto en situaciones excepcionales.

Otro punto a favor es su funcionamiento 100% eléctrico, lo que elimina las emisiones de carbono. Con una carga completa, el autobús tiene una autonomía de 10 horas y un tiempo de carga de entre cuatro y cinco horas, con la posibilidad de optimización mediante cargadores ultrarrápidos.

Los casos mencionados representan solo algunos ejemplos de la evolución del transporte público autónomo en el mundo. Estas innovaciones no solo ofrecen soluciones efectivas para los desafíos actuales en la movilidad urbana, sino que también señalan un futuro emocionante y prometedor para el transporte público a nivel global. Con un enfoque en la colaboración entre el sector público y privado, así como en la adopción de tecnologías de vanguardia, las ciudades pueden seguir avanzando hacia sistemas de transporte público más eficientes, seguros y sostenibles en el futuro.

Video – Vehículos autónomos en el transporte público (Utopía Urbana)

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