El sector de la economía del conocimiento es estratégico para Argentina por su potencia a la hora de generar exportaciones e ingreso de divisas. Además tracciona un buen número de nuevos puestos de trabajo con una producción de alto valor agregado, que se sostienen en activos estratégicos como el talento y el emprendedorismo.
Usualmente se escucha hablar de la economía del conocimiento. Es un término muy extendido pero poco definido y delimitado. Entonces ¿Qué es y qué sectores la integran?
Según el gobierno nacional argentino, es “el conjunto de actividades productivas que utilizan la información y los avances derivados de la ciencia y la tecnología para generar valor y ofrecer a la sociedad nuevos productos y servicios, que pueden ser aprovechados por todas las ramas de la producción y mejoran la calidad de vida de las personas”.
Estas actividades incluyen desarrollo de software, producción audiovisual, biotecnología, servicios geológicos, servicios relacionados con la electrónica y las comunicaciones, nanotecnología, industria aeroespacial, ingeniería nuclear y soluciones 4.0 (robótica, inteligencia artificial, internet de las cosas -IoT, etc.), entre otras.
Para estimular su desarrollo, el gobierno argentino creó en 2019 el Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento (Ley 27.506), que luego fue modificado y ampliado por una nueva ley en 2020 (Ley 27.570). Este régimen otorga un bono mensual para pagar impuestos nacionales, un descuento de hasta el 60% en el Impuesto a las Ganancias y una reducción a 0% de los derechos de exportación de servicios, para todas las actividades productivas enmarcadas en este sector. Este régimen de promoción terminó siendo una continuidad al proceso iniciado por la predecesora Ley de Promoción de la Industria de Software (Ley 25.922) que había sido creada en 2004 con vigencia por 10 años, pero luego extendida hasta 2019.
En este contexto y en línea con el Régimen de Promoción, la semana pasada el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Ministerio de Relaciones Internacionales de Argentina firmaron un acuerdo para estimular la internacionalización de las empresas del sector de la economía del conocimiento.
“La industria del conocimiento genera empleos de calidad y ya totalizó ingresos de entre US$ 6.000 y 7.000 millones, compitiendo con la industria automotriz por el segundo lugar en exportaciones«, resaltó el ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, durante la reunión. Ambos sectores disputan quién le sigue al principal complejo exportador de Argentina, que es el sojero.
El crecimiento exponencial de esta industria se puede observar en los puestos de trabajó que ha generado, ya que pasó de 12 mil empleados en 2004 a 120 mil empleados actualmente. El Ministerio de Desarrollo Productivo comandado por MatÍas Kulfas apunta a llegar a 250.000 hacia el año 2030.
A partir de este convenio, Cafiero y Filmus, titulares del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación respectivamente, junto a otros funcionarios, establecieron una hoja de ruta para promover las exportaciones no tradicionales en actividades intensivas en conocimientos.
Esto puede ser una buena noticia en un sector que más allá de la importancia del nivel de sus exportaciones actuales, no logró que las mismas tengan una tendencia expansiva en los últimos años, a diferencia de sus principales países competidores y del total mundial. Eso decantó en una pérdida de share de Argentina en la exportación de servicios basados en conocimiento en el largo plazo (del 0,44% en 2010, a 0,27% en 2019 y a 0,25% en 2020), según Argencon (entidad que nuclea a empresas prestadoras de servicios de todos los verticales de la Economía del Conocimiento en Argentina).
Sin dudas, a los activos estratégicos de Argentina como las capacidades de innovación y la buena fuente de recursos humanos calificados, se le contraponen factores derivados de la imprevisibilidad y evolución macroeconómica, dificultades regulatorias y normativas, e incluso limitaciones en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) que se están tratando.
El pujante sector fintech
Uno de los sectores productivos de referencia y de mayor crecimiento dentro de la economía del conocimiento son las empresas fintech, que combinan finanzas con soluciones tecnológicas.
A nivel global, a pesar de la incertidumbre por la pandemia de COVID-19 y la retracción económica, este sector viene recibiendo cada vez más inversión. En el tercer trimestre de 2021, las fintech recibieron un 173% más de dinero que en el mismo periodo del año pasado, según cifras del Boston Consulting Group (BCG).
Dentro de estas inversiones se destaca en primer lugar el continente americano, que recibió US$ 56 mil millones.
En lo que respecta a Argentina, cerca de US$1 mil millones están dirigidos a empresas locales, ya que el sector fintech del país representa el 12% de los US$ 8 mil millones que llegaron en 2021 a la región.
Pese a contar con una economía en crisis, Argentina es uno de los referentes de la región en el ecosistema fintech y su bajo costo relativo es una gran ventaja en comparación con otras potencias regionales como Brasil. En Argentina se contabilizan más de 230 empresas fintech y el ritmo de crecimiento del empleo en 2021 se aproxima al 40%.
Además, el país tiene una arraigada cultura emprendedora que, aunque choque contra distintas barreras económicas, genera startups de gran proyección que atraen a los inversionistas y en ciertas ocasiones se convierten en unicornios, como es el caso de Ualá.