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Ante la falta de espacio en las grandes ciudades, la arquitectura subterránea emerge como una alternativa innovadora. Los rascasuelos, edificaciones que se desarrollan hacia las profundidades en lugar de hacia el cielo, prometen optimizar el uso del suelo, reducir el impacto ambiental y redefinir la vida urbana.

Cuando pensamos en rascacielos, imaginamos estructuras imponentes que desafían la gravedad con su altura. Sin embargo, un nuevo concepto arquitectónico busca invertir esta ecuación: los rascasuelos. Se trata de construcciones subterráneas que, en lugar de elevarse hacia el cielo, se adentran en las profundidades de la tierra. 

De esta manera ofrecen una solución innovadora ante la creciente escasez de suelo en las grandes ciudades y la necesidad de reducir el impacto ambiental de la construcción moderna.

Un rascasuelos es un edificio que se desarrolla principalmente bajo la superficie terrestre. En lugar de ocupar espacio en el horizonte urbano, estas estructuras se extienden en múltiples niveles subterráneos, proponiendo una alternativa sostenible a los rascacielos tradicionales.

El diseño de estos edificios no solo busca resolver problemas de densidad urbana, sino también optimizar el consumo de energía, mejorar la resistencia ante desastres naturales y garantizar una climatización más eficiente en los espacios interiores.

A pesar de sus múltiples beneficios, los rascasuelos presentan importantes desafíos técnicos y logísticos que deben ser abordados para garantizar su viabilidad:

  • Iluminación y ventilación: Al estar bajo tierra, la falta de luz natural y la necesidad de sistemas eficientes de ventilación son retos fundamentales. Sin embargo, soluciones como espejos, fibra óptica y sistemas de aire forzado pueden ayudar a mitigar estos problemas.
  • Impacto psicológico: Trabajar o vivir en espacios subterráneos puede generar sensación de claustrofobia en algunas personas. Diseñar espacios amplios, con iluminación artificial que simule la luz natural, puede mejorar la experiencia del usuario.
  • Humedad y drenaje: La interacción con el subsuelo implica riesgos de filtraciones y acumulaciones de agua, por lo que es imprescindible contar con materiales impermeables y sistemas avanzados de drenaje.
  • Costos de construcción: Excavaciones profundas y estructuras reforzadas pueden incrementar significativamente el costo de estos proyectos, lo que limita su desarrollo a ciudades con presupuestos adecuados.

Aunque el concepto de rascasuelos aún está en sus primeras fases de desarrollo, algunos países ya han comenzado a explorar esta idea:

  • Earthscraper (Ciudad de México) – proyecto: En el centro de la capital mexicana se ha propuesto una pirámide invertida de 65 niveles bajo tierra, un proyecto que busca ofrecer una solución innovadora a la falta de espacio en la ciudad.
  • Underground City (Pekín) – construido pero inhabilitado: En la capital china, un sistema de túneles y estructuras subterráneas ha sido utilizado como refugios y áreas comerciales, mostrando el potencial de expandir la vida urbana bajo la superficie. No obstante está cerrado al público actualmente.
  • Shanghai Earthscraper – construido: El InterContinental Shanghai Wonderland, también conocido como el Shanghai Quarry Hotel, es un hotel de lujo construido en una cantera abandonada en Songjiang, a unos 30 kilómetros del centro de Shanghái. Este innovador proyecto, inaugurado en noviembre de 2018, es considerado el primer «rascasuelos» del mundo, ya que 16 de sus 18 pisos se encuentran por debajo del nivel del suelo, extendiéndose hasta 88 metros de profundidad.

Uno de los proyectos más ambiciosos en este campo es el diseñado por el estudio de arquitectura BNKR en México. Conocido como Rascasuelos, esta estructura busca ser una torre invertida construida bajo tierra en el corazón de la Ciudad de México, específicamente en la Plaza del Zócalo.

Este innovador edificio contaría con 10 plantas dedicadas a un museo y un centro cultural sobre la historia azteca, seguidas por un centro comercial subterráneo y, más abajo, una zona residencial equipada con todas las comodidades modernas. Las plantas más profundas estarían destinadas a oficinas, diseñadas con zonas verdes y amplios espacios para simular la experiencia de estar en un rascacielos tradicional.

La estructura tendría una gran cristalera en la superficie que permitiría el ingreso de luz natural y ofrecería una conexión visual con el exterior. De esta manera, se busca equilibrar las necesidades de urbanización con un enfoque ecológico y sostenible.

Los rascasuelos representan una propuesta innovadora para enfrentar los desafíos del crecimiento urbano y la sostenibilidad. Aunque su implementación todavía enfrenta barreras tecnológicas y económicas, estos proyectos podrían convertirse en una alternativa viable en las grandes metrópolis del mundo, permitiendo una expansión ordenada y eficiente de las ciudades sin sacrificar espacio en la superficie.

A medida que la arquitectura y la ingeniería avanzan, la idea de construir hacia abajo en lugar de hacia arriba podría redefinir por completo el urbanismo del futuro. ¿Será posible que en unas décadas veamos ciudades enteras bajo nuestros pies?

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