En tiempos de constante transformación y desafíos complejos, surge la necesidad de replantear las bases de nuestras interacciones y las soluciones a los problemas sociales que enfrentamos. El «Método Che» representa una propuesta innovadora que, a través de un enfoque de inteligencia colectiva, busca construir un futuro común y sostenible para la sociedad.
Ernesto Figueroa, es co-creador de esta iniciativa y además investigador y coordinador del Federal Lab en Argentina. El especialista dialogó en exclusiva con Utopía Urbana y describió a Metodo Che como una «cofradía de profesionales» de diversas disciplinas, desde antropólogos y sociólogos hasta médicos y trabajadores sociales que “comparten un objetivo: rediseñar y resignificar la forma en que abordamos el bien común” por medio de laboratorios urbanos.
El origen del Método Che se remonta al año 2001, cuando Argentina atravesaba una crisis social y económica que dejó una huella profunda en la sociedad. Este contexto desafiante fue el caldo de cultivo para una nueva visión del trabajo comunitario, una visión en la que, según Ernesto, «la clave no son las respuestas, sino las preguntas». En lugar de centrarse en soluciones preestablecidas, el Método Che se basa en la exploración de preguntas que promuevan la reflexión y la construcción de caminos novedosos hacia un futuro compartido.
Para el especialista el nombre esconde el objetivo común de esta entidad: “Che significa comunidad, y ahí nos parece interesantísimo esa idea, esa diada de no hay posibilidad de pensar lo comunitario si no damos cuenta de las singularidades, si no damos cuenta de las complejidades de los distintos territorios, de los distintos dolores, de las distintas profesiones, de los distintos sueños que hay, que conviven, eso también es la democracia”.
LA DUALIDAD DEL “CHE”: SINGULARIDAD Y COMUNIDAD
El nombre del método no es casual. Proviene de la palabra «Che» en la lengua mapuche, que tiene dos acepciones fundamentales: «persona» y «comunidad». Esta diada se convierte en el corazón de la propuesta, ya que, como explica Ernesto, el Método Che defiende la importancia de considerar tanto las particularidades individuales como el tejido colectivo que nos une, creando un espacio para el diálogo intersubjetivo y la diversidad de perspectivas.

Esta visión se inspira en la sabiduría de las culturas indígenas patagónicas, donde “la cabeza piensa donde los pies caminan”, resaltando la importancia de la conexión con el territorio y la historia. La Patagonia, con su vastedad y su rica tradición cultural, sirve como el escenario ideal para repensar las relaciones humanas y los modelos de organización social.
En síntesis, y tal como expresan en su propia cuenta de Instagram, el Método Che es una metodología para diseñar, organizar, estimular y acelerar procesos de inteligencia colectiva.
LABORATORIO DE INNOVACIÓN: UN ESPACIO PARA LA REFLEXIÓN Y LA CREACIÓN
El Método Che se materializa principalmente a través de laboratorios de innovación social, espacios en los que se fomenta la colaboración entre diversos actores, incluidos profesionales, ciudadanos y organizaciones de distintas áreas. Estos laboratorios no son espacios tradicionales de investigación científica, sino «un lugar para detenerse, reflexionar y encontrar nuevas preguntas”, comenta Ernesto.
“Hoy el desafío de la democracia en la Argentina no tiene que ver con buscar respuesta y mirar al cielo como Homero Simpson con la lluvia sobre la cara y preguntar por qué, sino me parece que la gran disyuntiva que hoy tenemos es cómo construimos preguntas que sean movilizadoras. ¿Qué es la democracia en la Argentina? ¿Qué es el Estado en la Argentina? ¿Qué es la educación pública en la Argentina? ¿Qué es la salud pública en la Argentina? ¿Qué es la dirigencia política, la dirigencia gremial? ¿Cuáles son sus contornos, sus límites?”, comunicó Figueroa.
La pandemia de COVID-19 fue un catalizador que ayudó a la sociedad a comprender mejor el concepto de laboratorio, al observar cómo los científicos de todo el mundo se unieron para desarrollar rápidamente vacunas. Para Ernesto, este ejemplo de colaboración internacional representa una forma de organización que debería ser adoptada en otros ámbitos.
Estos laboratorios buscan construir «vacunas» sociales y económicas para los problemas contemporáneos, entendiendo que en un mundo con recursos limitados y complejidades crecientes, es esencial tomar tiempo para pensar antes de actuar. «No nos reunimos para confirmar lo que ya sabemos, sino para descubrir en la diversidad, en la incomodidad y, sobre todo, en la incertidumbre», afirmó el coordinador del Neuquén Lab y del Federal Lab. Esta mentalidad desafía la tendencia a buscar respuestas rápidas y alienta un enfoque más deliberado y profundo para enfrentar los problemas sociales.
LA COLABORACIÓN COMO PILAR FUNDAMENTAL
La colaboración es otro de los ejes centrales del Método Che. Ernesto subraya que “la colaboración no es una moda ni filantropía institucional”. Inspirado en la rapidez y eficacia con la que la comunidad científica desarrolló las vacunas durante la pandemia, el Método Che apuesta por un enfoque colaborativo que reúna a personas de distintas procedencias y conocimientos. Así, al igual que la vacuna se logró en cuatro meses gracias a la cooperación de universidades, gobiernos, científicos y empresas de todo el mundo, el Método Che propone una colaboración que trascienda fronteras y disciplinas.
“No trabajamos tanto en cuál es la respuesta al problema, sino cuál es la pregunta, tratar de entender cuál es el problema que vamos a tratar de abordar, si es hepatitis, si es meningitis, antes de pensar en la vacuna, definamos cuál es la enfermedad, cuál es el problema y nos parece que los laboratorios siguen siendo un espacio muy interesante”, analizó Figueroa.
«¿Por qué no usamos esa tecnología colaborativa para vivir mejor?», se pregunta Ernesto. A través de esta idea, invita a repensar nuestras comunidades y crear ciudades más inclusivas y sostenibles. El Método Che se presenta como una plataforma para generar visiones comunes y diseñar el futuro de manera colectiva.
EL FUTURO DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
En su visión para el futuro, el Método Che no solo busca mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, sino también revitalizar la participación democrática en la toma de decisiones. Ernesto sostiene que «la inteligencia colectiva» es fundamental para avanzar hacia una sociedad en la que la ciudadanía no sea solo una espectadora, sino protagonista de los cambios necesarios. “Si hay incomodidad e incertidumbre, hay participación y más chances de que haya inteligencia colectiva”, recalca Ernesto, resaltando la importancia de la diversidad de opiniones y de contextos en cualquier proyecto de innovación social.
Este método plantea un «cómo» inclusivo que permita a las personas involucrarse y entender que su voz importa, independientemente de su nivel de experiencia o de su formación profesional. Los laboratorios son el vehículo para esta participación, proporcionando un espacio en el que se recogen las ideas de las personas que enfrentan los problemas de primera mano y que, en muchos casos, también tienen las respuestas.
UNA INVITACIÓN A LA ACCIÓN
El Método Che no pretende ser una receta mágica ni una solución inmediata a los desafíos sociales. En cambio, se presenta como una forma de «mapear las futuras ideas que nos parecen clave hoy en este presente tan extraño, pero desafiante a su vez», concluye Ernesto. En un mundo en el que los problemas son cada vez más complejos y las soluciones convencionales ya no parecen suficientes, el Método Che invita a todos a ser parte de un proceso de transformación basado en la colaboración, la reflexión y la búsqueda de un «cómo» que beneficie a todos.
Con su enfoque en el respeto por la diversidad, el valor de las singularidades y la importancia de la construcción colectiva, el Método Che se perfila como un proyecto pionero en innovación social, comprometido en generar un cambio real y significativo para el futuro.
En Síntesis: Método Che
Emprendimiento: Método Che
¿Qué es?: Iniciativa de innovación social que busca transformar el entorno mediante la colaboración y el trabajo comunitario, fomentando la participación ciudadana y la diversidad de perspectivas.
Ubicación: Patagonia Argentina, con proyectos en diversas localidades de la región.
Técnicas Utilizadas: Dinámicas de grupo, laboratorios de innovación, inteligencia colectiva, enfoques participativos, colaboración interinstitucional.
Impacto: Fomentó la participación activa de la comunidad en la resolución de problemas locales, impulsó el desarrollo de proyectos sostenibles que respetan la cultura y el medio ambiente, fortaleció la red de colaboración entre diferentes actores sociales y económicos.
Logros: Creación de espacios de diálogo y cooperación que han resultado en iniciativas concretas y sostenibles, empoderamiento de comunidades locales a través de la capacitación y el desarrollo de habilidades, impacto positivo en la cohesión social y la resiliencia comunitaria.
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