En un mundo cada vez más urbanizado, la búsqueda de soluciones sostenibles y equitativas para nuestras ciudades es más urgente que nunca. La Red Internacional de Ciudades Inteligentes (RICI) de México, liderada por Osvaldo Mireles, emerge como un referente en la transformación urbana, poniendo a las personas en el centro del desarrollo. Aquí nos cuenta acerca de la Red y su impacto.
¿Qué es RICI y por qué es importante?
RICI es una organización que promueve la creación de ciudades inteligentes, innovadoras e inclusivas, donde la tecnología se utiliza para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y abordar desafíos como el cambio climático y la desigualdad. A través de la colaboración entre gobiernos, empresas, academia y sociedad civil, RICI busca impulsar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en las ciudades.
“Estamos centrados en lo que respecta a la innovación e inclusión, siempre de la mano de la resiliencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana. Queremos promover las ciudades inteligentes con la colaboración de los distintos agentes urbanos, incluidos la ciudadanía”, le aclaró el especialista a Utopía Urbana.
Desde el año 2018 Osvaldo Mireles y sus socios empezaron a trabajar y formarse en ciudades inteligentes. Entendiendo la necesidad de avanzar en la generación de espacios de trabajo para incorporar los ODS en la Agenda Urbana mexicana entendieron que era más que necesario empezar a transformar paulatinamente la gestión y la administración pública, sin que eso signifique aislarse del capital privado y la academia.
Por eso, algunos años después, más precisamente en 2021 nació la Red Internacional de Ciudades Inteligentes (RECI): «Iniciamos este camino pensando en facilitar la transformación urbana sostenible, promoviendo ciudades innovadoras, inclusivas con resiliencia ambiental y la colaboración entre los distintos agentes urbanos».
Desde ese entonces han avanzado en el diálogo con los gobiernos buscan promover el Objetivo 17 de los ODS de las alianzas estratégicas «Solo siempre se puede avanzar, pero en colaboración con más actores avanzas cien veces mucho más rápido. Hoy en día nos centramos en un aspecto que a veces no tocan las ciudades inteligentes y es la ciudadanía en el centro. Pensamos siempre en la calidad de vida de los ciudadanos».
«Si el ciudadano no está en el centro de la gestión urbana no sirve de nada plantear ciudades inteligentes. Nos proponemos no dejar a nadie atrás», afirmó Osvaldo Mireles, presidente de RICI.
CIUDADANÍA COMPROMETIDA CON LAS SMART CITY
La tecnología es una herramienta poderosa para mejorar nuestras ciudades, pero no es suficiente. Para construir ciudades verdaderamente inteligentes, debemos integrar la tecnología con la cultura y los valores de las comunidades. Osvaldo Mireles, fundador de RICI, explica cómo su organización está trabajando para lograr esta integración y garantizar que los beneficios de la urbanización inteligente lleguen a todos los ciudadanos.
«Si no se integra la cultura a las ciudades inteligentes no se puede avanzar. Los gobiernos no pueden iniciar procesos de conectividad si no se liga a una transformación digital que vaya a la comunidad más lejana o se integre a la comunidad. Si no hay integración es difícil que se genere un beneficio real en la sociedad», destacó Mireles.
Por eso mismo desde RICI han integrado diversas estrategias de capacitación para la ciudadanía buscando conocer sobre ciudades inteligentes pero también pudiendo integrarse a la estructura ideal de la urbanización smart: «Queremos integrar ciudadanías y gobiernos y la academia. Es un punto muy importante para RICI».
MODELO SMART EUROPA Y LATAM
La implementación de ciudades inteligentes no es un proceso uniforme a nivel mundial. Cada región enfrenta desafíos únicos que requieren soluciones personalizadas. Osvaldo Mireles, fundador de RICI, destaca la importancia de adaptar los modelos europeos a la realidad latinoamericana, al tiempo que resalta las oportunidades de aprendizaje mutuo entre ambos continentes. En esta sección de la entrevista, exploraremos cómo RICI está facilitando la transferencia de conocimiento y promoviendo la adaptación de las mejores prácticas a diferentes contextos.
«Se trata de dos continentes distintos y muchas veces la tropicalización de estos proyectos es importante porque cada ciudad tiene problemáticas distintas. Pero a veces hay casos donde se pueden replicar los mismos modelos. Hemos hecho comparativas entre procesos en Ecuador y Rumania y funcionaron de la misma manera», destacó.
“Hay cosas que se pueden integrar. Como así también podemos conocer los errores que tuvieron en Europa para solo aplicar los casos de éxito de manera más rápida y eficiente para ir perfeccionando las prácticas y difundir el conocimiento”, concluyó.
SITUACIÓN PARTICULAR DE MÉXICO
Las ciudades inteligentes no son solo un conjunto de tecnologías; son espacios donde las personas viven, trabajan y se relacionan. Sin embargo, el desarrollo de estas ciudades a menudo se centra en aspectos tecnológicos, dejando de lado las necesidades de los grupos más vulnerables. Es fundamental que las ciudades inteligentes prioricen la inclusión social y garanticen que los beneficios de la urbanización lleguen a todos los habitantes, especialmente a aquellos que enfrentan mayores desafíos.
“Cada país tiene su problemática específica. Podemos decir que la gestión de los residuos y la movilidad son algunos de los problemas más comunes. Pero no son el único problema. En México hay 60 millones de personas en pobreza, de las cuales 20 millones están en pobreza extrema. Esta parte de inclusión y combatir la pobreza es uno de los ejes más importantes de la consciencia colectiva y la educación ciudadana”, explicó el especialista.
No hay que dejar a nadie atrás. Hay personas que realmente no tienen oportunidades de inclusión o integración. Hay que trabajar buscando generar un impacto más allá de las problemáticas que persiguen las ciudades, porque si no integramos a los más rezagados es complicado avanzar.
En definitiva, la construcción de ciudades inteligentes requiere un enfoque integral que vaya más allá de la tecnología y aborde las desigualdades sociales. La gestión de residuos, la movilidad y otros desafíos urbanos son importantes, pero no deben eclipsar la necesidad de garantizar que todos los ciudadanos se beneficien de los avances de la urbanización. Al integrar a los más vulnerables y promover la inclusión social, las ciudades inteligentes pueden convertirse en espacios más justos, equitativos y sostenibles para todos
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