La pandemia de coronavirus en 2020 fue sin dudas un antes y un después en la sociedad. Aunque claro en un principio desde un lugar de angustia, con el paso del tiempo las enseñanzas que las ciudades han tenido que empezar a incorporar son fundamentales para diseñar y pensar la ciudad del futuro. Un hecho concreto es el de Río Grande en la provincia argentina de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, que ante la crisis producida por el aislamiento vio como peligró el abastecimiento de alimentos a sus ciudadanos.
En exclusiva con Utopía Urbana, Facundo Armas, Subsecretario de Desarrollo Productivo del Municipio de Río Grande, quien explicó el innovador plan municipal para poder generar una soberanía alimentaria y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos: “Al vivir en un contexto insular, con poco desarrollo de la actividad frutihortícola y pecuaria, las restricciones y los principales diagnósticos cuando iniciamos es que el 97% de los alimentos que se consume son traídos”. Vale aclarar que Río Grande cuenta con una población superior a los 100 mil habitantes y se ubica en la isla de Tierra del Fuego, en el extremo sur de la República Argentina y que ya ha empezado a plantear distintas estrategias tecnologicas y de e-sports para poder integrarse al mundo digital.

Pero no muere solo ahí, porque detrás de esta problemática se esconde un costo extra que incrementa los precios por los largos y costosos viajes que suelen llegar hasta cinco días de camiones en las rutas. “Tienen escasa trazabilidad y muchas veces son productos de descarte que pierden las propiedades por el congelado para llegar a Tierra del Fuego”, se lamentó el funcionario.
Además de los problemas económicos y de desabastecimiento, la mala calidad de los alimentos que ingresan a la ciudad genera diversos inconvenientes en la región: “Hay altos índices de obesidad infantil por mala nutrición. Desde el municipio empezamos a trabajar con los distintos sectores históricos de nuestra ciudad”, agregó Facundo. Por otra parte, el especialista y Licenciado en Administración rural aseguró: «Importante destacar que todo lo que sucede en nuestra ciudad en materia de transición hacia la Soberanía Alimentaria es decisión política del intendente Martin Perez».
RESPUESTAS LOCALES A LA DEMANDA
Ante esta problemática, el municipio de Río Grande ha iniciado una serie de proyectos destinados a fomentar la producción local de alimentos. La pandemia de COVID-19 amplifica la necesidad de producir alimentos propios, motivando al municipio a colaborar con diversos sectores históricos de la ciudad para promover una alimentación fresca, sana y segura. La ciudad ha comenzado con la producción de lechuga y diferentes tipos de hojas verdes, y ha implementado granjas porcinas y avícolas junto con la pesca artesanal.
«Triplicamos la superficie cultivada y contamos con una plantinera de mil metros cuadrados que nos permite producir plantines de 20 variedades de frutas y verduras», comenta Armas. Este proyecto beneficia a los pequeños productores de la zona, acortando los tiempos productivos y mejorando la economía local.

Río Grande ha lanzado varios proyectos innovadores para solucionar los problemas de acceso y calidad de los alimentos en la región. Actualmente, está en ejecución el proyecto del Mercado de Productores Locales, un mercado concentrador donde los productores podrán comercializar directamente con los consumidores en el centro de la ciudad, en una esquina histórica. Este proyecto busca acortar las cadenas de suministro y garantizar la frescura de los productos: “Hay una clara inversión estatal que busca generar un apalancamiento al sector productivo expandiéndose a toda la provincia”, afirmó el Subsecretario de Desarrollo Productivo del Municipio de Río Grande.
Además, el municipio ha lanzado la marca RGA Alimentos, en colaboración con la sociedad estatal Río Grande Activa, para la producción de pollo fresco, siendo el único proveedor de este producto en la provincia. “En un acuerdo con una escuela histórica, se tomó posesión de galpones de producción avícola que fueron restaurados mediante inversiones. Esto permitió la producción de pollos a precios justos, demostrando una clara inversión estatal destinada a apalancar el sector productivo y expandirse a toda la provincia”, explicó Armas.
PERSPECTIVA AMBIENTAL
Ninguna política urbana integral se puede plantear sin un componente ambiental para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y reducir el impacto negativo.

Por eso Armas aseguró: “La perspectiva ambiental es transversal a todas las acciones que se llevan a cabo en nuestra ciudad. Además promover la economía circular para nosotros es algo muy importante porque trabajamos en conjunto con empresas de triple impacto porque entendemos que es muy importante reutilizar nuestros residuos. Es complicado sacar el residuo de nuestra provincia por la logística” , aseguró.
La gestión ambiental no solo busca reducir el impacto ecológico, sino también fomentar una economía sostenible y resiliente. Río Grande está dando pasos firmes hacia la soberanía alimentaria y la diversificación de su matriz productiva, con un fuerte enfoque en la producción local y la sostenibilidad. Estas iniciativas no solo mejorarán la calidad de vida de los habitantes, sino que también fortalecerán la economía local y la resiliencia de la comunidad ante futuras crisis.
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