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El Secretario de Ambiente y Economía Circular de Tafi Viejo dialogó con Utopía Urbana y contó la experiencia del municipio tucumano. Dueños de su propia planta de reciclaje en la que fabrican productos para la construcción en seco, han logrado recuperar el 22% de los residuos de la ciudad y generar más de 400 puestos de trabajo. Tienen el primer parque de producción social del pais. Conoce más acá. 

Tafí Viejo, en la provincia de Tucumán (Argentina) es uno de los ejemplos más destacados en la implementación de la Economía Circular en los municipios gracias a una sostenida política pública acompañada de inversión y una mejora del ecosistema reciclador de la ciudad. La actividad del equipo municipal en particular en articulación con la Secretaría de Ambiente y Economía Circular local han logrado triangular la separación en origen, los recuperadores urbanos y la administración como solución a la contaminación. 

Parte fundamental de esta progresión es el trabajo de la mencionada secretaría, liderada por Daniel Castillo. Desde el año 2003 es la persona que dinamiza  el engranaje de reciclado de Tafí Viejo y se escuda en un compromiso ambiental intachable. Sus primeros pasos fueron desde la actividad privada, donde pudo observar la importancia de reducir los residuos pero también conocer su modelo de negocios. 

Esa espertise llevó a Castillo a comandar la revolución del reciclaje en este departamento tucumano cuya ciudad cabecera supera los 40 mil habitantes. Allí junto a los esfuerzos ciudadanos han logrado transformar basurales a cielo abierto en puntos verdes y reducir considerablemente la cantidad de residuos. Con esa lógica  no solo buscan mejorar la situación ambiental general, sino en particular  evitar que vayan al relleno sanitario, logrando extender la vida útil de estos materiales y  transformando la basura en nuevos productos. «No es un negocio rentable si se sustenta en la semiesclavitud y la informalidad del trabajo cartonero. Eso es algo que se puede cambiar desde la administración pública», explicó a Utopía Urbana el propio Castillo. 

“Nuestros índices van en aumento. Vendemos cada vez más material, teniendo una mayor ganancia y todo eso es gracias a que el ciudadano empieza a generar cada vez más en origen. Tenemos cinco puntos verdes que se han creado en microbasurales», dijo el funcionario. 

Durante estos años de gestión lograron alcanzar un número estable del 22% del reciclaje de los materiales que llegan a la planta. “Un número bastante interesante porque si lo pensamos en volumen ocupa una gran cantidad de espacio”. 

Si bien la parte ambiental es más que importante, desde Tafi Viejo saben que es necesario generar empleos y aumentar la productividad municipal. Desde los origenes de este trabajo hasta la actualidad han alcanzado a ocupar 450 puestos laborales. De ellos se distribuyen unos 170 en la planta, casi 200 en recolección de materiales y unos 30 promotores ambientales. «Buscamos tener una aspecto social, ambiental y económico en nuestra actividad», aseguró.  

No fue fácil el camino. Para allanarlo debieron demostrarle a los ciudadanos que la inversión en la planta era algo que valía la pena. En un mundo donde lo ambiental no parece ser una prioridad, Tafí Viejo supo ver el camino e invertir por un futuro mejor. «Por un lado tenemos un ahorro porque enviamos mucha menos cantidad de basura a los basurales. Tenemos un relleno sanitario a 58 kilómetros de acá. Son costos muy altos para transportarla  y si le podemos dar mejor con la mano de obra mejor»

Pero además, desde el municipio lograron tener el Primer Parque de Producción Social del país, donde además de funcionar el centro de reciclaje y clasificacion también se busca dar una salida laboral a los emprendedores y trabajadores de la región por medio de la manufactura de este reciclaje. 

“Tenemos unidades de negocios de segundo nivel. Hacemos chapas y placas con tetrabrick mezclado con polietileno. Tenemos modelos con muchos colores, incluso marmol”, explicó Castillo. Un ejemplo de que el reciclaje además de ambiental también puede transformarse en una oportunidad para impulsar la economía regional.  “También hacemos madera plástica, para alambrados, tarimas, postes. Estamos armando una línea de productos para construcción en seco o por paneles. De esta manera cambiamos potes que estuvieron hechos para ser usados por poco tiempo en casas que pueden durar hasta 100 años para las personas”, aseguró. 

El camino es largo y complejo. El acelerador ya avanzó y la politica pública dio el primer paso. Ahora solo falta que cada vez más gente se sume a combatir en la guerra contra el plástico

“Creemos que somos el quijote peleando contra los molinos de viento. Reducir la cantidad de residuos es reducir el consumo y hoy en día nadie está dispuesto a eso. De hecho los países que más industrialización han tenido  y que más han contaminado el planeta hoy nos quieren tramitar bonos de carbono», se lamentó Castillo. Sin embargo, no bajan los brazos. Son conscientes de que los esfuerzos de hoy mejorarán las ciudades del futuro. Al menos eso es lo que nos mantiene vivos a todos. “Creemos que es fundamental trabajar ahora y transformar los residuos en materia prima y que eso ayude a los sectores más necesitados de la sociedad a poder entrar en el mundo del trabajo formal», concluyó.

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