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El creador de Meta ha avanzado en la creación de avatares que buscan reconocer la cara y las facciones de las personas por medio de la inteligencia artificial. Busca además que todas las personas lo puedan hacer desde sus teléfonos celulares para impulsar aún más el metaverso mundial. Sin embargo, todo parece indicar que faltan años para que se popularice esta cuestión.

Mark Zuckerberg presentó su primer avatar para el Metaverso, un proyecto ambicioso que busca crear un universo digital interactivo. Sin embargo, esta primera incursión en la representación virtual de sí mismo se convirtió rápidamente en un meme debido a su caricaturesca representación y la simplicidad con que fue recibida en las redes sociales.

Desde entonces, Zuckerberg ha persistido en su visión de avatares superrealistas para el Metaverso. Durante una entrevista con Lex Fridman, informático ruso-estadounidense y podcaster, llevada a cabo completamente en realidad virtual, presentó una nueva versión de estos avatares. 

En esta ocasión, el objetivo era crear avatares fotorrealistas que replicaran en tiempo real los gestos faciales y expresiones de los usuarios a través de los visores de realidad virtual Quest Pro de Meta.

Recordemos que el metaverso es ni más ni menos que  ese espacio virtual donde los seres humanos han empezado a desenvolverse tanto profesional como socialmente, mediante avatars. En otras palabras, es la capacidad de, por medio de una representación virtual de uno mismo, poder acceder a reuniones, eventos musicales o museos lejanos, por citar algunos ejemplos. 

El proyecto, denominado Pixel Codec Avatars, emplea el seguimiento facial y ocular de los visores para analizar el rostro de la persona y generar avatares que imitan sus movimientos y expresiones mientras hablan. Zuckerberg expresó su entusiasmo por la tecnología, calificándola como “mágica”, y destacó que la naturalidad de los avatares permite a las personas sentirse cómodas y familiarizadas con la experiencia inmersiva que el Metaverso busca ofrecer.

Además de la fotorrealidad, Zuckerberg subrayó la eficiencia en el ancho de banda al transmitir videos inmersivos en 3D de escenas completas, lo que representa un avance significativo en la tecnología. Aunque en la actualidad la creación de estos avatares implica considerables recursos y tiempo, Zuckerberg proyecta que en el futuro los usuarios podrán crear sus propios avatares con solo un teléfono inteligente y en cuestión de minutos, sin requerir una conexión a internet de alta velocidad.

A pesar de los avances, aún existen desafíos por superar. El proceso de escaneo para crear los avatares sigue siendo un tanto complejo y demanda tiempo, aunque Meta está trabajando para simplificarlo y hacerlo accesible para los usuarios. El objetivo es lograr que el escaneo pueda realizarse fácilmente agitando un teléfono frente al rostro durante unos minutos, en contraposición al proceso actual que lleva varias horas.

Los ejemplos de su implementación ya empiezan a generalizarse y son diversos. En los últimos meses se ha expandido esto al mercado en un sentido ampliado de la palabra. Varias empresas del mundo han empezado a implementarlo, a modo de pizarra de reuniones, donde las personas pueden acceder a capacitaciones, reuniones o enviar archivos dentro de la realidad virtual. 

Esta tecnología ha llegado a prácticamente todas las facetas del mercado, incluso las grandes casas de ropa han empezado a diseñar probadores virtuales. Los modelos no permiten hacerlo desde sus hogares, pero si desde las propias tiendas con pantallas digitales que, al captar la imagen del cliente, permiten seleccionar la ropa sin necesidad de desvestirse. 

Sin embargo, la pregunta que surge es si estos avatares superrealistas y la persistencia de Mark Zuckerberg en su desarrollo están realmente impulsando la idea del Metaverso o si esta noción se está diluyendo en medio de las dificultades tecnológicas y los desafíos de implementación. 

Aunque Zuckerberg está convencido de la magia y el potencial de esta tecnología, el camino hacia un Metaverso plenamente funcional y comercializable parece requerir aún varios años de trabajo y refinamiento. Es crucial seguir observando cómo evoluciona esta propuesta y si realmente logra transformarse en la revolución digital que se ha prometido.

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