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A los 30 años, una joven norteamericana sufrió un derrame cerebral que la dejó sin habla. Años después, gracias a un desarrollo con IA esta joven volvió a comunicarse con sus seres queridos por medio de una tecnología neuronal que permite ver lo que piensa y transcribirlo.

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, cada día nos sorprendemos con nuevas innovaciones que no solo transforman nuestro día a día, sino que también impactan de manera profunda en la calidad de vida de las personas. La inteligencia artificial (IA) ha demostrado ser una de las herramientas más poderosas en este camino hacia un futuro más prometedor, a pesar que para muchos también genera incertidumbre acerca de su uso. 

El impacto de la IA es transversal a todo tipo de actividades y sectores. Sólo como ejemplo podemos decir que se vuelve determinante en los vehículos autónomos, en nuevos sistemas educativos (a través de personalización, tutoría, colaboración y detección de rendimientos), en el desarrollo de un nuevo perfil de dispositivos móviles que reemplacen a los celulares o hasta para la composición musical. Pero quizás uno de los impactos más significativos y deseados de la IA es en el campo de la salud. En una nota reciente contábamos cómo ayudó a desarrollar un lente que permite leer lo que se escucha, bueno ahora te detallaremos como ha permitido a una joven mujer que tras un derrame cerebral había quedado sin habla, recuperar la capacidad de hablar

Este extraordinario logro de la neurociencia no sólo es un testimonio de la evolución tecnológica, sino también una puerta abierta a un mundo de posibilidades para quienes han perdido su voz debido a diversas afecciones y sin dudas es un precedente de cara a lo que se viene. 

La historia de esta joven mujer, llamada Ann Johnson, ha sido revelada en una investigación publicada en la prestigiosa revista Nature. Este estudio ha marcado un hito en la síntesis directa de palabras habladas y expresiones faciales a partir de señales cerebrales

CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO 

Un equipo de científicos, liderado por el Dr. Edward Chang de la Universidad de California en San Francisco, logró convertir las señales cerebrales de Johnson en lenguaje escrito y vocalizado, permitiendo que un avatar en una pantalla de computadora pronunciara las palabras y mostrara una amplia gama de expresiones faciales, desde sonrisas hasta labios fruncidos.

El avatar que representa a Johnson fue creado a su semejanza, lo que añade un toque personal y humano a esta asombrosa hazaña tecnológica. Para darle voz al avatar, los investigadores utilizaron el discurso de bodas de Johnson como base para desarrollar su voz artificial. En palabras del Dr. Chang, el objetivo principal de este avance es «restablecer quiénes son las personas», devolviendo la voz y la comunicación a aquellos que la habían perdido debido a accidentes cerebrovasculares u otras afecciones debilitantes, como la parálisis cerebral y la enfermedad de Lou Gehrig.

El proceso todavía requiere que el implante cerebral de Johnson esté conectado a una computadora mediante cables, pero se están desarrollando versiones inalámbricas para mayor comodidad. Los investigadores tienen la esperanza de que, en un futuro próximo, las personas que han perdido la capacidad de hablar puedan mantener conversaciones en tiempo real a través de avatares computarizados que transmitan no sólo palabras, sino también tono, inflexión y emociones.

El Dr. Parag Patil, neurocirujano e ingeniero biomédico de la Universidad de Michigan, ha destacado la importancia de este avance al afirmar que los investigadores han logrado obtener información precisa sobre las distintas características de la comunicación a partir de la superficie del cerebro. Este progreso promete cambiar la vida de muchas personas que luchan por comunicarse en su día a día.

Este no es el primer avance de su tipo por parte de este equipo de investigadores. Hace apenas dos años, demostraron que un hombre paralizado podía utilizar un implante cerebral y un algoritmo más simple para producir palabras básicas. 

Sin embargo, el implante de Johnson, equipado con casi el doble de electrodos, ha superado con creces esa hazaña. Mientras que el sistema anterior producía entre 15 y 18 palabras por minuto, Johnson logra un impresionante ritmo de 78 palabras por minuto, acercándose más al ritmo de una conversación normal que ronda las 160 palabras por minuto.

La historia de Johnson es un ejemplo conmovedor de cómo la IA y la tecnología pueden restaurar la calidad de vida y la dignidad de las personas. Cuando los investigadores comenzaron a trabajar con ella, ni siquiera esperaban llegar a probar un avatar y el habla vocalizada. Sin embargo, los resultados alentadores fueron como una «enorme luz verde» que los impulsó a explorar desafíos aún más complejos y ambiciosos.

El proceso detrás de este logro involucra un algoritmo que decodifica la actividad cerebral en formas de onda de audio y produce el habla vocalizada. Además, en colaboración con una empresa de animación facial, los investigadores programaron el avatar con datos sobre los movimientos musculares, lo que permitió a Johnson recrear expresiones faciales de alegría, tristeza y sorpresa con diferentes intensidades.

El habla no solo es una forma de comunicación, sino también una parte integral de nuestra identidad. La capacidad de hablar y expresar emociones a través de la voz y el rostro es un regalo invaluable que a menudo damos por sentado. La historia de Johnson y los avances en la síntesis de voz a partir de señales cerebrales nos recuerdan el poder de la tecnología para transformar vidas y abrir nuevas posibilidades para quienes enfrentan desafíos extraordinarios. 

A medida que continuamos explorando los límites de la IA y la ciencia, no cabe duda de que veremos más historias inspiradoras como la de Johnson que nos llenarán de esperanza y asombro ante las maravillas de la tecnología moderna.

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