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En una articulación de Iberdrola y estudiantes de la escuela de ingenieros Junia en Lille se generó esta innovadora medida que transforma el movimiento de los pasajeros al pasar por los tornos en energía eléctrica limpia y renovable. Innovación, educación y concientización hacia energías renovables. Conocelo acá

En un emocionante avance en la búsqueda de fuentes de energía más limpias y sostenibles, el metro de París ha inaugurado un sistema pionero en el mundo: las primeras turbinas eólicas subterráneas, instaladas en forma de tornos en la estación de Miromesnil. 

Esta iniciativa es el resultado de una colaboración entre la compañía energética Iberdrola y estudiantes de la escuela de ingenieros Junia en Lille, marcando un hito significativo en la integración de la tecnología eólica en un entorno urbano de alta densidad.

Estas turbinas eólicas subterráneas representan una solución original y respetuosa con el medio ambiente. Diseñadas en forma de palas de molino, transforman el movimiento de los pasajeros al pasar por los tornos en energía eléctrica limpia y renovable. 

Un año de arduo desarrollo culminó en la transformación de 6 tornos tradicionales en esta ingeniosa maquinaria, que no solo genera energía, sino que también promueve la conciencia ambiental.

El material utilizado para construir estas turbinas es igualmente innovador: PLA, un derivado biodegradable del almidón de maíz. Esto no solo enfatiza el compromiso con la sostenibilidad, sino que también demuestra la viabilidad de incorporar materiales ecológicos en proyectos de alta tecnología.

Durante las pruebas iniciales que se habían realizaron a lo largo de 48 horas, alrededor de 27.000 viajeros atravesaron los tornos generando un total de 2.160 vatios-hora (Wh) de electricidad. 

Aunque esta cifra pueda parecer modesta a primera vista, proyectada a un año completo y teniendo en cuenta los aproximadamente 1.700 millones de pasajeros que utilizan el metro de París, se podría estar hablando de la generación de 136 megavatios-hora (MWh) anuales. Para poner esto en perspectiva, esto sería suficiente para alimentar 24 vehículos eléctricos Tesla en una vuelta al mundo.

Esta iniciativa no solo tiene un impacto a nivel energético, sino que también lleva implícita una importante dimensión educativa y de sensibilización. Cada usuario del metro, sin darse cuenta, está contribuyendo al suministro de energía limpia simplemente al pasar por los tornos de acceso. Este enfoque demuestra cómo la tecnología y la conciencia ambiental pueden converger en un espacio tan cotidiano como el transporte público.

Habiendo sido desarrolladas a lo largo de un año en colaboración con 15 estudiantes de ingeniería, estas turbinas representan un nuevo enfoque para la generación de energía limpia. Aprovechando el flujo constante de personas que atraviesan el metro de París, Iberdrola busca no solo impulsar la sostenibilidad energética, sino también inspirar a un público más amplio sobre la importancia de abordar los desafíos energéticos actuales.

En palabras de los responsables del proyecto, «esta iniciativa busca concienciar al mayor número de personas sobre la cantidad de oportunidades que existen para involucrar a la población en solventar uno de los grandes retos de nuestro presente: la sostenibilidad energética a través de la producción de energía limpia y local.»

Con ya 6 prototipos en funcionamiento en la estación de Miromesnil, este proyecto piloto demuestra su potencial, incluso con la posibilidad de escalarlo a otras estaciones. Extrapolado a una escala anual y considerando todo el sistema del metro de París, podríamos estar hablando de la generación que incluso podría llegar a los 150 millones de vatios limpios y localmente producidos. Esta cantidad sería suficiente para abastecer de energía a una vivienda de cuatro personas durante más de medio siglo.

En un mundo que busca desesperadamente soluciones más limpias y sostenibles para nuestras necesidades energéticas, la introducción de las turbinas eólicas subterráneas en el metro de París destaca como un ejemplo inspirador de cómo la innovación y la colaboración pueden transformar incluso los espacios urbanos más transitados en fuentes de energía renovable y conciencia ambiental.

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