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El reciclaje es una de las soluciones de mayor impacto ambiental en el mundo, aunque no es la única solución frente a la gestión de residuos porque se requiere también cambiar hábitos de consumo y de producción. Además hay que considerar el perfil del residuo, por ejemplo, no todos los tipos de plástico se pueden reciclar. Veamos cuáles sí y cuáles no.

A medida que el mundo continúa lidiando con la crisis de la contaminación plástica, el reciclaje se ha convertido en una solución, al menos parcial, para mitigar su impacto en el medio ambiente. La problemática es grave y así lo demuestran los números, que muestran que a nivel global, se está produciendo el doble de estos desechos que hace dos décadas según la OCDE. Además, en el mundo se desperdicia 22% de los desechos plásticos y únicamente se recicla 9% exitosamente.Y esto termina en todo tipo de basurales y hasta en los mares (en el Océano Pacífico existe una “isla de plástico” del tamaño de Francia!). 

Frente a esto la mejor alternativa sería cambiar nuestros hábitos de consumo y de producción, pero hasta tanto se logren resultados significativos en ese sentido, la alternativa del reciclado es una vía de mitigación. Pero debe considerarse que, si bien el reciclaje de plásticos puede reducir la cantidad de desechos que terminan en vertederos y océanos, no todos los tipos de plásticos son iguales en lo que respecta a la reciclabilidad.

En general, los plásticos se clasifican en 7 categorías según su composición química, conocidas como códigos de identificación de resina (RIC). Estos códigos se pueden encontrar en la parte inferior de la mayoría de los productos y envases e indican el tipo de plástico utilizado, por eso vamos a conocerlos en esta nota de Utopía Urbana. 

De estos siete tipos de plásticos, solo unos pocos se reciclan comúnmente. Los plásticos más reciclados son el tereftalato de polietileno (PET) y el polietileno de alta densidad (HDPE), que se utilizan en artículos como botellas de plástico, envases de alimentos y jarras de leche. Tanto el PET como el HDPE son altamente reciclables y se pueden transformar en una variedad de productos nuevos, que incluyen fibras para alfombras, ropa y packaging.

Otros plásticos que se pueden reciclar incluyen el polietileno de baja densidad (LDPE), que se usa en artículos como bolsas de compras y film transparente, y el polipropileno (PP), que se usa en vasos de yogur y botes de margarina. Estos plásticos se reciclan con menos frecuencia, pero aún se pueden procesar en nuevos productos.

Sin embargo, hay varios tipos de plásticos que no se pueden reciclar o que son difíciles de reciclar. Estos incluyen poliestireno (PS), que se usa en productos de espuma, como recipientes para llevar y tazas de café, y cloruro de polivinilo (PVC), que se usa en tuberías y marcos de ventanas. Tanto el PS como el PVC no son ampliamente reciclables debido a su composición química y la dificultad de separarlos de otros materiales.

Otros plásticos que son difíciles de reciclar incluyen el policarbonato (PC), que se usa en CDs y lentes de anteojos, y el acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), que se usa en teclados de computadora y piezas de automóviles. Estos plásticos no se reciclan ampliamente debido a su complejidad y la limitada demanda de sus materiales reciclados.

Si bien el reciclaje de plásticos es un paso importante para reducir la contaminación plástica, no todos los tipos de plásticos se pueden reciclar por igual. Para maximizar la eficacia del reciclaje de plásticos, es crucial comprender qué tipos de plásticos se pueden reciclar y cuáles no, pero hay algo más crucial aún como es la obligación de diseñar productos que no contengan plásticos en su envase. 

“No estamos aprendiendo que el problema no es el material, sino la conducta y la economía lineal como también la cultura del descarte. Mientras sigamos actuando así no hay ningún material que vaya a solucionar nuestros problema de no valorar los materiales”, explicó en ese sentido Dafna Nudelman, la activista ambiental conocida como la Loca del Taper, a Utopía Urbana. 

Este conocimiento puede ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas en lo que respecta al uso y eliminación de plásticos, lo que en última instancia contribuirá a un futuro más sostenible.

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