Desarrollar nuevos proyectos urbanos desde una perspectiva innovadora es, sin dudas, uno de los puntos más importantes a la hora de diagramar ciudades inteligentes y sustentables. Ya sea en mayor o menor medida, las nuevas iniciativas, impulsadas por la tecnología, pueden ser una importante herramienta de cambió para las sociedades actuales y su calidad de vida.
En ese sentido, la juventud juega un papel fundamental ya que se trata de una porción de la sociedad capaz de aportar una mirada renovadora sobre ciertas problemáticas ofreciendo soluciones «fuera de la caja».
Eso lo saben muy bien desde C40 (Grupo de Liderazgo Climático, que involucra grandes ciudades), quienes organizaron el concurso mundial Students Reinventing Cities que busca impulsar a jóvenes estudiantes de todo el mundo a incentivar proyectos de urbanización sustentable.
En esta oportunidad, desde Utopía Urbana tuvimos el lujo de hablar con Facundo Mendoza, uno de los integrantes del equipo argentino y ganador con el proyecto «Balvanera 2030» cuyo objetivo principal era la disminución de las emisiones de CO2 en la región, aunque también presentaba infinitas cuestiones sociales, económicas, habitacionales y urbanísticas por atender.
Para conocer más al respecto lee la siguiente entrevista:
-¿De qué se trata el programa y cómo surgió?
La realidad es que el proyecto surge de un interés poco relacionado con lo que estudié (relaciones internacionales) y viendo la ciudad de Ottawa me llamó la atención que tienen las sendas peatonales distintas a las que hay en Buenos Aires. Lo usual es que la senda estuviera marcada como si fueran teclas de piano mientras que en Ottawa (Capital de Canadá) son dos líneas, como marcando el camino. Y dije, qué interesante porque disminuir el gasto de pintar calles, y al mismo tiempo no estás pintando todo disminuyendo el recurso.
Desde entonces empecé a prestarle atención a cómo son las ciudades del mundo y observar los detalles de las ciudades que tienen un montón de cosas para recorrer, detalles arquitectónicos hermosos. Soy como un turista en mi propia ciudad y me empezó a llamar la atención proyectos como el nodo del obelisco, un proyecto faraónico que pretende nuclear tren, subte y colectivo debajo del obelisco, todavía no está pero me intriga.
En esto me llega un mail de Stile Buenos Aires, que busca hacer un nexo entre estudiantes y el gobierno con la convocatoria por el C40, que lo conocía por que en su momento, en el g20 que estuvo acá se armó el Urban 20 y estaba C40 en la ciudad que empezó a pisar muy fuerte.
Me llegó esta convocatoria y pensé que no tenía nada que ver con las cuestiones técnicas de la planificación de una ciudad. A los días mi mejor amiga me manda este mail y me dice que es algo para mi. Con un poquito de reflexión dije, tengo muchas ideas, me falta la cuestión técnica y ahí dije, uno solo no puede planificar, es necesario buscar otras disciplinas y siempre hay gente experta en el tema,. Tengo ideas, pero necesitaría que me acompañen con lo técnico y para eso tengo que arrancar con alguien que se cope en esta aventura.
Quien podrá ser tan loco de sumarse al proyecto en algo que el premio no es tanta cosa y va a llevar tanto tiempo. Hasta que me acordé de Sol Miller, que la conocí en 2015 en un centro de reciclaje de la ciudad también convocada por Study Buenos Aires.
Ella estudiaba ingeniería ambiental, le mandé un mensaje y me dijo que ya estaba anotada en la charla para saber de qué trataba el concurso. Ahí fue cuando conocimos el proyecto, de que se trataba, cuales eran los plazos y decidimos emprender juntos el camino dentro del concurso que nos terminó enganchando.
-¿Cómo influyó tu conocimiento sobre el desarrollo urbanístico de Ottawa con el proyecto?
Está muy vinculado a una cuestión personal. Desde el 2018 que buscaba trabajo pero no encontraba y durante la pandemia eran noches de TikTok y no hacer nada hasta que encontré un tiktok donde vos entras, pones la ciudad que querías y escuchabas la radio de la ciudad. Me pareció copado como para tener de fondo y así llegué a Ottawa, fue una experiencia interesante.
En esta búsqueda de trabajo y de no tener nada que hacer, dije bueno, lo hago para pasar el tiempo y tener algo en el CV. Me anoté creando una especie de propio trabajo, de algún proyecto urbanístico.
“Tener en cuenta el diseño de las ciudades y entender que tienen también una capacidad muy cercana de generar cambios en la calidad de vida de la gente”
Tener en cuenta el diseño de las ciudades y entender que tienen también una capacidad muy cercana de generar cambios en la calidad de vida de la gente. Yo vengo de La Matanza (nota de redactor: municipio más poblado de la provincia de Buenos Aires) y uno ve como la falta de planificación afecta la calidad de vida. Durante la cuarentena, en esos momentos cuando se podía salir de casa, veía como los vecinos en silla de ruedas tenían que esquivar la vereda rota. Sin una persona que la acompañara, no podía salir de la casa.
Ahí te hace el click de que las ciudades tienen la capacidad de influir en la calidad de vida. Una persona que no puede salir sin ayuda no tiene una buena calidad de vida. Eso también atravesó personalmente la relevancia que le di a la necesidad de planificar bien las ciudades.
Desde entonces eso me llama la atención. Cuando volvés de viaje y tenés que ver que pasa en tu ciudad es indignante saber que se puede vivir de otra forma sin requerir de tanto presupuesto. Siempre la excusa son los millones, pero en los diarios vez que en lugar de estar puesto en urbanismo está puesto en otros lugares. Al fin y al cabo hay muchas excusas para hacer cosas que simplemente requieren tiempo, motivación y cabeza. Que muchas veces eso falta dentro de la administración pública local.
-¿Cómo se formó el grupo?
Una vez que ya tuvimos el webinar de cómo iba a ser el concurso, dijimos ok, necesitamos las personas que pueden pensar esto desde la parte técnica. Podemos sugerir armar una plaza pero alguien de arquitectura nos puede decir que es imposible. O si queremos hacer una peatonal, alguien de transporte nos diga que no se puede porque colapsa la ciudad. Necesitábamos armar un equipo compuesto por estudiantes que analicen y propongan los cambios pertinentes.
Nos dimos una semana para encontrar gente vinculada a áreas que creíamos claves: arquitectura, antropología o sociología y transporte y energía. Hicimos una convocatoria por redes y comenzaron a aparecer estos perfiles que hoy en día son parte. Formamos un equipo interdisciplinario de estudiantes de la UBA y la UNSAM.
Las carreras que lo componen son: ingeniería ambiental (Eugenia O’Donnell y Sol Miller), relaciones internacionales (Facundo Mendoza), sociología (Clara O. Brown y Federico Savio), arquitectura (Matias Lichtensztejn y Trinidad Paternostro) y movilidad (José Luis Ayala).
-¿Cómo fue la propuesta?
Una vez conformado el equipo se hizo una presentación a nivel general con todos los participantes de Balvanera Sur. El concurso le preguntó a cada ciudad cuáles eran los lugares que consideraban necesarios pensar un escenario distinto al que vivimos hoy. Todo esto bajo la cuestión del cambio climático. El C40 es un organismo que su agenda está “pintada” de bajar la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), combatir el cambio climático y el gobierno de Buenos Aires elige Balvanera sur por distintos motivos.
Desde antropología urbana de la ciudad hicieron un trabajo de investigación en ese barrio y se encontraron que necesita mucho espacio verde, tienen altos índices de delincuencia y varios puntos a resolver y esperaban que desde nuestra participación busquemos formas innovadoras de resolver los problemas.
“Los vecinos nos preguntaban y nos daban ideas de lo que andaba mal en el barrio. Como robos, choques. La visita nos invitó a pensar que era necesario hacer dentro del barrio”
Una vez que nos lo presentaron decidimos caminar por el barrio, algo clave para rediseñar el espacio. En muchas ciudades del país tal vez alguien que está en una oficina planifica un barrio que nunca recorrió y terminamos en plata pérdida, inundaciones, errores catastróficos. Una vez que lo visitamos nos encontramos que muchas ideas que teníamos previstas no eran muy funcionales. Al principio queríamos hacer la peatonalización de las calles pero es imposible porque está lleno de garajes y talleres mecánicos y si peatonalizar les cortas la actividad. Nos encontramos que la plaza estaba explotada por la gente, era necesario que los vecinos tuvieran más lugares de recreación. Había muchos comercios cerrados y muchos de ellos tenía que ver con asturias, o comidas típicas gallegas que cerraron.
Los vecinos nos preguntaban y nos daban ideas de lo que andaba mal en el barrio. Como robos, choques. La visita nos invitó a pensar que era necesario hacer dentro del barrio.
Después de esa visita decantamos todo en un documento interno para resolver los puntos que identificamos necesarios abordar.
Fueron un montón de reuniones virtuales, una coordinación súper compleja porque la agenda de 8 estudiantes es muy difícil de coordinar. De a poco fuimos acomodándonos y tal vez haciendo reuniones por sectores o por áreas y después hacer una suerte de informe para que todos estén al tanto y trabajar en conjunto,
Después de ese proceso las ideas ya tenían un poco más de forma. Trabajamos en la cuestión de títulos, que las ideas sean claras a la hora de leerás. Se nos dificultó un poco combinarlas porque si uno lee el proyecto se da cuenta que entre ellas funcionan muy bien y si sacas ideas sigue funcionando bien pero todo estaba englobado dentro del desarrollo del barrio. Cómo reducimos la emisión de GEI, como promovemos espacios verdes, como reducimos la inseguridad. Ganamos porque tocamos todos estos puntos. Teníamos que comprender bien cómo funcionaba esta articulación para plasmar estas ideas en diez hojas para explicar cómo funcionan las ideas en conjunto.
-¿Cuáles fueron los puntos más importantes del proyecto?
Terminamos con algunas ideas que son claves. La más significativa en términos de disminución de GEI es la de quitar los colectivos dentro del barrio. Si ves la morfología del espacio te encontrás con 36 manzanas que están circundadas por cuatro avenidas, Jujuy, Belgrano, Entre Ríos e Independencia. Con uno de los chicos analizamos el transporte y pasan un montón de líneas de colectivos por dentro del barrio pero es muy poca la cantidad de gente que se baja en ese barrio. Si ves la Balvanera te encontrás con un barrio que todos pasan pero nadie se queda. Tiene lugares muy concurridos que generan mucho tráfico pero la Balvanera queda en el medio y no se detiene nadie.
“La idea fue sacar los colectivos del barrio y que vayan por las avenidas. Es una de las ideas que más tiempo lleva en cuanto a planificación”
Esa falta de movimiento genera una suerte de territorio desolado, una economía que solo le vende a sus vecinos y al mismo tiempo afecta al barrio en sí. Un barrio inseguro y con poco tránsito hace bajar mucho el valor del terreno y te encuentras con terrenos que están esperando que suba el valor y hay muchos terrenos ocupados y casas abandonadas.
La idea fue sacar los colectivos del barrio y que vayan por las avenidas. Es una de las ideas que más tiempo lleva en cuanto a planificación. La ciudad de Buenos Aires no es la única que puede decidir por dónde van los colectivos, tiene que definir entre Nación, Provincia e incluso las empresas, pero de esta manera reducimos un montón la contaminación de las 36 manzanas.
De ahí surge la necesidad de generar un barrio más accesible. Entre avenida y avenida son 4 cuadras que se pueden caminar pero las condiciones del barrio no te invitan a caminar. Nuestra idea es establecer distribuidores peatonales, 4 calles que cortan al barrio en 8 partes que consisten en aumentar el espacio para caminar, quitándole espacio a las calles aumentando espacio de las veredas e instalar dispositivos urbanos como juegos, mobiliario urbano, espacios verdes con vegetación nativa, más iluminación, para que te invite a caminar.
De esta manera tenes 200 metros para caminar entre avenida y avenida y al mismo tiempo espacio verde y lugares de distensión. Al mismo tiempo genera una suerte de interacción entre vecinos siendo que tenes una mesita para sentarte al menos.
En cuanto al desarrollo es súper complejo porque no es que nuestra idea resuelve y ya está. Hay una cuestión estructural de por medio. La economía del país influye en lo comercial.
Pensar en que otra vez se vuelvan a abrir los comercios gallegos o asturianos significa más movimiento o atracción a los vecinos. Una oferta más amplia y ahí es donde entra la propuesta de un distrito sostenible que apunta a generar beneficios fiscales para los emprendimientos del barrio. Eso se podría duplicar en otras partes de la ciudad acompañando a las empresas a que vuelvan a abrir. Esta cuestión cultural explotarla con otra del las propuestas que es “caminar con arte” que es en lo distribuidores peatonales instalar distintas obras de arte que entraría dentro de un proyecto de cooperación internacional entre Buenos Aires y Asturias, el País Vasco, de Galicia y poder generar diálogo entre los distintos gobiernos para promover estas culturas en la ciudad. Una imagen más cultural con cierta riqueza histórica. Pensamos que esta historia se construye en base a los aportes internacionales.
“El hecho de trabajar en un barrio con los vecinos y las necesidades fue clave para conservar su identidad. Por eso necesitamos gente especializada en entender a los vecinos”
Después está una de las claves que es la de la Plaza del Pasaje que, dentro de la cuestión cultural encuentras la necesidad de promover espacio verde al barrio y justo en frente a la clínica gallega y al lado de la iglesia de Santa Rosa de Lima encontramos una calle sin garages y espacio suficiente para incorporar una especie de plaza sumando más de 290 m2 de espacio verde, que aunque no es suficiente si es un lugar que se puede aprovechar. El único impedimento es una línea de colectivos pero teniendo en cuenta el proyecto de los colectivos estaría resuelto. Esto elevaría el valor del terreno y permitiría espacios verdes.
El hecho de trabajar en un barrio con los vecinos y las necesidades fue clave para conservar su identidad. Por eso necesitamos gente especializada en entender a los vecinos. La cuestión cultural fue muy abordada por el equipo de sociología. En parte esn lo que le da la magia al barrio. Ningún barrio es lo que es sin sus vecinos.
-¿En qué quedó el proyecto?
El proyecto en sí, el concurso en sí ya finalizó. Nosotros pedimos una devolución por parte de la ciudad y del C40. Tuvimos una reunión muy linda y que generó orgullo con la parte de antropología urbana de la ciudad. La presidenta de la Comuna estaba muy contenta de que entendimos la dinámica del barrio. Desde el área de relaciones internacionales nos felicitaron porque es un muy buen trabajo que logró vincular las cuestiones que eran necesarias abordar. Les llamó mucho la atención cómo la cultura al fin y al cabo fue clave para pensar el desarrollo del barrio. Desde el Ministerio de Espacio Público nos felicitaron porque ellos ya estaban planeando hacer algo similar en el barrio con el proyecto de calles verdes y ellos eligieron las mismas calles que nosotros.
Me enorgullece saber que 8 estudiantes logramos ver una problemática y resolverla al nivel que lo puede resolver una ciudad. Saber que nuestras ideas no fueron locas y que el equipo de la ciudad estaba pensando cosas muy similares. Y ahí encuentro el valor de potencial que tenemos los estudiantes. Muchas veces se cree que solo vamos a la facultad y ya está y sin dudas podemos estar dentro del diseño de las ciudades. Estamos a un nivel muy importante siempre y cuando sea un equipo armado.
El proyecto se dio por finalizado, igual que el concurso pero en nosotros quedó algo latente y ahí se empezaron a abrir la puerta de distintos medios. La UNSAM quedó fascinada y nos dio mucho apoyo igual que con C5N y el canal de la ciudad para compartir el proyecto, una revista de arquitectura que es súper relevante que compartió el proyecto. Se abrieron muchas puertas que dieron el espacio de la difusión que es algo que no se estaba ofreciendo desde el C40. Pero la cuestión de difusión fue más nuestra propia motivación de querer contar como fue el proyecto y todo su valor. Pasado eso decidimos pensar en Balvanera 2030 como una semilla y la idea es ir surgiendo pasito a pasito. Estuvimos reunidos con la comuna para ser parte del aniversario del barrio Balvanera que es el 1ero de Abril. Ya planificamos con ellos y queremos compartir la idea y celebrar el espacio que trabajamos durante todo un año. Queremos contarles a los vecinos que se pueden hacer muchas cosas. Pensar que el barrio puede crecer es algo que nos gusta compartir y queremos.