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Descubre cómo Begich Towers, un colosal edificio que sirve como hogar y epicentro de la vida en casi todo un pintoresco pueblo en las gélidas tierras de Alaska, ha moldeado la historia y el estilo de vida de sus 200 habitantes. Desde sus orígenes en la Segunda Guerra Mundial hasta su transformación en una comunidad cohesionada bajo un mismo techo, Whittier revela una historia de adaptabilidad y supervivencia única.

En el remoto y gélido sur de Alaska (Estados Unidos), el pueblo de Whittier emerge como un testimonio viviente de la adaptabilidad humana a entornos extremos. Con poco más de 200 habitantes, esta localidad enfrenta temperaturas implacables y ha encontrado una solución única para sobrevivir en su aislamiento: Begich Towers, un imponente edificio que alberga no solo viviendas, sino también servicios esenciales y en el que vive casi toda la población de esta localidad. Descubre la asombrosa historia de este lugar donde la comunidad de este pueblo comparte no solo un paisaje, sino también paredes.

En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército de los Estados Unidos construyó Camp Sullivan en lo que ahora es Whittier, un puerto militar y base logística. Lo que comenzó como un proyecto militar se transformó en Begich Towers, un edificio de tres módulos de 14 plantas cada uno, que ahora sirve como hogar y epicentro de la vida en Whittier.

El Condominio Begich Towers se ha convertido en el corazón latente de Whittier, albergando a más del 80% de la población. Si bien es algo que parece imposible de explicar, esta impactante obra funciona como una especie de hotel que aloja y mantiene unidas a todas las personas. 

Con 150 apartamentos que van desde unidades eficientes hasta viviendas familiares, este complejo no solo proporciona residencias, sino que también cuenta con servicios públicos esenciales, como una comisaría, escuela, oficina de correos y centro de salud.

Allí no hay un gran centro comercial, no solo por la falta de muchas personas en la ciudad, sino también porque en la localidad tienen bien divididas las actividades económicas y prácticamente se conocen entre todos. Un lugar donde las aplicaciones de citas no funcionan mucho mejor que salir a tomar un café  a la cafetería del lugar. 

La historia de Whittier está entrelazada con la transformación de un paisaje militar a un refugio permanente. En la década de 1960, con el cierre de las instalaciones militares, Begich Towers se abrió a la población civil. Hoy, el pueblo alberga a 214 habitantes, con aproximadamente el 75% compartiendo este peculiar “techo común”.

Para poder entrar a esta localidad y conocer este curioso rincón de Alaska, la vida gira en torno a Begich Towers. Un túnel subterráneo conecta el edificio con la escuela, permitiendo a los residentes moverse sin exponerse a las temperaturas extremas del invierno. Con solo unas pocas familias optando por vivir fuera del edificio, Whittier se erige como un testimonio de comunidad cohesionada.

El complejo se ha convertido en una entidad autónoma con su propia asociación de propietarios, gestionando todos los aspectos del edificio. Con la mayoría de los servicios integrados en Begich Towers, los residentes tienen la capacidad de permanecer dentro durante largos períodos, enfrentando el crudo invierno de Whittier sin abandonar la comodidad de su hogar.

En las remotas tierras de Alaska, Whittier se erige como un testimonio de la capacidad humana para adaptarse y prosperar en los entornos más desafiantes. Begich Towers no es solo un edificio; es el alma y la columna vertebral de una comunidad que ha forjado su destino bajo un mismo techo. Descubre la peculiaridad de Whittier, donde las paredes no solo dividen hogares, sino que unen a una comunidad resistente frente a las inclemencias de la naturaleza.

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