Los desastres naturales y las amenazas sociobiológicas han afectado significativamente a las Américas y el Caribe en las últimas décadas. A pesar de los esfuerzos realizados por la comunidad científica y tecnológica, prevalece la incomprensión sobre los factores que generan el riesgo de desastres. Es esencial comprender que los desastres no son simplemente fenómenos naturales, sino construcciones sociales ligadas a dinámicas territoriales y sociales que generan vulnerabilidad y exposición.
Esta comprensión es fundamental para adoptar un enfoque integral y basado en la ciencia en la Gestión Integral del Riesgo de Desastres (GIRD) en la región. En esta nota te contaremos el panorama general de los desastres en la región, la necesidad de una perspectiva integrada y basada en la ciencia y los desafíos que enfrenta la gestión del riesgo de desastres.
PANORAMA GENERAL
Las Américas y el Caribe han experimentado un alto número de desastres en las últimas décadas. Entre 1990 y 2020, se han registrado 3.788 grandes desastres en la región, con más de 380,.000 pérdidas humanas y más de 328 millones de personas afectadas. Estas cifras subestiman el verdadero impacto, ya que no se incluyen los desastres pequeños o medianos. Además, el surgimiento de la pandemia de COVID-19 en 2020 marcó un hito en la historia contemporánea del planeta, demostrando la necesidad de transformar el modelo económico para abordar las desigualdades sociales y reducir el riesgo de desastres.
En busca de una justificación, el documento avanza en múltiples aspectos.
La incomprensión sobre los componentes que generan el riesgo de desastres persiste en la región, lo que lleva a abordarlos de manera unilateral y dominante, enfocándose en la respuesta y atención a emergencias. Es crucial entender que los desastres son construcciones sociales que involucran factores endógenos y no solo eventos naturales extremos. Por tanto, es esencial promover un enfoque de desarrollo territorial equitativo y sostenible, donde la ciencia y las políticas públicas estén vinculadas permanentemente. La GIRD es vital para el éxito y la sostenibilidad y debe basarse en la comprensión de la construcción social del riesgo de desastres y la identificación de sus impulsores. Además, la colaboración intersectorial y la transdisciplinariedad son fundamentales para fortalecer las instituciones y desarrollar estrategias efectivas de RRD. La inversión en la reducción del riesgo de desastres es esencial para prevenir nuevas catástrofes y mejorar la preparación y respuesta ante eventos adversos. Solo a través de una gestión integral y basada en la ciencia, que incluya la colaboración entre todos los actores, se podrá avanzar hacia una sociedad más resiliente y preparada para afrontar los desafíos que traen consigo los desastres naturales y las amenazas sociobiológicas.
ESTRATEGIAS E INICIATIVAS PARA EL REDUCIR EL RIESGO
En las Américas y el Caribe, es esencial apoyar, consolidar y ampliar las diversas estrategias e iniciativas para la reducción del riesgo de desastres. Esto requiere sentar las bases de una nueva agenda regional basada en la ciencia y la tecnología, que fortalezca la formulación y práctica de políticas y promueva alianzas entre todas las partes interesadas en la reducción del riesgo de desastres.
Una de las principales iniciativas de la agenda regional es el reconocimiento de la necesidad de orientar los avances, el acceso y el uso de las pruebas científicas y el progreso de las infraestructuras de investigación y desarrollo tecnológico para apoyar la formulación e implementación de políticas orientadas a la Gestión Integral del Riesgo de Desastres (GIRD).
RETOS CLAVES EN LA REGIÓN
Aquí se presentan algunos de los principales retos que presenta la región en estos temas:
- Fomentar la investigación del riesgo de desastres con base científica para la GIRD: Es fundamental impulsar la investigación que permita comprender mejor las dinámicas territoriales y sociales que generan vulnerabilidad y exposición, así como identificar los factores que impulsan el riesgo de desastres. Esto proporcionará una base sólida para desarrollar estrategias efectivas de reducción del riesgo.
- Impulsar la investigación y las prácticas interdisciplinarias y transdisciplinarias: Los desastres y el riesgo de desastres son fenómenos complejos que requieren una comprensión holística y transversal. La colaboración entre distintas disciplinas y la integración de conocimientos son esenciales para abordar adecuadamente estos desafíos.
- Pasar del acceso y producción de información al intercambio de conocimientos y la acción: La información científica y técnica sobre riesgos de desastres debe ser compartida y utilizada de manera efectiva por todas las partes interesadas, para guiar la formulación de políticas y la toma de decisiones informadas.
- Facilitar el acceso a la infraestructura de investigación y a los avances tecnológicos: Es necesario promover el acceso a la infraestructura y tecnologías de investigación para mejorar la capacidad de los países de la región para evaluar, monitorear y prevenir riesgos de desastres.
- Avanzar en el uso de la tecnología para el desarrollo de capacidades, formulación de políticas y acción anticipatoria: La tecnología puede desempeñar un papel clave en la preparación y respuesta ante desastres, así como en la gestión anticipada del riesgo. Su implementación efectiva puede mejorar la capacidad de reducción del riesgo de desastres.
- Adoptar una perspectiva de riesgo sistémico: Es crucial comprender y abordar la interconexión y las interdependencias espaciales de los riesgos de desastres. Una perspectiva de riesgo sistémico permitirá una visión más completa de los factores que contribuyen a los desastres y facilitará la formulación de políticas y estrategias integradas.
- Crear sinergias para planificar estrategias intersectoriales: La colaboración entre distintos sectores, incluido el financiero, es fundamental para mejorar los marcos basados en la ciencia para las decisiones de inversión y acuerdos económicos en un contexto de riesgo sistémico.
CONCLUSIONES IMPORTANTES PARA MEJORAR LA SITUACIÓN
Para abordar los desafíos de la gestión del riesgo de desastres en las Américas y el Caribe, es esencial adoptar una perspectiva integrada y basada en la ciencia. Los desastres no son simplemente fenómenos naturales, sino construcciones sociales que están estrechamente vinculadas con las dinámicas territoriales y sociales. La Gestión Integral del Riesgo de Desastres (GIRD) debe ser una prioridad, con la participación de todos los sectores y niveles de gobierno.
Es necesario promover la investigación científica y tecnológica para comprender mejor los factores que generan el riesgo de desastres y desarrollar estrategias efectivas de reducción del riesgo. Además, la colaboración interdisciplinaria y transdisciplinaria es esencial para abordar adecuadamente la complejidad de los desastres y el riesgo de desastres.
El acceso a la información y el intercambio de conocimientos deben ser facilitados para tomar decisiones informadas y basadas en evidencia. La tecnología también debe ser aprovechada para mejorar la capacidad de preparación y respuesta ante desastres.En última instancia, es fundamental crear sinergias entre los distintos sectores y niveles de gobierno para desarrollar estrategias intersectoriales y mejorar la inversión en la reducción del riesgo de desastres. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo, basado en la ciencia, se puede avanzar hacia una sociedad más resiliente y preparada para enfrentar los desafíos de los desastres naturales y las amenazas sociobiológicas en la región de las Américas y el Caribe.
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