La capacidad de regeneración de los ecosistemas es uno de los rayos de luz más esperanzadores que hay en la actualidad frente a la problemática del cambio climático. Más allá de las soluciones inteligentes basadas en la tecnología, la naturaleza es la «opción A» para combatir el calentamiento global.
Quedó demostrado según informes ambientales que tanto el suelo, como bosques y océanos tienen la capacidad de retener carbono. Esa capacidad, si bien la situación de los espacios naturales se deteriora, nunca deja de ser la mejor opción para restaurar el mundo de sus problemas.
Por esa razón, la necesidad de avanzar sobre el cuidado de los humedales, la reforestación y la desintoxicación de los océanos a gran escala son las tareas más urgentes y necesarias para la vida del futuro cercano.
Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) saben que son los responsables de encolumnar estos esfuerzos y lograr que los diversos países ajusten su plan de acción hacia la descarbonización y la circularización de sus economías, por lo que han elaborado una especie de mandamientos necesarios para la restauración de los ecosistemas.
Por esta razón han denominado el lapso entre el 2021 y el 2030 como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas bajo la premisa de que hay una “necesidad imperiosa de detener, prevenir y revertir la degradación de los ecosistemas, y de restaurar de manera efectiva los ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos que han sido degradados en todo el mundo”.
Para ello han impulsado una especie de mandamientos para lograr este objetivo que titularon como “Los diez principios para la restauración de los ecosistemas” y se trata de una especie de “guia para el decenio de las Naciones Unidas”. Conocelos acá:
PRINCIPIO 1: CONTRIBUCIÓN GLOBAL
Los proyectos, programas e iniciativas de restauración en todas las escalas espaciales, desde sitios individuales hasta grandes paisajes terrestres y marinos, juegan un papel esencial en el logro de los ambiciosos objetivos globales para sostener la vida en la Tierra.
La restauración exitosa de los ecosistemas tiene como objetivo contribuir al logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales buscan acabar con la pobreza, conservar la biodiversidad, combatir el cambio climático y mejorar los medios de vida para todos, en todas partes.
Prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas, como contribución a los objetivos mundiales, es una responsabilidad compartida entre todos los sectores del ámbito público y privado, y las partes interesadas a nivel local, nacional e internacional.
PRINCIPIO 2: AMPLIA PARTICIPACIÓN
Todas las partes interesadas, los titulares de derechos, y especialmente los grupos subrepresentados (por ejemplo, las comunidades locales, los pueblos indígenas, las minorías étnicas, las mujeres, los jóvenes y las personas LGBTIQ+i ), deben recibir de manera equitativa e inclusiva oportunidades para participar e integrarse de forma significativa, libre y activa.
Dicha participación puede lograrse asegurando un acceso regular y equitativo a la información y el conocimiento; reconociendo y abordando las asimetrías sociales mediante el fortalecimiento y el desarrollo de capacidades de los grupos subrepresentados; buscando el consentimiento libre, previo e informado; proporcionando incentivos efectivos y mejorando los medios de vida, la seguridad alimentaria y las oportunidades para las comunidades locales; promoviendo la cogestión y asegurando un papel clave para las comunidades locales en la toma de decisiones; reconociendo los derechos, necesidades e inquietudes; fomentando la seguridad de la tenencia; promoviendo una distribución justa y equitativa de los beneficios y las responsabilidades; y creando diálogo, confianza y respeto mutuo a través de una gobernanza inclusiva y transparente con mecanismos para la resolución imparcial de conflictos.
PRINCIPIO 3: DIVERSIDAD DE ACTIVIDADES
La restauración de los ecosistemas abarca un amplio espectro de actividades, realizadas de manera individual o conjunta, que tienen como objetivo reparar los ecosistemas degradados de todo tipo. Sin embargo, para que se considere como restauración de ecosistemas, la actividad debe resultar en la ganancia neta para la biodiversidad, la salud e integridad de los ecosistemas, y el bienestar humano, incluyendo la producción sostenible de bienes y servicios. La restauración de ecosistemas puede implementarse en todo tipo de ecosistemas y paisajes terrestres y marinos degradados, incluyendo los sistemas urbanos, de producción, culturales, seminaturales y naturales.
PRINCIPIO 4: BENEFICIOS PARA LA NATURALEZA Y LAS PERSONAS
La restauración de los ecosistemas tiene como objetivo lograr y mantener la mayor ganancia neta posible, considerando los objetivos a nivel de proyecto y de programa, para la biodiversidad, la salud e integridad de los ecosistemas, los bienes y servicios ecosistémicos, la mitigación del cambio climático, y la salud y el bienestar humanos a escala local, nacional y global.
Las prácticas de manejo orientadas a la restauración deben apoyar y asistir los procesos de recuperación natural y no causar una mayor degradación. Se debe favorecer el uso de germoplasma genéticamente apropiado de especies nativas, mientras que las especies exóticas potencialmente o ya consideradas como invasoras deben ser evitadas.
PRINCIPIO 5: ABORDAR LAS CAUSAS DE DEGRADACIÓN
Todas las actividades de restauración deben abordar simultáneamente las causas directas e indirectas de la degradación y fragmentación de los ecosistemas, así como la pérdida de la biodiversidad y de los bienes y servicios ecosistémicos. Si dichas causas no son abordadas, las actividades de restauración pueden fracasar a largo plazo.
Durante la fase de planificación de los proyectos, programas o iniciativas de restauración, se debe identificar el grado y las causas de la degradación, y se deben desarrollar acciones para reducir y mitigar sus impactos a la escala adecuada.
Estas acciones deben incluir la eliminación de los incentivos que promuevan de manera directa o indirecta la degradación de los ecosistemas. Es importante destacar que se deben abordar los usos de la tierra y los regímenes de propiedad que promueven la degradación de los ecosistemas y evitan la permanencia a largo plazo de los ecosistemas restaurados.
PRINCIPIO 6: INTEGRACIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS
La restauración de los ecosistemas debe aspirar a la integración de todos los tipos de conocimiento –incluyendo, entre otros, formas de conocimiento indígena, tradicional, local y científico– y prácticas para lograr una mayor afinidad con la naturaleza, cooperación y efectividad.
Esto también permitirá identificar los vacíos de conocimiento y las prioridades estratégicas de investigación y desarrollo de capacidades. La incorporación del conocimiento indígena, local y tradicional debe cumplir con el principio de consentimiento libre, previo e informado. Para facilitar el intercambio de conocimientos e información, las plataformas y redes para documentar, integrar e intercambiar tales conocimientos e información deben desarrollarse y difundirse ampliamente a través de canales de comunicación y diseminación que sean actualizados periódicamente, de fácil acceso y comprensión, y culturalmente apropiados (teniendo en cuenta idiomas y niveles de alfabetización).
PRINCIPIO 7: OBJETIVOS MEDIBLES
Durante la fase de planificación de los proyectos y programas de restauración, se deben establecer objetivos y metas ecológicas, culturales y socioeconómicas que sean realistas y alcanzables a corto, mediano y largo plazo, basadas en una visión compartida de los resultados deseados.
Estos deben incluir metas e indicadores que sean medibles con respecto a la condición de referencia, que especifiquen la dirección (por ejemplo, aumento o disminución) y la magnitud del cambio deseado, y que tengan un plazo determinado, cuando corresponda. La incorporación de objetivos y metas medibles permitirá una comunicación clara de los resultados esperados, sentará las bases para el desarrollo conjunto de un plan de implementación, y permitirá el monitoreo, la evaluación y la gestión adaptativa.
PRINCIPIO 8: CONTEXTOS LOCALES Y DE PAISAJES TERRESTRES O MARÍTIMOS
Aunque la restauración de los ecosistemas puede emprenderse a cualquier escala espacial, desde áreas de menos de una hectárea hasta grandes paisajes terrestres o marinos, se deben tener en cuenta los contextos ecológicos, culturales y socioeconómicos, tanto a escala local como a nivel del paisaje terrestre o marino, durante todo el proceso. La consideración del contexto local facilita la alineación de los objetivos y metas del proyecto con las necesidades locales.
Además, la restauración exitosa depende de abordar adecuadamente los factores a nivel del paisaje terrestre y marino, incluyendo las amenazas del paisaje terrestre o marino en su conjunto, los intercambios de energía y organismos a través de los límites de los ecosistemas, la conectividad ecológica e hidrológica, y los efectos transfronterizos.
PRINCIPIO 9: SEGUIMIENTOS Y GESTIÓN
Se debe realizar el monitoreo del efecto de la restauración en la biodiversidad, la salud e integridad de los ecosistemas, y el bienestar humano, para determinar si se están cumpliendo los objetivos y metas planteadas.
Para que el monitoreo sea efectivo, este debe comenzar desde el inicio del proyecto, programa o iniciativa, para permitir que se tomen las mediciones necesarias para establecer la línea de base de los indicadores relevantes a nivel de sitio y de paisaje terrestre o marino, y la evaluación de la dirección y magnitud de cambio conforme avanza el tiempo.
PRINCIPIO 10: INTEGRACIÓN DE POLÍTICAS
Garantizar un entorno político propicio, incluso mediante la coordinación de políticas intersectoriales, es importante para lograr los objetivos y metas de la restauración a largo plazo. Para este fin, todos los instrumentos relevantes de gobernanza (leyes, regulaciones, políticas, estrategias y planes) deben identificarse, adaptarse cuando sea apropiado, e integrarse en la planificación e implementación de proyectos, programas e iniciativas. Además, para maximizar la ganancia neta a largo plazo de las actividades de restauración se requiere: coordinar acciones entre instituciones, sectores y partes interesadas, a través de un sistema de gobernanza eficaz; fomentar el compromiso político local, nacional e internacional y los acuerdos transfronterizos; brindar oportunidades de desarrollo de capacidades para facultar a las personas, organizaciones, instituciones y redes involucradas en la restauración.
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