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Los bioplásticos pueden tener origen vegetal y hasta de algas. Su degradación ocurre en periodos de hasta 18 meses en comparación con los 450 años de una botella plástica. Conoce su origen, usos y fundamentos en esta nota

La necesidad de disminuir los envases plásticos de un solo uso que son desperdigados por el mundo y muchas veces no reciben el correcto tratamiento ha despertado ciertas alternativas ecológicas. En primera instancia, reducir lo mayor posible la utilización de plásticos PET para la creación de estos envases, en segundo lugar, reemplazarlos por materiales biodegradables por medio del ecodiseño. 

Si uno tira una botella de plástico a una compostera, cuyo proceso de generación es la extracción de petróleo para luego transformarlo en este material, verá como lombrices y demás microorganismos hacen su vida sin siquiera tocarla. Es decir, el plástico no se integra fácilmente al proceso natural de descomposición de los materiales biodegradables. 

Esto no solo ocurre con botellas, también con bolsas de supermercado, tapitas, insumos de limpieza, productos hogareños. Todo lo que se descarta termina siendo apilado y generando basura, e incluso en aquellos casos donde recibe un adecuado tratamiento la materia en sí sigue siendo contaminante. En Utopía Urbana repasamos algunas posibilidades de reciclaje como las tapitas y las ecobotellas

Por esta razón, si bien el reciclaje aparece como una buena alternativa y hay diversas campañas que se proponen solucionar la temática de esta manera, hay quienes insisten en que la importancia de cuidar el planeta en estos casos consiste en cambiar los materiales utilizados. La propuesta es clara: empezar a utilizar envases biodegradables. 

Eso nos lleva a pensar en la cantidad de variables que existen gracias al conocimiento y a la tecnología para reemplazar el plástico por otros elementos naturales que sí sean de fácil descomposición. Uno de los ejemplos más claros y más utilizados es el cartón: en vez de utilizar vasos plásticos por ejemplo en eventos fiestas o incluso para el consumo personal, reemplazarlos por el cartón. 

Hay un ejemplo argentino incluso que logró reemplazar el telgopor de los envases de helado por un cartón regenerativo capaz de conservar el frío y desintegrarse rápidamente en una compostera. En este caso en particular, el grupo argentino HZ ha empleado envases de cartulina sin laminados plásticos que se degradan en un lapso de 12 a 18 meses

De esta manera, en vez de llevar telgopor a la basura de los hogares, las personas podrían tranquilamente comer su helado, lavar el envase y transformarlo en sustrato en su lombricomposta en un tiempo menor incluso al sugerido en el párrafo de arriba. Es que la labor que realizan los ácaros y anélidos a la hora de descomponer la materia pueden acelerar muchísimo los tiempos del proceso de compostaje. Mucho más si se le agregan bacterias descomponedoras de la materia como el bokashi o el kashi. 

Otra alternativa son los bioplásticos, una familia de diversos materiales degradables con los que se puede emular el material sin extraer petróleo en ningún momento de la cadena productiva. 

El bioplástico tiene la capacidad  de ser degradado por la acción de hongos y bacterias (conocidos como los primeros degradadores) y luego por ácaros y lombrices de cualquier lombricompostera. Uno de estos materiales es el plástico biobasado, que no tiene origen de fuentes fósiles, sino que proviene de fuentes vegetales como el maíz o la caña de azúcar. 

Otro de los materiales que ha surgido con fuerza durante este último tiempo es el agar. Quizás menos conocido, se trata de un componente logrado por el biofilm de las algas y tiene una consistencia viscosa similar al plástico. Es como un gel utilizado por la industria de los laboratorios para mantener con vida algunos procesos biológicos ya que, ojo al dato, solo se mantiene con vida mientras tenga agua disponible. 

Durante los últimos años han empezado a realizar algunos experimentos en base al agar para reemplazar el plástico de las botellas, ya que el 50% de estos productos son descartados en la vía pública una vez que son vaciados. Como solo sobrevive en aquellos lugares donde hay agua disponible, las botellas de este material, una vez que son vaciadas, empezarán a descomponerse. 

Por otra parte, las algas son un aporte riquísimo en micro y macronutrientes, como casi toda materia vegetal proveniente del mar pueden enriquecer de manera interesante las composteras hogareñas y formar un abono mucho más rico que si no lo tuviera. 

Potencial positivo de los bioplásticos

La utilización de estos envases biodegradables, según los primeros estudios, indican que permitirían reducir hasta en un 40% la contaminación de los residuos generados. Hay que comprender que la cantidad de residuos no bajará, porque quienes siguen tirando las botellas en la calle es muy probable que sigan haciéndolo. 

Lo que se va a poder reducir es el impacto de estos residuos al planeta tierra. No es lo mismo una ciudad repleta de plástico proveniente de petróleo a una que provenga de plásticos degradables. De esta manera el impacto es positivo desde todos los puntos de vista: quienes deseen compostar en sus casas podrán hacerlo, una amplia red de huerteros y cooperativistas podrán incluso realizar sus propios sustratos a raíz de estos plásticos y por último, todos aquellos plásticos que sean olvidados en la vía pública no tendrán un impacto negativo tan potente como el caso de aquellos que no se degradan. 

Aunque la degradación sea lenta, cada vez que ocurre hay millones de pequeños microorganismos como hongos, ácaros y bacterias que se están alimentando de estos procesos. Por eso es clave entender que la naturaleza opera de formas que no todo el mundo comprende, por falta de información, no por dificultad de conocimiento. 

Este proceso de degradación, en el peor de los casos, ocurre en 18 meses, mientras que en el mejor de los mismos, es decir con condiciones de humedad favorables y aceleradores de compost como microorganismos nativos su descomposición se logra en 4 o 5 meses. 

En tanto, por ejemplo, una bolsa de plástico no puede ser compostada y tarda unos 15 años en ser degradada. Es decir, prácticamente no es degradable ya que la relación entre la cantidad de este material utilizado y su capacidad de degradación es irrelativa. Lo mismo sucede con contenedores plásticos que tienen un tiempo de descomposición de 25 años, vasos plásticos 50 años y botellas plásticas unos 450 años. En otras palabras, no hace falta explicar que la capacidad de degradación de los mismos es casi nula por lo que cambiar y reducir su utilización es algo indispensable para el medioambiente. ¿Vos qué haces con los plásticos que utilizas?

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