¿Qué pasa con el recipiente descartable después del almuerzo? ¿Cuál es el proceso de descomposición de un pote plástico? Es conocido, que uno de los principales problemas mundiales es la contaminación que sufre el medioambiente por el consumo excesivo de materiales altamente contaminantes. Es por esta razón, que la compañía argentina Grupo HZ, creó un envase de cartulina biodegradable para brindar una opción ecológica a los amantes del helado.
La empresa que desde 1950 se dedica al desarrollo y fabricación de envases para alimentos, decidió dar el salto de calidad y suplantar los famosos potes de telgopor por una alternativa ecológica y amigable al medio ambiente.
Replicando una necesidad mundial, la pandemia dejó en evidencia la necesidad de cuidar el entorno que rodea la humanidad. Ante la teoría de que los desastres naturales son producidos por el mal uso y cuidado del planeta, los individuos comenzaron a demandar opciones sustentables en el mercado.
Esa necesidad fue escuchada por la compañía, que emuló las opciones ecológicas que se presentan en otros países embanderados con el cuidado del medio ambiente y crearon la línea BIOHZ.
Así como también sucedió en Japón, donde ofrecen envases recargables para reducir el consumo del plástico, el pasado junio lanzaron una cuchara de cartulina biodegradable y reciclable que fue bien recibida por el público en general. De hecho, varios restaurantes y emprendimientos comenzaron a utilizarla durante el auge del take away que estalló por la imposibilidad de reunirse en espacios públicos por la pandemia.
Ahora, la iniciativa fue más allá, y atacaron directamente una problemática urgente para un desarrollo sustentable en el país. Se trata de la sustitución de los históricos potes de helado de telgopor por los envases de cartulina biodegradable. “Estos envases se degradan en un tiempo de 12 a 18 meses, mientras que los plásticos o el polietileno expandido-telgopor- tardan de 400 a 500 años”, explicó el gerente comercial de la región, Pablo García a un medio local.
La idea es que la patente se distribuya por todo el país y se extienda a otros rubros, ya que está preparado para albergar cualquier tipo de alimentos. Además, el costo de producción no es más alto y tampoco es necesario un gran proceso para su fabricación.
Sin dudas se trata de una iniciativa local por conseguir un consumo más sustentable y será cuestión de tiempo empezar a ver otros inventos más amigables al medio ambiente. Claro, que a esta altura de la situación, nadie quiere ver lo que son capaces de producir los desastres ambientales en la región.