Mucho se habla de que la llegada de las criptomonedas viene a revolucionar la economía mundial tal y como se la conoce. Sin embargo, algunos proyectos inscritos en este mercado buscan mucho más que eso, como es el caso de Grennbond Meter, la cripto que tiene como objetivo concientizar sobre el cambio climático y se propone a salvar el planeta.
Es sabida la gran velocidad a la que el cambio climático avanza por todo el mundo dejando infinitas huellas y marcas en su paso. Esto ha empezado a modificar algunos biomas provocando la extinción de especies tanto de la flora como la fauna. Por esta misma razón, la unión de dos empresas Heimdall Technologies de Estonia y Nideport de Uruguay, espera poder tomar la iniciativa en cuanto a la preservación del medio ambiente.
La iniciativa es simple y propone que cada usuario comprador de un token de GBM colabore con la preservación de una superficie de biosfera de los bosques nativos, aunque cuidado, esto no otorga ningún título habilitante de propiedad, es únicamente una forma de accionar sobre el cambio climático.
Esta Ecofintech fue presentada por sus creadores como “una solución innovadora y diferente en pos de la recuperación del patrimonio natural” y una invitación “a salvar 1 m2 de biosfera, es decir, 1 m2 de tierra virgen en la selva paranaense, provincia de Misiones en República Argentina, a través de la adquisición del token virtual Green Bond Meter Coin (moneda GBM). Al cabo de un año, este cripto activo generará un bono GBM (Bono de Carbono), con el que no solo podrás contribuir a la conservación de este espacio natural sino también vender y ganar dinero”, explicaron en su lanzamiento en el año 2021.
Incluso, a la hora de adquirir un token no fungible (NFT) de esta clase, la transacción se valida por medio de un mapa digital donde el usuario puede designar la cantidad de metros cuadrados que quiere proteger por medio de su inversión.
Fue tal el revuelo que generó la llegada de esta criptomoneda al mercado que no tardó en ser reconocida por los grandes inversores, al punto que la revista Forbes la destacó por ser el proyecto más innovador del año pasado.
De hecho, en una entrevista con la propia revista, el cofundador y CEO Juan Nuñez, aseguró: “Ellos (los usuarios) pueden tener trazabilidad y también hacer Ecobranding, es decir poner su foto y la marca para demostrar que están accionando contra la crisis climática. Pero además tienen acceso a créditos de carbono que emite esa tierra que se cuida. Todos los años, al cuidar y preservar estos espacios, se generan créditos de carbono y quienes tienen esa parcela pueden comprarlos con un 50% de descuento y antes de que salgan al mercado. O sea, que no solo pueden ayudar al medio ambiente sino también ganar dinero”.
De momento, a precios de enero del 2022, el token de GBM cuesta un dólar y han conseguido vender unos 500 mil tokens fungibles repartidos en 1.500 usuarios. “Dentro de poco vamos a salir con NFTs (token no fungibles) que la idea sea que se puedan nuclear en parcelas que al unirse formen la imagen de algún animal autóctono”, aseguró Núñez.
Ahora, con todo en marcha, el objetivo es llegar a lograr la venta de 245 millones de GBM en seis distintas etapas que se proponen a “salvar” a distintos ecosistemas en cada una de ellas. De momento, la iniciativa parece haber prendido entre los usuarios de Blockchain.
Plan Mundial y acciones en Argentina
Una de las primeras etapas de venta está destinada a la salvación y preservación de la selva misionera ubicada en Argentina, con el objetivo de reconvertir un campo de nada más y nada menos que 25.000 hectáreas.
Claro que no es una zona elegida al azar, se trata de una región que durante los últimos años fue sometida a duros y crueles procesos de deforestación que han incentivado incendios descomunales en la selva.
Sin embargo, gracias a esta iniciativa que ya lleva un año, la situación de esas hectáreas seleccionadas se ha empezado a revertir gracias a las inversiones de los usuarios que acceden a asistir una porción de tierra, agua, plantas y animales.
Si bien hay una propuesta global que incluye distintos territorios del mundo, Argentina fue beneficiada con la inversión de 100 mil hectáreas que serán ayudadas a mejorar sus condiciones.
Una vez terminada la parte misionera del plan, siguen la yunga salteña, la turba fueguina y los bosques patagónicos que se encuentran en crisis por la gran cantidad de incendios provocados durante la última década.
De esta manera, buscarán insertarse en el mercado dando una oportunidad de beneficio económico por medio de la preservación ambiental de los distintos biomas nativos del mundo. La meta final de este Plan Mundial, es poder dividir las acciones para lograr la recomposición natural de un millón de hectáreas en 10 países de todos los continentes en un lapso de 10 años, Transcurridos 100 años, las tierras pasarán a ser propiedad del Estado nacional en cuya jurisdicción se encuentren las tierras, bajo compromiso de conservación. “Es posible cuidar el medio ambiente y además obtener una recompensa a cambio”, concluyó Juan Nuñez.