El panorama global plantea una serie de desafíos críticos tanto en el corto como en el largo plazo que requieren atención inmediata y estratégica. En medio de esta urgencia, la sostenibilidad emerge como un eje fundamental, no solo para mitigar el cambio climático, sino también para adaptar y transformar la actividad empresarial hacia un modelo más responsable y respetuoso con el medio ambiente.
Ya lo plantearon desde el World Economic Forum (WEF) donde establecieron ciertos parámetros de urgencia en la regulación de la Inteligencia Artificial (IA), la toma de decisiones ambientales para evitar las catástrofes ambientales extremas. Además del impulso de los gobiernos y de la propia sociedad civil, ahora más que nunca las empresas también son un actor clave que debe tomar la posta para evitar que el mundo siga en este declive ambiental.
Este escenario, claramente, obliga a las compañías de todo tipo de dimensión y sector a orientar sus actividades hacia un enfoque sostenible, que debe estar integrado a su estrategia corporativa. Claro que tienen la opción de no hacerlo, pero eso claramente sería liderar su propio camino hacia el fracaso. Es que para poder seguir operando (y ser elegidas por sus clientes que conocen las urgencias ambientales) deben cumplir con ciertas políticas integrales y acciones que se adecuen a un mundo más complejo, a un consumidor más exigente, así como a una nueva generación de regulaciones.
Si bien hay agendas trazadas a largo plazo, hay algunas otras que apuntan a lo más urgente y se aventuran a hablar de los desafíos prácticos que deberían cumplir las empresas de cara al 2024. En la actualidad, por ejemplo, estamos presenciando un crecimiento significativo en la inversión sostenible en los mercados financieros. Este fenómeno se caracteriza por el aumento de productos financieros que integran criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés).
Por esta razón, los inversores están buscando cada vez más oportunidades que generen un impacto positivo en el mundo, al tiempo que ofrecen retornos financieros sólidos. Esta tendencia está impulsando la creación de nuevos instrumentos financieros innovadores y la adopción de prácticas de inversión responsables por parte de instituciones financieras y corporaciones.
Pero vVeamos los principales desafíos que deberán afrontar las empresas en este nuevo escenario en el 2024:
1- Posible enfriamiento regulatorio en materia ESG con el nuevo ciclo político
Con el inicio de un nuevo ciclo político en Europa y Estados Unidos, es posible que veamos cambios en la regulación relacionada con la sostenibilidad. Las elecciones y la formación de nuevos gobiernos pueden tener un impacto significativo en la agenda de sostenibilidad y en las políticas regulatorias vigentes. Es importante estar atentos a cómo evolucionan las políticas gubernamentales en materia de sostenibilidad y cómo pueden afectar a las empresas y los mercados financieros. Además, es crucial que las empresas continúen colaborando con los gobiernos y otras partes interesadas para promover políticas sostenibles que impulsen la acción climática y la equidad social.
2- Uso responsable de la inteligencia artificial (IA)
La inteligencia artificial (IA) ofrece un enorme potencial para abordar los desafíos de sostenibilidad, pero también plantea importantes consideraciones éticas y sociales. A medida que la IA se integra cada vez más en nuestras vidas y en las operaciones empresariales, es fundamental garantizar su uso responsable y ético. Esto incluye la consideración de cómo la IA puede ser utilizada para promover la sostenibilidad ambiental y social, así como para mitigar los riesgos asociados con su aplicación. Es necesario establecer normas y regulaciones claras para guiar el desarrollo y uso de la IA de manera responsable y beneficiosa para la sociedad.
3- Integración de la sostenibilidad en los organigramas corporativos
La sostenibilidad está dejando de ser una preocupación periférica para convertirse en un elemento central de la estrategia empresarial. Las empresas están reconociendo cada vez más la importancia de integrar consideraciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo en todas las áreas de su operación.
Esto implica la creación de roles y responsabilidades específicas relacionadas con la sostenibilidad dentro de las organizaciones, así como el establecimiento de métricas de desempeño y objetivos relacionados con la sostenibilidad en todas las áreas de la empresa. Una cultura empresarial orientada hacia la sostenibilidad y la responsabilidad social se está convirtiendo en un elemento clave para el éxito a largo plazo de las empresas en un mundo cada vez más consciente de los desafíos sostenibles.
4- Importancia de impulsar las medidas de adaptación frente al cambio climático
El cambio climático es una realidad y sus efectos ya se están sintiendo en todo el mundo. Para hacer frente a estos impactos, es crucial desarrollar estrategias y acciones de adaptación efectivas. Esto incluye proyectos de adaptación en sectores clave como la agricultura, la infraestructura y la gestión del agua.
Además, es necesario movilizar recursos financieros y técnicos para apoyar la adaptación a nivel local, nacional y global. La colaboración entre diferentes actores, incluidos gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y comunidades locales, será fundamental para abordar los desafíos de adaptación de manera integral y efectiva.
5- Reducción del uso de plástico y fomento de alternativas sostenibles
La lucha contra la contaminación por plásticos es una prioridad urgente en la agenda de sostenibilidad. Las empresas están adoptando medidas para reducir su consumo de plástico de un solo uso y promover alternativas más sostenibles y biodegradables. Esto incluye la eliminación de envases plásticos innecesarios, la transición a materiales compostables y reciclables, y la promoción del uso de envases reutilizables. Además, se están implementando iniciativas para concienciar a los consumidores sobre el impacto ambiental del plástico y fomentar prácticas de consumo más responsables.
6- Reducción de emisiones de carbono y transición hacia energías renovables
La reducción de las emisiones de carbono es fundamental para abordar el cambio climático y limitar el calentamiento global. Las empresas están comprometidas con la reducción de su huella de carbono mediante la implementación de medidas de eficiencia energética, la adopción de tecnologías limpias y la transición hacia fuentes de energía renovable. Esto incluye la inversión en energía solar, eólica y otras fuentes renovables, así como la implementación de prácticas de gestión de la energía más eficientes. Además, las empresas están estableciendo objetivos ambiciosos de reducción de emisiones y participando en iniciativas de compensación de carbono para neutralizar su impacto ambiental.
En síntesis, las tendencias reflejan un enfoque integral que abarca desde la consolidación de los activos sostenibles hasta la integración de la sostenibilidad en los organigramas corporativos y la urgencia de impulsar medidas de adaptación frente al cambio climático. Es imperativo que las empresas continúen innovando y colaborando en la búsqueda de soluciones sostenibles para enfrentar los desafíos ambientales, sociales y económicos que enfrenta nuestro planeta. Con un compromiso renovado y acciones concretas, podemos avanzar hacia un futuro más justo, próspero y en armonía con nuestro entorno natural.
Notas relacionadas