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Desde la destacada posición de la construcción como fuente principal de contaminación hasta soluciones innovadoras como la economía circular y tecnologías inteligentes, este artículo explora cómo la industria puede transformarse para ser más limpia y eficiente.

La construcción, una industria vital para el desarrollo urbano, se ha destacado como una de las principales fuentes de contaminación ambiental. Es que cualquier proceso constructivo implica el uso intensivo de maquinaria y recursos naturales, generando una amplia gama de contaminantes. Los impactos negativos abarcan la contaminación por ruido, del aire, desechos sólidos y líquidos, así como la emisión de gases dañinos y polvo.

Según se estima, el 50% de los materiales utilizados por el sector de la construcción proceden de la corteza terrestre generando millones de toneladas de residuos tanto en la construcción como en la demolición de edificios. El sector de la Construcción es responsable de la mitad de los recursos naturales empleados, del 40% de la energía consumida (incluyendo la energía en uso) y del 50% del total de los residuos generados. De estos materiales, solo se recicla entre un 10% y 18%

Una problemática adicional es la gestión ineficiente de residuos, con aproximadamente el 35% de los desechos de construcción terminando en basurales a cielo abierto. Sin embargo, casos como el de la ciudad noruega de Oslo demuestran que es posible abordar este problema de manera efectiva. Nils Gelting Andresen de la Agencia de Protección Climática de Oslo menciona: “No es fácil encontrar maquinaria para la construcción que no utilice combustibles fósiles, por eso decidimos reciclarlas y adaptarlas”.

La economía circular se presenta como la solución clave para reducir la contaminación en el sector de la construcción. Esta estrategia implica aprovechar al máximo los recursos, reduciendo el consumo de concretos y regulando los desperdicios. La incorporación de materiales reciclados, como los ladrillos plásticos, y la gestión eficiente de escombros se vuelven esenciales.

Se considera que lapara la economía circular la clave está en no solo incorporar materiales reciclados, sino también en gestionar los escombros de manera eficiente para evitar la contaminación del sector. El especialista chileno Mauricio Zenteno considera que hablar de la construcción y la contaminación que genera tiene 3 grandes ejes y niveles: aprovechando los recursos en los procesos de construcción, impulsando proyectos de economía circular y dando una visión más integral que planee territorios urbanos modernos. 

En palabras de Luis Clavero,  country manager de BEG Hispania, especializada en soluciones innovadoras para edificios desde hace 45 años en España, “la tecnología es fundamental para reducir el consumo energético en la construcción”l. Actualmente, existen diversas tecnologías como calderas eficientes, energías renovables y la iluminación LED. No obstante, Clavero destaca la importancia de adoptar estrategias tecnológicas que brinden beneficios tanto ambientales como económicos.

Asimismo, Clavero sugiere que “las tecnologías eficientes e inteligentes han roto el paradigma entre confort y consumo energético”. La combinación de iluminación natural y artificial, controlada mediante sistemas de gestión, ofrece una reducción significativa del consumo eléctrico.

“Hoy en día existen muchas tecnologías que ayudan a la reducción en el uso de energía. Podemos encontrar calderas más eficientes, energías renovables, iluminación LED, entre otras. Sin embargo, el avance tecnológico nos permite adoptar estrategias de mayor beneficio ambiental y, sobre todo, económico”, explicó el especialista. 

El uso de sistemas de control del alumbrado artificial en respuesta a la luz natural, junto con el control de ausencia para encender y apagar la iluminación según la ocupación, se presenta como una solución efectiva y eficiente. La obligatoriedad de estas tecnologías, como lo establece el Código Técnico de la Edificación, demuestra la necesidad de adoptar medidas para reducir el impacto ambiental de la construcción.

Finalmente, Clavero advierte que “la transición hacia la construcción sustentable requerirá un compromiso prolongado en el tiempo”. Las empresas deben adaptarse a nuevas normativas y aceptar compromisos internacionales para reducir el impacto ambiental de la construcción.

En naciones en desarrollo como Argentina, la búsqueda de métodos más sostenibles en la construcción ha llevado al surgimiento de soluciones innovadoras. EasyBrick, la primera empresa nacional en desarrollar un sistema de ladrillos ecológicos, utiliza polipropileno 100% reciclado conocido como Qualis. Este sistema, similar a un Lego, permite el montaje y desmontaje fácil, buscando reducir hasta un 30% de los materiales utilizados en la construcción.

Simultáneamente, la micofabricación, liderada por especialistas como el micólogo norteamericano Philip Ross, ha explorado el potencial revolucionario de los hongos en la construcción. El micelio, base de los hongos, puede transformarse en formas diversas y posee una resistencia superior incluso al concreto. El uso del micelio del hongo es una de las iniciativas biodegradables para transformar el sector de la construcción. Esta tecnología ha sido aplicada, por ejemplo, en la Hy-Fi Mushroom Tower en Nueva York, marcando el camino hacia una construcción más sostenible y orgánica.

Estos enfoques artesanales y ecológicos no solo buscan reducir la huella de carbono, sino también cambiar la forma en que concebimos y utilizamos los materiales en la construcción, allanando el camino hacia un futuro más respetuoso con el medio ambiente.

En conclusión, la construcción sustentable se presenta como una necesidad imperante para combatir la contaminación ambiental. La implementación de prácticas de economía circular y tecnologías eficientes se erigen como pilares fundamentales para un futuro más limpio y sostenible.

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