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La artista, que con su impactante gira mundial “The Eras Tour” pasó por Argentina, había sido nombrada en el año 2022 como la celebrity más contaminante por su excesivo uso de jets privados. Desde entonces empezó a tomar medidas ambientales, con la compra de bonos de carbono. 

En el mundo de la música, la fama a menudo conlleva una magnitud de influencia que trasciende más allá de las melodías y las letras. Taylor Swift, reconocida por su talento musical, por ser la artista femenina con más álbumes números uno de la historia y por su legión de seguidores devotos (swifties), se encontró bajo una luz inesperada en el año 2022: señalada como la celebrity menos sostenible del panorama internacional

Esta designación surgió a raíz de un estudio de Celebrity Jets/Yard que reveló el impacto ambiental de sus viajes en jet privado, una faceta que cuestionó su compromiso con la sostenibilidad. Desde ese entonces la artista ha estado en el ojo de la tormenta por ambientalistas, más en un contexto donde las bandas más grandes del mundo se han pronunciado al respecto. 

Dicha evaluación reveló cifras preocupantes: alrededor de 170 vuelos, sumando más de 16 días en el aire y generando aproximadamente 8.239 toneladas de emisiones. Esta constatación la colocó en la cima de una lista no deseada, la de los “criminales climáticos”. Sin embargo, es importante destacar que, según sus representantes, Taylor Swift no es responsable de todos los vuelos realizados en su jet, y existe una ambigüedad sobre la atribución directa de estos viajes a la artista. Y esta situación la llevó a reencauzar su visión.

En los últimos años, música y sustentabilidad cada vez van más de la mano. En ese sentido, desde Utopía Urbana te hemos contado diversas estrategias ambientales de bandas como Coldplay, Radiohead, Pearl Jam, Imagine Dragons, Red Hot Chili Peppers, Dave Mathews Band y Gorillaz y de artistas como Harry Styles, Billie Eilish, Jack Johnson, Elton John y Neil Young. Muchos de ellos se han sumado a los 7 pasos de la sostenibilidad de de Reverb, a la que han llamado la Green Touring, marcando un antes y un después en la música internacional, sobre todo en las grandes giras comerciales que movilizan a millones de personas del mundo. 

Es por ello que en este escenario y frente a la controversia a la que estuvo expuesta Taylor Swift, se han observado primeros indicios de cambio en la cantante estadounidense. Aún sin una estrategia integral de sostenibilidad como los otros artistas y bandas citadas, Taylor empezó con un paso importante:  adquirió bonos de carbono para compensar su huella de carbono. Esta medida representa un compromiso inicial con la mitigación de los impactos ambientales derivados de sus actividades profesionales. 

No obstante, la complejidad inherente a su carrera musical, que incluye el desplazamiento de materiales, equipo y un séquito de más de 100 personas, plantea desafíos significativos para reducir su impacto ambiental. Los bonos de carbono adquiridos por la artista representan una inversión en proyectos ambientales que buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). 

Estos proyectos abarcan iniciativas de reforestación, restauración ambiental y la recuperación de entornos naturales impactados por la actividad humana. Más allá de la adquisición de bonos, la intención subyacente es contrarrestar los efectos perjudiciales de la extensa movilidad asociada con su carrera musical.

En este contexto, Taylor Swift, a través de la compra de bonos de carbono, intenta mitigar su impacto en el cambio climático y contribuir a la recuperación de entornos naturales afectados por actividades humanas intensivas. Esta acción es un primer paso en la dirección correcta para abordar la compleja red de impactos ambientales relacionados con su carrera y para demostrar un compromiso continuo con la sostenibilidad en una industria que a menudo enfrenta desafíos significativos en este sentido.

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