Según el Banco Mundial, desde el año 2019 el Líbano está atravesando “una de las peores crisis económicas a nivel mundial desde mediados del siglo XIX”, pero si a eso le sumamos un escenario de mayor conflictividad posible derivado de la guerra en Israel, el futuro se vuelve aún más incierto en este país de más de 6,5 millones de habitantes de Medio Oriente.
En los últimos 4 años, el Producto Bruto Interno (PBI) del Líbano se ha desplomado en torno al 60% y los precios no paran de acelerarse, especialmente en productos de primera necesidad, gas y combustible, con una inflación que se mantiene en tres dígitos (en 2022 fue de 171%), mientras que el valor de su moneda pierde valor.
En este escenario, la situación energética es otro gran problema para la población. Dificultades para importar combustible, restricciones de provisión de energía eléctrica y más, llevaron a la población y a empresas a recurrir a la energía solar como alternativa, especialmente en los últimos 2 años. Aquí te contamos en detalle el por qué de este proceso de mediano plazo y las expectativas para el mismo en este marco desafiante para el Líbano.
ENERGÍA SOLAR COMO ALTERNATIVA
En medio de una profunda crisis económica y devaluación de la moneda, Líbano está atravesando una transformación energética notable al adoptar la energía solar como una solución a la creciente escasez eléctrica en el país. La difícil situación económica ha llevado a cientos de miles de libaneses a recurrir a la instalación de paneles solares para asegurar un suministro eléctrico más confiable y rentable en un país que cuenta con más de 300 días de sol al año, pero que actualmente solo recibe una o dos horas de electricidad al día por parte del Estado.
La crisis económica que comenzó en 2019 ha resultado en la devaluación de la lira libanesa en más del 98% frente al dólar estadounidense, lo que ha generado graves dificultades para que el gobierno pague el combustible importado necesario para alimentar las principales centrales eléctricas del país.
La estatal Electricité du Liban (EDL), que tiene una capacidad de 1,.800 megavatios, actualmente solo suministra entre 200 y 250 megavatios debido a la escasez de combustible, lo que ha reducido drásticamente el suministro eléctrico para los ciudadanos.
Ante esta crítica situación, en los últimos dos años se ha observado un notable aumento en la instalación de paneles solares en todo el país, desde viviendas rurales hasta edificios urbanos, según un informe de la revista TIME que documenta esta transformación energética.
En 2010, Líbano no generaba energía solar, pero para 2020 ya contaba con 90 megavatios de capacidad solar. Este número se incrementó significativamente con la adición de otros 100 megavatios en 2021 y 500 megavatios en 2022, marcando un paso crucial en la transición hacia la energía solar.
Pierre Khoury, director del Centro Libanés para la Conservación de la Energía (LCEC), destacó que actualmente se están construyendo 11 plantas solares con una capacidad de 15 megavatios cada una para conectarse a la red eléctrica estatal.
Estos proyectos, resultado de acuerdos de compra suscritos por el sector privado, representan una adición importante a la combinación energética del país y un paso hacia una energía más sostenible y limpia. El plan nacional de Líbano apunta a instalar tres mil megavatios de parques y dispositivos solares individuales para 2030, así como mil megavatios de estaciones eólicas, en línea con las metas propuestas por la Agencia Internacional de Energías Renovables.
El ministro encargado de esta cartera subrayó que estos proyectos no sólo garantizarán un suministro eléctrico más estable una vez implementados, sino que también enviarán un mensaje positivo a la comunidad internacional sobre el compromiso de Líbano con el uso de energía sostenible y la lucha contra el cambio climático.
En un país donde el sector energético se encuentra fuertemente afectado por la crisis económica, pero ahora también podría enfrentar secuelas de la guerra en Israel, la transición hacia fuentes de energía renovable como la solar se presenta como una necesidad urgente para garantizar la sostenibilidad de servicios esenciales y la calidad de vida de la población. ¿Podrá continuar con este proceso el Líbano?
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