Los derechos laborales han estado en el centro de la discusión histórica a lo largo de los años. Un punto de inflexión se dió desde aquel recordado 1 de Mayo de 1886, en el que bajo la consigna “8 hs de trabajo, 8 hs de descanso y 8 hs para la recreación”, disparó acciones concretas para lograron recortar las jornadas laborales y mejorar las condiciones laborales. Hoy la historia parece estar necesitando una actualización.
Así como se pasó de trabajar seis días a cinco días, y de 12 a 8 horas, parte de la discusión en el presente se centra en la exigencia de menor carga laboral, con semanas aún más cortas. Los especialistas explican que es tanta la cantidad de gente que camina el mundo que reduciendo las jornadas laborales podría emplearse a una mayor cantidad de personas.
Es así que surgió el movimiento 4 Day Week, que propone la reducción de las jornadas laborales a cuatro días por semana bajando de 40 a 32 horas trabajadas por semana. Los mismos proponen que esta reducción genera beneficios tanto para los empleados como para los empleadores.
Incluso estiman que la pandemia de Covid ha dejado expuesta esta necesidad de mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida cotidiana. Los estudios preliminares realizados en Estados Unidos por parte de este mismo movimiento arrojaron que un 85% de los que han probado este esquema laboral han sentido importantes beneficios.
“Adoptar una semana de 4 días es una estrategia de mejora comercial centrada en trabajar de manera más inteligente en lugar de más tiempo e invertir en el bienestar del activo más importante para cualquier negocio: su gente. Abogamos por el modelo 100-80-100: el 100% del salario, el 80% del tiempo, pero fundamentalmente a cambio del 100% de la productividad”, explicaron desde el movimiento.
Esta comunidad no tiene fines de lucro y fue planteada por los norteamericanos Andrew Barnes y Charlotte Lockhart con la intención de encontrar corporaciones y personas interesadas en establecer este piloto de prueba.
“Alentamos a las empresas, los empleados, los investigadores y el gobierno a desempeñar su papel en la creación de una nueva forma de trabajo que mejorará la productividad empresarial, los resultados de salud de los trabajadores, familias y comunidades más fuertes, desafiará el problema de la igualdad de género y trabajará hacia un trabajo más sostenible”, expresaron.
Los beneficios de la jornada de 4 días
Las pruebas que se han realizado hasta ahora con mayor presencia en los Estados Unidos han arrojado números alentadores para quienes desean incorporar esta iniciativa. En un contexto donde los profesionales han subido la vara a la hora de seleccionar los trabajos, el 63% de las empresas pudo mejorar sus tareas de captación de personal al mismo tiempo que consiguió retener el talento con este esquema.
Además, hubo un gran incremento de la felicidad de los empleados en su labor, ya que, según expresaron desde 4 Day Week, los que ya se encuentran trabajando en una semana de 4 días “están más felices y menos estresados” que los que trabajan con los esquemas tradicionales.
Dentro de los parámetros de mejora de las empresas gracias a este sistema identificaron siete grandes beneficios en aquellos lugares que instalaron la jornada recortada:
Por un lado, uno de los beneficios más importantes teniendo en cuenta la rentabilidad empresarial son los niveles de productividad, que han mejorado ampliamente con esta semana reducida ya que las empresas del mundo han enaltecido sus índices por la mejora en la conducta de sus empleados que más felices y descansados pueden aportar mejores soluciones.
El bienestar sin dudas es otro de los ejes mejorados por esta iniciativa, ya que los empresarios pueden mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada de sus empleados generando beneficios transformadores de la cotidianeidad. Un empleado más feliz y descansado es menos propenso a ser baja por enfermedad, estrés o agotamiento.
Esto, por su parte, se traduce en un mayor compromiso por parte de los empleados que al trabajar menos, cuando lo hacen, presentan mayor energía y eficiencia como también mejoran la capacidad y la motivación de ofrecer prioridades a la organización mejorando los objetivos y disfrutando el tiempo en la oficina o en su espacio de trabajo.
Además ofrece una ventaja competitiva entre las distintas empresas, ya que a la hora del reclutamiento, los empleados le darán ventaja a los lugares que ofrezcan jornadas reducidas igual pagas. Entre otras cosas también fortalece de manera natural la igualdad de género ya que permitirá una mejor distribución de las responsabilidades de cuidado de los hijos entre madres y padres.
Por último, también se identificaron beneficios desde la sostenibilidad al reducir considerablemente la huella de carbono de los negocios al evitar desplazamientos y consumo energético. Además mejora los índices de innovación ya que permite dar una mejor respuesta para los problemas del futuro.
Piloto de 4 días en diversos países
En la actualidad, la intención de expandir la iniciativa ha permitido que desde 4 Day Week impulsen pruebas piloto en distintos países que constan de planes de seis meses de prueba con este modelo de cuatro días laborales a la semana.
“El piloto está siendo coordinado por 4 Day Week Global en asociación con investigadores de la Universidad de Cambridge y Boston College, junto con investigadores locales en cada región. Tendrá un acceso incomparable a la experiencia, las herramientas y los recursos que necesitará para llevar a cabo una prueba exitosa y sin problemas”, explicaron desde la iniciativa.
Lo importante de este piloto es que no ofrece pérdidas de salarios, sino que busca mantener el salario gracias a la gestión de tiempos y aptitudes programadas por los especialistas. “Actualmente estamos ejecutando programas piloto en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda. Estamos lanzando nuevos programas cada trimestre en diferentes regiones”, concluyeron.
Este plan está basado en la capacitación, tutoría, comunidad e investigación para poder observar los resultados que se dan en los distintos contextos analizando así los planes acorde a cada sector, a cada cultura y a cada industria en particular. De esta manera buscan resolver los problemas de estrés, medio ambiente y sobre todo productividad de las empresas, ya sean grandes o PyMES. Queda lejos pensar aún en este tipo de medidas en América Latina, donde las condiciones organizativas y corporativas aún no han desandado este hito, pero sin dudas es un precedente para intentar conseguirlo.