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Todas las personas pueden aportar su granito de arena para ayudar a salvar al planeta de los plásticos que contaminan ecosistemas terrestres y marinos. Botella de Amor es un proyecto que hace simple esta tarea y la transforma en madera plástica para mobiliarios públicos. Recuperan 250 toneladas de plástico de único uso que envían a casas, colegios y empresas, entre otros, dentro de botellas. Hay 300 puntos de acopio en Argentina.

Como ya hemos visto en distintos artículos, la temática de los plásticos y su reciclaje es un eje central dentro de la gestión sustentable de las ciudades. Sin embargo, las insuficientes políticas públicas y la aún baja concientización social respecto al tema son algunos de los puntos oscuros que no permiten avanzar con rapidez en este sentido. 

Millones de toneladas de plástico son arrojadas anualmente al mar o enterradas en rellenos sanitarios donde no solo no se desintegran, sino que se funden con su entorno contaminando su alrededor.Este mismo es el que se encuentra presente hoy en día en el agua que todos tomamos. 

Para evitar esta situación es que distintas organizaciones, municipios y empresas han empezado a organizar la gestión de sus residuos, en parte gracias a la coordinación del proyecto Botellas de Amor, que se encuentra vigente en el país desde el 2018 cuando un grupo de emprendedores impulsado por Fundación Regenerar se propuso buscar respuestas innovadores, rápidas y prácticas para la problemática del plástico en Argentina. 

Nicole Finn, Coordinadora General del proyecto Botellas de Amor, dialogó con Utopía Urbana y explicó el funcionamiento del mismo, que en tan solo un par de años tuvo un boom que se traduce en 20 toneladas mensuales recuperadas y unas 250 anuales. 

La idea es simple, llenar botellas o bidones de los plásticos de único uso recolectados en botellas por casas,  colegios, empresas, clubes o espacios de trabajo. Desde envoltorios de alfajores, galletitas hasta fideos, polenta o arroz. Estos se llevan a puntos de acopio que luego son enviados a la planta de reciclaje del proyecto donde son separados, triturados y transformados en madera plástica gracias al trabajo articulado de la empresa social 4E Madera Plastica

Para conocer más de este increíble proyecto, lee la entrevista:

-¿Cómo fue que comenzó la iniciativa?

Entré en agosto del 2021 así que llevo un año y un mes. Tuve la suerte y la oportunidad de entrar en el proyecto que conocí en el 2019. Ahí veo que se está haciendo en la facultad y empecé a escuchar que había un proyecto nuevo que estaba apareciendo que eran las botellas de amor rellenas de plástico de un solo uso

Arrancó en el 2018 de la mano de Fundacion Regenerar y de 4E Madera Plástica, fue como un proyecto de educación y concientización ambiental en cuanto a la reducción del consumo de los plásticos de un solo uso. Empezó a partir de la problemática de estos plásticos en el ambiente, más que nada en Quilmes y zona Sur de Gran Buenos Aires. 

“Así surge esta idea de la idea de amor, juntando todos los plásticos de un solo uso que empezó como una idea chiquita de lo que uno podía hacer desde su casa donde todos estos envoltorios y plásticos que usamos todos los días en casa en el trabajo o en la escuela y los descartamos podían pasar a ser un nuevo comienzo”

Aca se veían plásticos sueltos en parques, plazas y arroyos dentro de lo que es la región que hay muchos arroyos que desembocan en el Río de La Plata y por supuesto en el mar y a raíz de esta realizado de montañas de residuos dentro de los arroyos en las plazas y parques  y barrios es que un grupo de gente empezó a investigar que se podía hacer para frenar y reducir esta realidad. 

Así surge esta idea de la idea de amor, juntando todos los plásticos de un solo uso que empezó como una idea chiquita de lo que uno podía hacer desde su casa donde todos estos envoltorios de fideos, polenta, legumbres, leche, paquete de azúcar, de galletas, de golosinas, de productos de limpieza, de rollo de cocina, etc. Todos estos plásticos que usamos todos los días en casa en el trabajo o en la escuela y los descartamos. 

Lo vemos como residuos y terminan en el techo como mejor opción. Entonces se empezó a investigar para ver que se podía hacer con estos plásticos y descubrieron que se podían utilizar como un recurso y se podía reciclar dentro de todo. Es un material de muy difícil reciclaje pero es algo que se puede hacer. Ahí arrancan de la mano de 4E Madera plástica que recicla y procesa plástico para obtener tablas de madera plástica y construir mobiliarios de uso público. 

A partir de ahí botella de amor buscaba reducir el consumo de plástico por un lado y el que no se puede evitar tratar de darle una solución para que no termine en un arroyo en un relleno sanitario. Entonces decidimos hacer todo a partir de eso y se arrancó el primer año nadie lo conocía, era algo nuevo que daba que hablar pero no se entendía muy bien que era. 

No era algo que se escuchara mucho sobre todo porque se venía  hablando desde antes del eco ladrillo y cambiar o incorporar esto de la botella de amor quizás costó un poco pero el crecimiento de 2019 en adelante fue realmente exponencial con más de 400 puntos de acopio en todo el país, más de 200 escuelas que incorporaron el proyecto en sus curriculas o actividades. Contamos con escuelas, instituciones educativas, clubes de barrio, agrupaciones de vecinos, pymes, empresas y municipios que incorporan la temática. 

-¿Les sorprende haber generado una comunidad tan amplia que recicla en todo el país en tan poco tiempo? 

Hay mucha gente que se sorprende que en tan poco tiempo por el alcance que tiene hoy el proyecto dentro de Buenos Aires y  otras provincias porque es muy grande para lo que es un proyecto de 4 años y de temática ambiental. 

Es algo que nos hace muy felices y nos pone muy contentos y cada día se siguen sumando. Porque es algo que no pasó de moda. Cada vez va tomando más fuerza y aunque hay problemas siempre buscamos una solución para ir creciendo. 

Cada vez que se suma un punto de acopio o una escuela es una nueva meta o desafío. Muchas veces nos llevan por las redes sociales una escuela de Chaco o Formosa que está empezando a juntar las botellas y nos las quieren traer hasta Buenos Aires para que ese plástico llegue a destino y se pueda reciclar adecuadamente y no termine en el basural prendiéndose fuego. 

-¿Qué respuesta tuvieron de la gente cuando empezaron con este proyecto? 

Un dato no menor es el tema de la pandemia. En el 2020 la gente con todo el tiempo dentro de su casa empezó a tomar consciencia de los residuos y de lo que consumían. Más allá de que uno quizás estaba harto de esta en la casa y empezó a buscar nuevas ideas de repente algunos buscaban recetas de cocina y empezó a cocinar, o hacer ejercicio o dar clases virtuales también hay gran proporción de personas que buscaron sumar hábitos más sustentables.

La experiencia me enseñó que mucha gente empezó a ver que podía hacer con los residuos y llegaron a la botella de amor. Tenemos mucho registró que de la pandemia, la gente empezó a preguntar mucho más y a conocer en detalle. Así es como, no solo con la botella de amor, sino también con el compostaje, la gente le dio oportunidad a hacer compost en su casa. 

“Hay muchas personas que nos dicen que saben que una botella quizás no es nada pero es su grano de arena y de eso hay mucho. La gente lo ve a nivel individual y sabe también que esa es la manera de hacer cambios colectivos”

Son ideas que capaz antes ya tenían conocidas pero quizás no se animaban o no daba el pie. Nos llegan mensajes o testimonios de la gente que nos decía que conocía Botellas de Amor por conocerlo en el colegio de sus hijos o en el trabajo pero no sabían cómo arrancar.

El bichito de la curiosidad está, a la hora de poner a la práctica es otra cosa. Hoy por hoy la gente que hace botella de amor realmente está preocupada por la problemática a nivel ecológica del país y del planeta, cada vez se escuchan mas noticias o uno se entera más de problemáticas ambientales o catástrofes que ocurren en otros lugares y cada vez está más conectados a la problemática a nivel planetario y uno busca qué hacer desde su lugar. 

“Uno puede tomar las decisiones y las acciones que están a su alcance y que prefiera pero a la larga termina escuchando lo que hace el vecino, lo que hace la familia, lo que hace el de al lado, siempre a nivel local pero eso se va colectivizando y creo que ese es el camino que hay que tomar”

Hay muchas personas que nos dicen que saben que una botella quizás no es nada pero es su grano de arena y de eso hay mucho. La gente lo ve a nivel individual y sabe también que esa es la manera de hacer cambios colectivos. Uno puede hacer una botella de amor y buscar los plásticos que están en la casa y vea que la empresa que tiene enfrente desperdició un montón de residuos o contaminando y piensa para qué lo hago yo si el resto no lo hace aunque por suerte son pocos los que piensan así. 

Uno puede tomar las decisiones y las acciones que están a su alcance y que prefieran pero a la larga termina escuchando lo que hace el vecino, lo que hace la familia, lo que hace el de al lado, siempre a nivel local pero eso se va colectivizando y creo que ese es el camino que hay que tomar. 

-¿Cómo es el proceso de formar una Botella de Amor?

La idea es ampliar todo el conocimiento de lo que hacemos desde Botella de Amor y porque lo hacemos. No obligamos a nadie a que haga las botellas de amor pero si invitamos, recomendamos sumarse a esto. Hay mucha gente que dice que no puede armar la botella pero si uno no lo puede hacer hay que encontrarle la vuelta. Muchas veces uno no hace la botella porque no sabe cómo se hace y para eso brindamos capacitaciones, eventos y jornadas. 

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Siempre que alguien nos invita las puertas de la fundación están más que abiertas y van a encontrar la mejor predisposición para poder participar porque creemos que la educación es lo primordial y la divulgación de la información más que nada. El proyecto puede estar buenísimo pero si la gente no lo conoce no va para adelante. 

“La pandemia nos permite apoyarnos en las plataformas virtuales y nos dio una oportunidad bastante grande para elevarnos a más lugares”

Realizamos charlas, talleres y capacitaciones en escuelas, instituciones, clubes de barrio, parroquias, empresas, empleados municipales. Toda persona que esté interesada en conocer el proyecto o conocer sobre la temática y cómo lo hacemos o para que lo coordinamos los hacemos virtuales como presenciales. 

Es muy importante tener en cuenta porque antes eran las charlas solo presenciales, nos acercabamos en la escuela para dar a conocer el proyecto, obviamente la principal limitación era la distancia y como se arrancó con poca gente era imposible. 

La pandemia nos permite apoyarnos en las plataformas virtuales y nos dio una oportunidad bastante grande para elevarnos a más lugares. Eso permitió este alcance del proyecto, hoy me conecto con una escuela de San Luis, Santa Fe, Córdoba y está buenísimo porque les planteó una problemática global como es la contaminación de los plásticos y los chicos nos cuentan su realidad y es super enriquecedor, hay empresas que nos contactan para realizar estas capacitaciones y lo bueno y que también me encanta es que al hacerla virtual se pueden conectar los colaboradores de otros lugares del país. 

Estos encuentros son super enriquecedores y conocemos otras problemáticas para ver qué podemos hacer volviendo a lo individual y colectivo. Lo individual se vuelve colectivo, porque quizás haya gente de Chubut que no sabía que en Formosa también se hacía y ahí va tomando mayor llegada. 

En cuanto a las jornadas o eventos el proyecto siempre tiene la intención de conocer y compartir y conocer nuevos proyectos para buscar alianzas para trabajar juntos. 

-¿Cuál es la trazabilidad del proyecto? ¿Cuál es el destino de las Botellas de Amor?

Uno empieza a armar la botella en su casa la escuela o el trabajo y la lleva a un punto de acopio, hay más de 300 oficiales partes de la Fundación en todo el país que son lugares que se dedican a la concientización local, reciben las botellas y se encargan de enviar esas botellas a la planta de reciclaje. Nos envían las botellas que llegan a manos de la fundación y nos aseguramos que en la Planta se procese. 

Una vez que entra la carga puede ser un auto, una camioneta o un acoplado. Se pesa en una balanza industrial para llevar un registro de la cantidad diaria, luego se abren manualmente para separar y clasificar los materiales. Por un lado se hace para controlar y verificar el material que llega. 

“Esa mezcla que queda entra  en una máquina final del proceso que es una extrusora y busca que esa mezcla se caliente por un proceso de termofusión y se inyecte dentro de un molde que le va a dar la forma de la madera plástica”

Muchas veces llegan botellas llenas de pilas que no podemos reciclar y recuperar o  llega una botella con papeles o cartón o aluminio o telgopor, gomas siliconas, todo lo que no reciclamos o procesamos. Ahí se separa el plástico flexible o duro. 

Ahí van a la aglutinadora, molino o mezcladora que busca reducir el volumen y la densidad del plástico para triturarlo. Esa mezcla que queda entra  en una máquina final del proceso que es una extrusora y busca que esa mezcla se caliente por un proceso de termofusión y se inyecte dentro de un molde que le va a dar la forma de la madera plástica. y una vez que se desmolda y se tiene la tabla ya se puede trabajar igual que la manera convencional con las mismas máquinas o herramientas de carpintería y a partir de ahí se ensamblan los mobiliarios que se buscan, desde un deck para la casa, un piso, un banco, una mesa, una silla, una compostera, una huerta, estantes, muebles

creo que qué proyectos llevan adelante.

-¿Qué cantidades están manejando actualmente?

Varía bastante la cantidad de material que entra pero básicamente por mes recibimos unas 20 toneladas de botellas de amor o plásticos de un solo uso. Para tener una dimensión de esta cantidad es necesario mucho material. En el 2018 se recibían dos o tres toneladas es bastante importante como creció en un año son 250 toneladas aunque varía mucho depende del momento del año.

 En las vacaciones de invierno entró muy poquito material. Casi que me daba un paro de por qué no están llegando botellas, la gente dejó de armarlas pero fue solo en las vacaciones y algunos puntos de acopio cerraron. En julio había entrado muy por debajo del promedio y en agosto fue un pico extremo. Hoy por hoy es como sienten que han articulado el trabajo en la sociedad.

Hoy no seríamos quienes somos si la gente no se hubiera enterado de este proyecto y me pone muy contenta a nivel personal que se dé lugar a estos temas de sustentabilidad que hoy en día está teniendo un buen desarrollo así que agradecer el espacio y a seguir así. Desde la casa desde la escuela hasta el trabajo puede aportar con algo tan chico como juntar el paquete de lo que comieron a la tarde. 

En síntesis

Botella de Amor

Año de inicio: 2018

Misión: impulsar la concientización sobre la utilización y el consumo de los plásticos, como a su vez recuperar el material mediante el reciclaje. 

Principales acciones: Campaña botella de amor, la generación de un ecoladrillo con diversos puntos de recolección en el país. El objetivo final es la confección de madera plástica utilizada para mobiliarios. 

Visión a futuro: Reducir la contaminación del plástico en el país y ofrecer una alternativa a través de la reutilización del mismo. 

Impacto: Recuperan 250 toneladas de plástico de único uso que envían casas, colegios y empresas, entre otros, dentro de botellas. Hay 400 puntos de acopio en Argentina.

¿Cómo ayudar?: Haciendo tu botella de amor en casa. 

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