No hay dudas de que las principales ciudades del mundo han empezado a transitar un camino hacia la modernización y la sostenibilidad. Sin embargo, dentro de los puntos más importantes a la hora de considerar las ciudades inteligentes y sustentables, la felicidad de las personas y su capacidad para desenvolverse en un ambiente limpio, con oportunidades laborales y acceso a la tecnología ocupa un rol fundamental.
Si bien el principal objetivo es poder reducir el calentamiento global del planeta por medio de la descarbonización de las ciudades, el objetivo final siempre es que la vida saludable esté al alcance de todas las personas, de todos los barrios, de todas las ciudades y de todos los países De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas, una ciudad sustentable es aquella que “reduce las vulnerabilidades de su población e incrementa la capacidad adaptativa”.
En relación a eso, todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero fundamentalmente el número 11, apuntan a promover ciudades incluyentes, compactas y conectadas mediante la planificación, el diseño urbano, la gobernanza y la economía. Es decir, todos los aspectos de un ámbito de vida orientado a mejorar la vida de las personas y por ende su felicidad.
Estas mediciones han llevado a que se intente cuantificar la felicidad a través del Informe Mundial de la Felicidad, que utiliza datos de encuestas globales para informar cómo las personas evalúan sus propias vidas en más de 150 países en todo el mundo.
Según la página oficial del informe, la intención es “revelar una luz brillante en tiempos oscuros”. La pandemia trajo no solo dolor y sufrimiento, sino también un “aumento en el apoyo social y la benevolencia. Mientras luchamos contra los males de la enfermedad y la guerra, es esencial recordar el deseo universal de felicidad y la capacidad de las personas para apoyarse mutuamente en tiempos de gran necesidad”.
Durante los últimos años es Dinamarca el país que lidera este ranking, principalmente Copenhague, su capital. Allí una mezcla de soluciones inteligentes y tecnológicas confluyen con un colorido mar, con sus respectivas playas doradas y una arquitectura radical. En otras palabras, se trata de edificios modernos, similares a naves espaciales.
“La metrópolis marítima es el caso de estudio favorito de un diseñador urbano con su infraestructura neutra en carbono, facilidad para peatones y ciclistas, y un próspero ámbito público. Los diseñadores daneses han descifrado el código para construir ciudades más felices, dejando muchos modelos de los que aprender”, explicaron.
Tal es la realidad en el país que hasta han dedicado una palabra exclusiva para esto en su idioma: Hygge, que significa acogedor. Bajo este modelo del hygge es que los daneses han impulsado la vivienda en su territorio articulando diversas tecnologías de punta con las comodidades, facilidades y el diseño estipulado por el modelo nórdico.
Según expresaron los arquitectos nórdicos al respecto, este modelo danés busca representar una atmósfera “cómoda, satisfactoria que impulse el bienestar”, y eso ha permitido también que edificios públicos, plazas y hasta espacios privados vivan acorde a este modelo sustentable que, además, pregona la calidad de vida de las personas.
Modelo danés de ciudad sustentable
Además de este modelo interesante de arquitectura plasmado en Dinamarca, desde el Gobierno Nacional, en articulación con los distintos distritos del país, han impulsado un modelo ejemplar de ciudad sustentable que le ha permitido mantenerse en la cima europea durante los últimos diez años gracias a ser una de las naciones que más ha hecho por convertir a sus ciudades en inteligentes y sustentables con el fin de reducir el impacto ambiental del Cambio Climático, mejorar la calidad de vida de sus ciudades y su interrelación con el gobierno.
Esto le permitió tener el reconocimiento de diversos organismos mundiales que la han puesto de ejemplo sostenible para impulsar este modelo en algunas otras ciudades del viejo continente. Un ejemplo de ello es el posicionamiento de Copenhague, su capital, en el top 10 mundial en los ranking de ciudades inteligentes de IMD y de IESE-Cities in Motion, así como el liderazgo en el índice de ciudades seguras de EIU (Economist Intelligence Unit).
Dentro de estas iniciativas, el plan nacional es conseguir que Copenhague sea la primera ciudad libre de emisiones de CO2 del mundo. Más específicamente un barrio de la ciudad, que funcionará como laboratorio y se llamará Nordhavn, que lleva unos 10 años en transformación para convertirse en una gran área urbana sostenible Para trasladarse por aquellas latitudes es pertinente hacerlo mediante la movilidad sostenible, utilizando más que nada bicicletas. De todas formas, se espera que durante los próximos años avancen otros tipos de movilidad eléctrica.
Por otra parte, dentro de los rankings impulsados en la ciudad, el portal The Economist (EIU) ha catalogado a Copenhague como la ciudad más segura del mundo. El estudio fue impulsado por medio de la Unidad de Inteligencia que calificó a unas 173 ciudades de todo el mundo teniendo en cuenta diversos factores como la atención sanitaria, los índices de delincuencia, la estabilidad política, las infraestructuras y el acceso a los espacios verdes.
“La estabilidad y la buena infraestructura son los principales encantos de la ciudad para sus habitantes, respaldados por una buena atención médica y muchas oportunidades para la cultura y el entretenimiento“, explicaron desde la Unidad de Inteligencia.
El aspecto más valorado de la capital danesa fue la seguridad personal, con la que encabezó el ranking mundial. Pero los demás indicadores también lograron buenas posiciones y, por eso, en el promedio de la seguridad general Copenhague lideró el ranking.
Sin dudas, la ciudad danesa ha sabido erigirse como un modelo a seguir por el mundo gracias a la conciencia del pueblo en general que, desde sus orígenes viven rodeados de montaña, bosques y agricultura lo que les ha permitido forjar un imborrable sentido de pertenencia ambiental.
Claro que no es esto lo único que le ha permitido sostenerse como un caso de referencia internacional, sino también la gran capacidad de gestión de los funcionarios daneses que vienen impulsando políticas verdes en todo el territorio consiguiendo la descarbonización, pero también promoviendo un modelo urbano como no hay otro.