Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) presentó un informe sobre la distribución de los puntos de carga eléctrica en el continente. Países Bajos y Alemania concentran la mitad de los enchufes mientras que el resto está dividido en 25 países distintos.

Mucho se habló durante el último tiempo sobre la importancia de lograr una transición hacia la electromovilidad. Uno de los principales problemas en los que se repara para entender la dificultad de impulsar esta movilidad es la falta de capacidad económica de las personas para alcanzar los costos elevados de un vehículo eléctrico. Sin embargo, no se trata del único limitante. 

Según lo expresó en un informe la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), no hay una gran disposición de puntos de carga eléctrica en el continente europeo. Sólo dos países concentran casi la mitad de los enchufes (48,8%), mientras que la otra mitad se la reparten los 25 Estados miembros restantes.

Se trata de los Países Bajos  (90 mil cargadores) y Alemania (60 mil cargadores), que si bien presentan una gran concentración de esta infraestructura, ambos territorios no representan más de un 10% de la superficie total del continente.  Por su parte, la otra mitad de los cargadores están dispersos en los 25 países restantes, cubriendo el 90% de la superficie de la región.

Esta situación genera una importante brecha entre los países situados en los primeros puestos del ranking y los que se encuentran al fondo de la tabla, con una diferencia sustancial en la cantidad de territorio cubierto con estaciones de carga. Países Bajos, que encabeza la lista, tiene casi 1.600 veces más puntos de recarga que el Estado con menos infraestructura (Chipre, con solo 57 puntos de recarga). Es más, los neerlandeses tienen tantos cargadores como 23 estados miembros juntos.

Por otra parte, en un hecho que demuestra la diferencia económica pero también de los lineamientos políticos entre los distintos países de la UE. Solo como ejemplo, Rumania, un país que cuenta con un territorio seis veces más amplio que los Países Bajos sólo dispone del 0,4% de todos los puntos de recarga del continente. 

En el continente ya se han tomado diversas estrategias para lograr impulsar la implementación de puntos de carga en todo el territorio, como el caso de España, que ha empezado una serie de inversiones para impulsar la electromovilidad, o la electrificación del Corredor del Mediterráneo o el acuerdo entre Portugal y el gobierno español para brindar autonomía a las carreteras de la región.  

Esto se traduce en una fuerte política pública por parte de la Unión Europea en todos los países que la componen durante los últimos cinco años, con un aumento del 180% lograron instalar un número cercano a 307.000 puntos de recarga. Sin embargo, las autoridades europeas explicaron que aún se está lejos de lo que se requiere para empezar a pensar en instalar la electromovilidad como primera opción.

Dicho de otra manera, aunque hubiera una lluvia de vehículos eléctricos en el continente y dejarán de existir los de combustión interna que generan elevados estándares de contaminación, la incapacidad de obtener puntos de carga en las calles de las ciudades europeas haría que estos coches solo sean basura sin capacidad de trasladarse por la falta de puntos de carga. 

Los análisis indican que para satisfacer la demanda en caso de aumento de vehículos eléctricos en el lugar, se necesitarían unos 6,8 millones de puntos de carga público. Desde la UE tienen en mente conseguir este número para el 2030, pero teniendo en cuenta que no se llegó al millón de puntos de carga, se trata de algo muy lejano. Para conseguir este número se necesitaría una batería de inversiones realmente considerables, y al punto de hoy nadie parece prometer eso ya que esto se traduce en la necesidad de un crecimiento de más de 22 veces en menos de 10 años. 

Desde ACEA, además de presentar el informe sobre la cantidad de puntos de carga distribuídos, también aseguraron que el Reglamento de Infraestructura de Combustibles Alternativos (AFIR), propuesto por la Comisión Europea el año pasado también se trata de un intento ineficiente. 

Al menos así lo aseguró su director general, Erik-Mark Huitema, quien explicó: “Si bien algunos países están avanzando en lo que respecta al despliegue de infraestructura, la mayoría se está quedando atrás”. 

Además, el especialista aseguró que no todos los países de la UE se encuentran con capacidad de realizar los mismos esfuerzos y la disparidad económica es quizás uno de los principales problemas de la región. Esto se traduce en el ranking que se presenta a continuación: 

Top 5: Países con MÁS cargadores

  1. Países Bajos (90.284)
  2. Alemania (59.410)
  3. Francia (37.128)
  4. Suecia (25.197)
  5. Italia (23.543)

Top 5: Países con MENOS cargadores

  1. Chipre (57)
  2. Malta (98)
  3. Lituania (207)
  4. Estonia (385)
  5. Letonia (420)

Por eso, desde ACEA están invitando a los distintos funcionarios a reforzar “AFIR para que pueda lograr el objetivo de construir una densa red europea de estaciones de carga, que se extienda de norte a sur y de este a oeste”. 

De momento el objetivo es algo distante, teniendo en cuenta que no se llega a cubrir el 5% de las necesidades estimadas para el año 2030. Se espera en los próximos años un sinfín de inversiones tanto públicas como privadas que generen un rebote en los distintos países del mundo. ¿Podrá Europa consolidar la descarbonización de su movilidad? 

tienes que ser suscriptor para comentar