El panorama poco alentador en relación al impacto del cambio climático en el mundo obliga a los países a pisar el acelerador en relación a las políticas e inversiones a realizar para frenar el desastre. Según lo expuesto por el IPCC la situación ambiental es crítica y mucho peor de lo que se esperaba.
Según expresaron los funcionarios del organismo, los intentos por detener el calentamiento global están siendo insuficientes y es imperiosa la necesidad de tomar cartas en el asunto. Lo saben muy bien desde la Unión Europea, que ha impulsado un financiamiento de € 18 millones para la zona sur de Asia.
De esta forma buscan estimular las inversiones en energía, agua, gestión de residuos, transporte, logística y edificios ecológicos para beneficiar a personas y empresas. Todo esto teniendo en cuenta que, hoy por hoy, un 40% de la población mundial vive en zonas de vulnerabilidad y riesgo.
La intención es poder lograr un armado de infraestructura que permita subsanar esta situación, brindando un colchón que ayude a mitigar el impacto del cambio climático e impulsar la naturaleza a una regeneración sostenida.
De hecho, el nombre de la iniciativa lo indica, ya que desde la UE la llamaron “Aceleración de la Infraestructura Inclusiva y Adaptada al Clima en el Sur de Asia” y se ejecutará en un plazo de cinco años entre el 2021 y el 2026.
Desde el continente asiático ven con buenos ojos esta inversión y la catalogaron como “un alivio económico” para la región, ya que el impacto de la pandemia de Covid-19 significó un duro golpe para el desarrollo de la infraestructura pero también para el despegue de diversos emprendimientos.
La iniciativa estará a cargo de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) que buscará desarrollar nueva infraestructura en la región por sumas para los emprendimientos por casi € 3 millones destinados a la inversión de construcciones climáticamente inteligentes.
De esta manera no solo buscan lograr un desarrollo estructural de la región y poder brindar respuestas al cambio climático, sino que también buscan elaborar un plan de recuperación post covid.
Con la llegada de la pandemia los compromisos de inversión para el desarrollo de infraestructura de parte del sector privado se redujo en un 52% con los números que venían desarrollándose años anteriores.
De esta manera buscarán volver a levantar los números y, fundamentalmente, a atraer capital privado para el desarrollo de construcciones sostenibles e inteligentes que permitan impulsar el desarrollo de nuevas políticas para frenar el avance del calentamiento global.
El programa también apoyará el desarrollo de programas climáticamente inteligentes en agricultura, manufactura, turismo, salud y educación, además de enfocarse en temas clave como ciudades, género y finanzas verdes.
Desde la UE conocen muy bien la necesidad de redoblar esfuerzos en esta crisis climática, pero también saben que no basta con desarrollar solo el centro de Europa. Los cambios e inversiones desiguales que se han dado a lo largo y ancho del planeta no promueven una solución integral.
No sirve de nada que las inversiones se encuentren centradas en el viejo continente, por lo que resulta necesario extender estas políticas a aquellos lugares donde no se han desarrollado las infraestructuras. Esta vez es el turno del sur de Asia. ¿Estarán a tiempo?