Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

La idea es organizar ciudades como si fueran barrios para que los habitantes tengan la posibilidad de acceder a satisfacer sus necesidades elementales a pie o en bicicleta “a solo 15 minutos de su casa”.

Posiblemente durante estos últimos meses de pandemia haya aparecido en el feed de tu celular el concepto de ciudad de los 15 minutos. ¿De dónde viene este término? ¿Qué significa y por qué es tan importante para lo que se viene? 

Este concepto está directamente relacionado con el de las ciudades sustentables, inclusivas e inteligentes, ya que refiere a una ciudad tipo barrio donde sus habitantes no tengan que recorrer grandes distancias para llegar a sus hogares, trabajos o supermercados. Una ciudad que reduce su contaminación en una gran escala. 

De esta manera, para trasladarse, los ciudadanos podrán hacerlo en bicicleta o directamente a pie, logrando disminuir considerablemente la huella de carbono. Sin embargo, lo que más interpela a esta idea es la necesidad de reducir los espacios con grandes aglomeraciones de gente. 

Esto, claro, no se trata solo de una cuestión de movilidad, sino de organización y recursos. De hecho, el principal papel a la hora de retomar la importancia de la ciudad de los 15 minutos es lograr pequeños cúmulos sociales o barrios independientes, sustentables que se relacionen entre sí. 

La idea es que nada quede a más de 15 minutos de movilidad activa desde los hogares, sin embargo, se trata de una premisa que exige un rediseño urbano que permita que los habitantes puedan acceder a esto. 

Nada más y nada menos, lo que se busca es que todos accedan de igual manera a los servicios esenciales, ya sean públicos o privados, como pueden ser los trabajos, la educación, los museos y bibliotecas, supermercados y hasta cines o centros de entretenimiento. ¿O acaso no hubiera sido distinta la pandemia si las ciudades estuvieran organizadas de esta manera?

Orígen de esta idea

Aunque tuvo un boom en la era post pandemia, donde las personas se dieron cuenta que las condiciones de aglomeración en las que se vive solo generan un atraso en la disponibilidad de los recursos, ya sea alimenticios como sanitarios, la idea de la ciudad de los 15 minutos es mucho más vieja de lo que se piensa. 

La primera vez que sonó con fuerza fue en Norteamérica, cuando por el año 1900 el planificador urbano Clarence Perry elaboró distintas investigaciones basadas en “el papel del vecindario”. Por suerte, para él, y para quienes hoy en día traen de nuevo este concepto, la idea fue resurgiendo en distintos momentos históricos. 

De hecho, que se esté hablando nuevamente sobre esta temática en la actualidad se debe a que la alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo,  quien resaltó el impacto social benéfico que podría tener esta iniciativa y hasta avisó que lo intentará en uno de los centros urbanos más importantes del mundo. 

Gracias a esto, y a la pandemia, el urbanista franco-colombiano Carlos Moreno, uno de los pensadores que más se encuentra militando esta iniciativa, salió a hablar públicamente en varios medios. 

El actual docente a cargo de la cátedra de Territorio e Innovación de la Universidad Sorbona de París, sostiene que son necesarias seis ideas centrales para sostener este proyecto: alojarse, trabajar, comprar, tener acceso a la salud y la educación y, por último, al entretenimiento. 

“Lo que queremos hacer es crear una ciudad descentralizada, salir de la ciudad moderna, que está especializada espacialmente. Que la gente, teniendo esta descentralización, reduzca la presión sobre las infraestructuras de transporte”, explicó el especialista. 

Además, con esta iniciativa el urbanista sostiene que se resolverá la problemática del caos turístico en las grandes ciudades: “El centro de las ciudades es bastante turístico, y queremos que continúe teniendo atractivo, pero también crear una nueva calidad de turismo descentralizado que permita descubrir nuevos lugares que ya existen en los barrios”. 

¿Realidad o utopía?

Hoy por hoy, principalmente en los focos en desarrollo, como pueden ser los países y ciudades latinoamericanas, la idea de la ciudad de los 15 minutos suena algo difícil de ejecutar. 

No únicamente por la falta de recursos y espacio, sino por el particular planeamiento urbano que acontece en las provincias y localidades. Para ello, no solo es difícil delimitar nuevos espacios en forma de vecindarios, sino asegurarse de que puedan tener acceso a la satisfacción de sus necesidades más elementales. 

Tampoco es tan usual aún en el resto del mundo, aunque si se observan algunos casos con avances incipientes, aunque sea de manera parcial. En ese sentido, se pueden citar implementaciones en algunas ciudades del primer mundo, como Melbourne en Australia, Amsterdam en Holanda en Europa. En tanto, en Estados Unidos se suman San Francisco, Boston y Washington. Por el este del planeta-si se mira un planisferio- también se suma China, con Shangai y Cantón. 

Por lo pronto, todo parece indicar que, al menos en los países menos desarrollados, tendrán que contentarse con que este tipo de ciudades sean centros turísticos o pruebas piloto. Siempre atentos a lo que ocurre en aquellas urbes como París que aseguran la posibilidad de poner en marcha la ciudad de los 15 minutos. 

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