Tener una ciudad que brinde distintas facilidades de transporte es sin duda uno de las necesidades más básicas y elementales en la vida urbana actual. Quienes necesitan viajar al trabajo, al colegio o simplemente para dar un paseo suelen sufrir las malas decisiones de las ciudades, pero festejan las buenas políticas de transporte. En Ecuador, más específicamente en Quito con el Metro se hizo realidad el sueño “Línea en los Andes” que cruce toda la ciudad. En este artículo veremos cómo este fue un gran aporte a la sustentabilidad y el cuidado ambiental.
Quito es una ciudad estrecha y densamente poblada que durante los últimos años enfrentó desafíos considerables en la expansión de su sistema de transporte público. Es que allí además de la falta de infraestructura deben lidiar con las alturas propias de ser una zona montañosa. Sin embargo, todo empezó a cambiar en 1995 con la implementación del Bus Rapid Transit (BRT).
NUEVO METRO DE QUITO
El Metro de Quito es un ejemplo de megaproyecto exitoso, sorteando innumerables desafíos. “A pesar de retrasos y cierres temporales, la finalización de esta infraestructura compleja, sin experiencia previa en el país y a un costo extraordinariamente bajo, es excepcional”, explicaron desde la compañía. En comparación con proyectos similares a nivel mundial, el tiempo desde la conceptualización hasta la implementación es notablemente rápido.
Para ello fue necesario un proyecto articulado que permitió conseguir este increíble acuerdo. En 2010, la Municipalidad de Quito se asoció con la Región de Madrid para desarrollar los estudios de la primera línea de metro. La financiación provino del Banco Europeo de Inversiones, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial. La colaboración entre estas instituciones no solo fue un hito sin precedentes, sino que también estableció un marco de gestión contractual flexible para superar desafíos.
ACTUALIDAD DEL METRO
El nuevo metro aporta dignidad a la mayoría de los habitantes de Quito, especialmente a las mujeres, que dependen del transporte público. La inauguración generó asombro y sonrisas, transformando la percepción de inseguridad y malestar asociada al transporte público anterior. Este sentido renovado de dignidad se espera que influya en toda la movilidad urbana.
La línea, con 15 estaciones y 22,5 kilómetros de extensión, utiliza un sistema completamente eléctrico, ahorrando aproximadamente 67.000 toneladas de CO2 al año. Además de reducir las emisiones nocivas, el metro mejora la inclusividad social al considerar necesidades de género y discapacidad, con seguridad reforzada y facilidades para personas con discapacidades.
Para este trabajo el Metro Lineal Uno se integró de manera transparente con la infraestructura de movilidad existente, conectándose con sistemas BRT y rutas peatonales. Esta integración efectiva destaca la importancia de considerar el panorama general del transporte urbano al implementar nuevas soluciones.
ESTRATEGIA DE DATOS
El proyecto enfrentó desafíos, pero la colaboración entre múltiples partes interesadas, incluidos los bancos multilaterales, el sector privado y una gestión de proyectos sólida, garantizó su éxito. Además, el uso de datos precisos durante todo el proceso, desde la conceptualización hasta la implementación, subraya la importancia de una planificación bien fundamentada.
El Metro de Quito no solo reduce los tiempos de viaje y los costos operativos, sino que también mejora la seguridad y la comodidad del pasajero. Las lecciones aprendidas en Quito apuntan hacia un futuro donde la movilidad urbana no solo sea un medio para un fin, sino también un pilar de vida urbana sostenible, equitativa y vibrante.
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