Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

Es un modelo de integración de familias en inmuebles según sus necesidades, compartiendo zonas comunes, servicios, y abaratando el precio del suelo y de la construcción. En la ciudad de Viena (Austria), más del 60% de la población viven en estas viviendas sociales o colaborativas. Ahora se acelera este modelo en España. Conocé detalles en esta nota de CityMotion*, colaborador de Utopía Urbana en Europa.

Por Luis Fernando Prieto

Aunque España y los principales países del centro de Europa, Suiza, Austria, República Checa o Alemania han tenido un desarrollo de sus respectivos parques de viviendas muy diferente en las últimas décadas, el modelo del Cohousing o Social Housing empieza a abrirse paso en territorio español. Con la gran referencia de Viena, ciudad de alto nivel de vida; y donde el 60% de su población vive en este tipo de espacios, se abre un horizonte esperanzador para impulsar medidas que puedan acabar en el futuro con la especulación de la vivienda, y hacer realmente más asequible el acceso a éstas de todo tipo de inquilinos y compradores. 

Para reflexionar con la vista puesta en este objetivo, se impulsó un encuentro de debate profesional, en el marco del Foro Internacional UIA 2022 (Foro Internacional de Vivienda Asequible), donde participaron la arquitecta austriaca  Katharina Bayer, del estudio de arquitectura Einszueins Architektur, especializado en vivienda social participativa; y la arquitecta y catedrática española Carmen Espegel, directora del grupo de investigación en vivienda colectiva (ETSAM).

El evento se centró en el modelo vienés, así como en fomentar el intercambio y aprendizaje mutuo sobre estrategias sostenibles e innovadoras para disponer de viviendas asequibles en entornos urbanos. 

La cuestión de la vivienda se ha convertido en un problema de primer orden en muchas de las principales ciudades europeas. Ha llegado el momento de dar una respuesta ante esta necesidad humana, con creatividad y pensando a largo plazo. En este sentido la ciudad de Viena tiene más de 100 años de experiencia en las viviendas sociales, cooperativas de viviendas o el cohousing. Y hoy, el 60% de su población vive en este tipo de unidades. 

“Lo primero es armar equipos formados por profesionales y propietarios; los futuros usuarios, y así, con un equipo de unas 20 personas como mínimo empiezan este tipo de grandes proyectos”, comentó Katharina Bayer. “Queremos integrar a todo tipo de familias, cerca de sus necesidades, pero también cerca de la sostenibilidad. Lo primero que necesita el Cohousing o la vivienda social es que bajen los precios de los suelos, que las instituciones perciban esta necesidad y prioricen a estos grupos de propietarios antes que a las empresas privadas que luego especulan”. 

Hay muchos retos por delante como sociedad. Y uno prioritario es la vivienda. El espacio medio en metros cuadrados en las viviendas más estándares se ha duplicado desde 1971, y la lógica del mercado ha dictado que estos 50 años suban los precios de forma desorbitada. Si a esto le unimos las necesidades que requieren los nuevos tipos de viviendas en cuanto a tecnología y sostenibilidad, el concepto de clúster de viviendas, cohousing o vivienda social es la respuesta. 

“En Viena, una de cada tres casas subvencionadas es una casa inteligente. La media de espacio por persona es 25 metros cuadrados; lo que debemos valorar es la relación del individuo con su familia, y de esta con su comunidad, para definir la tipología de vivienda que queremos. Son muchas las necesidades conjuntas que se pueden satisfacer en espacios colectivos, abaratando costes y disminuyendo las necesidades de espacio”, apuntó Bayer. Sin olvidar las viviendas individuales, también con cabida en estos proyectos, y que han incrementado su presencia en las ciudades en un 100% en el último medio siglo. 

RETOS ECOLÓGICOS, SOCIALES Y ECONÓMICOS

Para hablar de cohousing, hay que ver el entorno social en el que se vive, y el tipo de vecinos que habitarían de forma conjunta. Por ejemplo, en 2024, tras la evolución de la última década, la población de más de 75 años será un 37% mayor, debiendo repensar así los modos de cuidar a la familia, y plantear el vivir en este tipo de espacios, pero con ámbitos totalmente individualizados y separados. 

Pero también hay retos ante los que este tipo de proyectos responden de manera enérgica; retos ecológicos (consumo, cambio climático), sociales (cambios demográficos, disolución de las tradicionales formas de familias) y económicos (especulación, asequibilidad, costes de tierras, formas de construcción…)

En Viena existen en este modelo 900.000 apartamentos para 1,9 millones de personas, de los que el 77% son alquilados, 220.000 son propiedad de la autoridad municipal de Viena y 250.000 subalquilados como cohousing. “En Viena, lo sostenible debe de ser social, económica y medioambientalmente duradero. Todos debemos construir las ciudades, a través de los arquitectos, pero confeccionando conjuntamente el concepto de ciudad que queremos. Debemos trabajar sobre soluciones integrales para retos complejos, que necesitan una visión interdisciplinar y grupos de trabajo”, apuntó la arquitecta Bayer.

En Viena, el Cohousing empieza con un café entre técnicos y futuros vecinos, que cambian impresiones; pero también introducen en los equipos sociólogos y asistentes sociales, para tener una visión más profesional del grupo que afrontaría su vida en ese espacio colectivo. 

El cohousing está promovido por los cousuarios, con dos grandes metas, construir juntos y vivir juntos. La gestación empieza con reuniones de los futuros vecinos, que promueven un concurso entre diversos estudios de arquitectura y empiezan a trabajar con el seleccionado. Primero a nivel individual, luego en torno a pequeños grupos y, finalmente, a nivel comunitario, para tomar decisiones, detallar zonas comunes, características de las viviendas… 

“El resultado es que, como media, en muchos de nuestros proyectos, casi 100 personas viven en 39 apartamentos”, resaltó Bayer. “Tratamos de que las zonas comunes inviten a hacer vecindario, que las zonas bajas sean de encuentro. Por ejemplo, zona de juegos, cocina comunitaria, espacios para compartir bicicletas, carsharing integrado; porque la sostenibilidad es importante para nosotros y los usuarios. La asociación sigue siendo parte de la gestión de las viviendas. Cada miembro es propietario y gestor”, explicó la arquitecta austriaca en torno al concepto de gestación del cohousing. 

PIONEROS DE UN NUEVO URBANISMO, PERO TAMBIÉN DE UN NUEVO MODELO DE VECINDARIO

Pioneros de un nuevo urbanismo y un nuevo desarrollo urbanístico, para promover diversidad social, interacción y generar un vecindario agradable. Cada proyecto crece a su manera, algunos con rondas de crowdfounding, otros integrando a diversos grupos y comunidades, o como en otros ámbitos; que se han creado, por ejemplo, tándems generacionales en grupos de dos apartamentos.

Estos tándems son la base de la convivencia intergeneracional y la interacción social. Se da en el 60% de los casos, para cuidado de niños, de mayores… Son proyectos colaborativos, inclusivos y asequibles, incluso con colectivos de refugiados. Oportunidades para trabajar (coworking), tener una jubilación tranquila, gestionar conjuntamente los asuntos comunitarios… son muchas las oportunidades que surgen al habitar este modelo de vivienda.

Y EN ESPAÑA

Aunque en España este modelo de vivienda no ha tenido un gran recorrido, sí hay proyectos que quieren impulsarlo, y también hay precedentes. Conocidos más como ‘alojamientos colectivos’, hubo ya experiencias en los años 60 en Segovia, en los 70 con Ricardo Bofill en Barcelona, en los 80 con Manuel Casas en Madrid o en los 90 con Víctor López en Santiago de Compostela. Es decir, no se parte de cero y son muchos los profesionales que ya han aportado su visión en el urbanismo español, y que; con el contexto actual de falta de asequibilidad en la vivienda que existe en España, son varias las voces que abogan por un impulso decidido en esta materia. 

Una de esas voces autorizadas es la de Carmen Espegel, de la Escuela de Arquitectura de Madrid y directora del grupo de investigación en vivienda colectiva (ETSAM), que participó en este encuentro del Foro UIA. Espegel insistió en cómo estos inicios sirvieron para poner en valor el contexto social y lo común. Todos estos proyectos eran muy sensibles con el concepto de comunidad. Creando vecindarios, incluso, con espacios para taxis y ambulancias para los vecinos. 

Estos espacios colectivos también se usaban por la Sección Femenina en el régimen franquista y por los denominados ‘domingueros’, que estaban menos tiempo en estos alojamientos y pagaban sólo el 25% del coste. Los modelos eran desde cooperativas de construcción o grupos de autoconstrucción.

“Ya en el Siglo XXI, los concursos y promociones del Ministerio de Vivienda acapararon 5.688 viviendas sociales en España. Centrándonos en Madrid, estas viviendas han servido para abrir nuevos espacios residenciales en zonas que antes no tenían, o que se destinaban a otros fines, como polígonos. Para estos proyectos, los promotores privados también pueden lograr subvenciones públicas”, apuntó la arquitecta y catedrática española.

Hay muchos ejemplos de vida en común, que confirman que este modelo en España puede tener su cabida. Pero antes hay que definir bien el cómo vivir juntos. Hay tres grandes ejes que preocupan en esta materia, la concienciación medioambiental, lograr un suelo y unos proyectos económicamente sostenibles, y contar con la filosofía de vivir para compartir

Para lo primero es importante saber cómo se afronta la sostenibilidad medioambiental, el cuidado del entorno y cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar en este aspecto; encontrando un balance entre construcción y conservación, con materiales locales o de lugares cercanos, que tengan un grado de reutilización y cuyos traslados no supongan grandes emisiones. Carmen Espegel expuso cómo en determinadas islas se aprovecha la abundancia del alga posidonia que, siendo mezclada con arena, logra estructuras firmes y rígidas de gran fiabilidad.  

Para lograr un proyecto sostenible económicamente, desde las instituciones se ayuda con cantidades, y también con terrenos en zonas industriales o periféricas, que son más baratos. También la gestión y el devenir del proyecto es conjunto, evitando gastos intermedios innecesarios y con un protagonismo más latente de los futuros vecinos, con reuniones, encuentros, primeros trabajos… En Barcelona reluce ahora la comunidad de LaCol, con este tipo de filosofía, creando 28 viviendas de 40, 60 o 75 metros cuadrados, combinando espacios como lavanderías, cocinas, parkings, patios y zonas comunes alrededor del edificio.

Para lo tercero; difundir la filosofía del ‘compartir’, una de las claves reciclar antiguos espacios, renovar antiguos edificios para viviendas, por ejemplo, naves o fábricas. En Barcelona se han dado caso, otorgando uso ciudadano o cultural a este tipo de espacios, pero la gran innovación ha sido también destinarlos a viviendas. Cuando se avanza en proyectos de este tipo, se plantean incluso compartir espacios entre comunidades, pero también relaciones, afectos; desde la perspectiva individual, pero trabajando con otros y con la realidad de lo colectivo. Negociando también espacios o tiempos de uso. 

¿ESTÁ PREPARADA LA SOCIEDAD ESPAÑOLA PARA EL COHOUSING?

Este concepto decae con la crisis de 2008, aumentando la intención de lograr beneficios con las viviendas, hasta el punto que la promoción pública no es de interés hoy. Todas las necesidades quedan postergadas por el beneficio económico. “En España y todo el arco mediterráneo tenemos que importar el Know-How de los países europeos mencionados” sentenció Carmen Espegel.

“Es importante tomar a esos pioneros y lanzar proyectos. Aunque parezca que un 5% o 10%  puede ser poco, es un buen comienzo, cuando la cultura de este modelo de vivienda no está tan desarrollado. Pero estamos esperanzados, por los proyectos iniciados en distintas partes del mundo. La pregunta no es ¿estamos preparados?, que lo estamos; sino, ¿estamos preparados para una casa asequible? Claro que sí. Lo que podemos es revertir la situación para que estos proyectos no se pierdan en los entramados del mercado”.

Lo ideal es iniciar el proceso desde el principio. La asequibilidad en el mercado es muy complicada. Es cuestión de poner en una balanza los servicios de una vivienda convencional y las ventajas del cohousing, y depende mucho de la fuerza del grupo. Debes decidir cómo reduces tu espacio individual por el cohousing. 

Este modelo no está previsto para muchas respuestas individuales, sino que todo se hace de forma asociada. Estos proyectos son muy precisos con las necesidades de la gente. Pero esta es la mejor forma de escapar de la especulación y del concepto de propiedad o alquiler por rentas. Está claro que es una respuesta para aquellos que no pueden encontrar un espacio en la ciudad a través del mercado. 

Algunos pasos han de ir hacia escarbar profundamente en el sistema, para ir cambiándolo poco a poco, mediante legislaciones. Hablar del derecho a uso, y que la propiedad recaiga en las cooperativas. Y cambiar el concepto hacia una visión en la que el bien común es también un beneficio individual. La opción de que el ayuntamiento ceda o casi regale terrenos a los futuros propietarios se ha demostrado una fórmula que funciona para este modelo, cediendo dichos terrenos durante un número de años, para que sea el ayuntamiento también propietario de forma permanente”. 

Es importante conocer otros proyectos, entrevistar a otros arquitectos, organizaciones, es muy fácil desviarse del camino… y acabar con la estructura jerárquica para que arquitectos, profesionales y propietarios trabajen conjuntamente. 

Nota: * CityMotion es una publicación impresa y online orientada al desarrollo de las ciudades, con sede central en España. Utopía Urbana y CityMotion han firmado un acuerdo de colaboración para el intercambio de información relacionada con el desarrollo de las ciudades en el mundo. 

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