La carrera por encontrar alternativas sustentables dentro de la movilidad y así avanzar hacia una industria automovilística amigable al ambiente no solo se relaciona con la electrificación de los motores. También se trata de encontrar componentes no contaminantes para el proceso de fabricación: es aquí donde los neumáticos y la utilización del caucho aparecen como uno de los tantos recursos a reemplazar.
Lo saben muy bien en todo la cadena automotriz, no sólo la relacionada al mercado urbano, también las distintas empresas involucradas en las competiciones deportivas del mundo motor que han empezado a hacer cambios en este sentido.
El caucho, reconocido material con el que se construyen los neumáticos históricamente, está en la recta final de su utilización desde el año 2017 cuando los productores reconocieron la crisis de abastecimiento. Por un lado la problemática indica que se trata de un material contaminante que no recibe el correcto tratamiento una vez que termina su ciclo vital convirtiéndose en Neumáticos Fuera de Uso (NFU) una problemática vieja con impacto moderno.
Por ejemplo, en Argentina se superan las 130.000 toneladas anuales acumuladas en basurales a cielo abierto. La mala gestión de los NFU no solamente genera su excesiva acumulación, sino también la mala idea de aquellos que buscan quemarlos liberando el famoso “humo negro” que emite mercurio, plomo y dioxido de carbono y daña a la capa de ozono.
Del total de estas toneladas, un 90% no recibe un tratamiento adecuado ni es utilizada para la generación de nuevos artículos por medio de la implementación de la Economía Circular. Ha quedado demostrado que esta problemática no solo afecta a las grandes ciudades como Buenos Aires, uno de los máximos generadores de este tipo de residuos en el país alcanzando las 40.000 toneladas anuales, sino que también afecta a todas aquellas regiones más pequeñas donde acumulan los NFU en rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto.
Esta problemática llama la atención y obliga a la acción a todo tipo de empresas, entre ellas las fabricantes de neumáticos como Michelin, que puso a esta cuestión en su compromiso para ser una empresa sustentable hacia 2050 a nivel global. En esa misma lógica se mueven los otros grandes productores como Pirelli, Goodyear y Bridgestone Firestone, entre otros.
UN NUEVO MATERIAL ALTERNATIVO
Para lograr generar un menor impacto negativo de los neumáticos a nivel mundial se han comenzado a utilizar algunos nuevos materiales que se están poniendo a prueba para evaluar si es pertinente reemplazar el caucho por alguno de ellos.
El que más ha avanzado durante los últimos años es el Guayule, una planta que se encuentra disponible en la mayoría de los climas del mundo y que es de fácil cultivo.
“La hevea brasiliensis, que es el árbol del que actualmente obtenemos nuestro caucho natural, es renovable, pero hemos observado la cantidad de agua que se utiliza en el proceso de fabricación, junto con el hecho de que existe cierta inestabilidad geopolítica en las áreas donde se cultiva. Con Guayule se usa mucha menos agua para producir y se cultiva en el suroeste de los EE.UU. En comparación con otras plantas que se cultivan en la región, como el maíz y la alfalfa, requiere aproximadamente la mitad del agua”, explicó Cara Krstolic, directora de ingeniería y fabricación de neumáticos de carrera e ingeniera jefe de deportes de motor de Bridgestone Americas, según el medio Infobae.
Las primeras experiencias comenzaron en el 2015, cuando la empresa mundialmente conocida Ford lo implementó en los burletes de las puertas, como también en las escobillas del limpiaparabrisas. El éxito fue tan rotundo que desde la empresa han empezado a idear modelos aplicables a los neumáticos en busca de encontrar un reemplazo definitivo al caucho natural.
Pese al éxito, muchas empresas se mostraron negativas ante este reemplazo por tratarse de una apuesta y no de una certeza. En ese sentido, muchos de ellos decidieron esperar a que sean otras empresas las que realicen las pruebas. Sin embargo, el tiempo empieza a acabarse y la necesidad de reemplazar los materiales contaminantes o en peligro de extinción es una obligación innegable.
Por esta razón, a fines de mayo de 2023 la Fórmula IndyCar le dará lugar por primera vez al Guayule en el famoso premio de las 500 Millas de Indianápolis. Allí, dentro de la categoría de habilidad y precisión donde se evalúa a los conductores acorde a su capacidad de maniobrar en los espacios en medio de las carreras, tendrá lugar este recurso para poder evaluar la respuesta de este material ante la competencia de primer nivel.
En esta ocasión es la empresa Firestone la que se animó a producir este material e incluirlo dentro de sus neumáticos que se diferencian de los convencionales por tener una banda de color verde que los identifica.
De esta manera, además de poner a prueba al material, lo que da comienzo a una serie de evaluaciones necesarias para empezar a utilizarlo de manera profesional, buscan poder visibilizar la situación e impulsar a otras empresas a cambiar el caucho natural por otro tipo de material.
Pese a la intención, aún no están habilitados para la gran competición, ya que son demasiados los estándares de calidad que necesitan ser aprobados para una competición que corre por encima de los 250 km/h.
Por otro lado, también se están empezando a utilizar plásticos reciclados en el proceso de fabricación de los vehículos. Este se puede ver manubrios, escobillas y hasta tazas de neumáticos que son fabricadas por plásticos PET reciclados. Se estima, incluso, que alrededor de 4.000 millones de botellas de este material podrían ser transformadas al año solo por esta industria.
De esta manera, la intención de reemplazar algunos de los materiales históricos y contaminantes por parte de las empresas líderes en competiciones internacionales busca impulsar un verdadero cambio a nivel mundial. ¿Qué te parece esta iniciativa?
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