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Siguiendo modelos productivos ancestrales de agricultura, con la ayuda de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), buscan retomar la chakra andina, un modelo agroecológico de los pueblos originarios que incluye la soberanía alimentaria y cultural.

No hay dudas de que uno de los principales factores para medir la sostenibilidad de los países es la gestión ambiental y la preservación de su entorno. O mejor dicho, hacer un uso responsable de los recursos naturales para evitar comprometer a las generaciones futuras. Ecuador, es uno de los ejemplos más claros en este camino, que busca incorporar la biodiversidad a su estructura productiva nacional. 

Sin embargo, esto que resulta algo casi inherente a la estructura social del país, es algo que empezó a tenerse en cuenta durante los últimos años. Es que la colonización ha hecho sus estragos y ha dejado barreras que impiden la apropiación cultural nativa de las nuevas generaciones. 

De esta manera, con la intención de preservar el ambiente, pero también la identidad ecuatoriana en la manera de producir, es que desde el Gobierno Nacional buscan articular el modelo de producción del país a una de las técnicas ancestrales agrícolas que existen desde los pueblos originarios: la chakra andina

De esto ya ha tomado nota la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida com FAO, y el propio Subsecretario del Tratado Internacional de dicha institución, Álvaro Toledo, se ha referido al respecto de esta situación en un video del BBVA: “Ecuador es uno de los países que mejor ha integrado la biodiversidad dentro de sus planes de gestión de la agricultura nacional”.

Claro que de esto no solo depende la intención nacional, ni de la FAO, ni de los funcionarios que buscan impulsar el modelo productivo ecuatoriano y Toledo lo sabe muy bien, pues conoce de cerca la labor rural: “Los guardianes de las estructuras gastronómicas en muchas partes del mundo son las mujeres rurales que también son las actrices principales en la conservación de semillas y variedades y biodiversidad”. 

En ese sentido, Magdalena Fueres, representante del Comité Central de Mujeres Ecuatoriano aseguró: “Durante muchos años fuimos afrontando la pérdida de nuestras semillas y con ellas nuestra biodiversidad. Hay cosas que ya no se pueden sembrar, así que estamos tratando de recuperar esos productos para ponerlos a disposición”: 

En ese sentido, otra de las especialistas de la FAO que se expresó al respecto fue Virginia Vallejo Rosas, parte del equipo de Gestión e Investigación en sistemas socioecológicos: “Nos interesa mucho que se conozca lo que es la chakra andina ya que se un modelo  productivo ancestral que integra la soberanía alimentaria, la comercialización justa y  la concientización de una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada”. 

En ese sentido, la especialista destacó la importancia de que los procesos productivos de gobierno se encaren desde una perspectiva soberana culturalmente y respetuosa de los orígenes y de los pueblos nativos, quienes verdaderamente transpiran esa huella cultural:  “Venimos de una historia de colonización que nos ha hecho rechazar nuestro origen, lo que somos y es necesario poder reconstruir esa historia”, expresó la mujer. 

Esa misma crítica hizo Fueres en relación a la manera de gestionar los recursos que históricamente ha tenido Ecuador: “Durante años siempre pensaron en la productividad, en tener mucha ganancia agrícola y nadie buscó proteger el legado del conocimiento de nuestras abuelas y abuelos basada en la biodiversidad. Queremos producir un alimento nacional que llegue a los chefs del país para poder ofrecer una gastronomía nacional”, concluyó. 

“Ecuador fue el primer país del mundo en reconocer a los Derechos de la Naturaleza en su Constitución. Además, forma parte de la lista de países que albergan más de las dos terceras partes de la biodiversidad del mundo, ​ siendo este el más pequeño en cuanto a superficie de todos ellos, convirtiéndose en el país con mayor cantidad de especies por kilómetro cuadrado”, expresaron. 

Esa misma línea es la que efectivamente tienen los gastronómicos de la región, al menos quienes trabajan y enseñan en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) conocen muy bien la relación entre la historia cultural del país y la alimentación que reciben. Andres Padilla, uno de los chefs de la institución aseguró: “Es algo que viene desde los comienzos de la historia, cuando los pueblos originarios tenían que buscar qué comer. El problema estaba cuando ya no había alimento en el lugar y tenían que moverse a otros lados”, empezó el hombre que prosiguió: “Eso se terminó con esta revolución agrícola del neolítico donde la gente empezó a domesticar plantas a asentarse y a formarse las chakras como la conocemos”. 

Es aquí donde Padilla pone el comienzo de la identidad cultural agrícola productora, pero también donde marca el comienzo de la gastronomía nacional: “Una vez que se asentaron en un lugar se generó una cultura relacionada al entorno geográfico. La identificación de un espacio físico en la montaña, el lago, tiene un significado. La gastronomía permite unir todas estas cosas, tanto las tangibles como las intangibles”, concluyó. 

Qué es la chakra andina

¿Hacia dónde es que está apuntando el gobierno ecuatoriano con el incentivo a la chakra andina? Es un método de cultivo regenerativo que fue implementado por los pueblos indígenas Quichuas que se ubicaban en lo que hoy es reconocido como la sierra de Ecuador. 

Con el paso del tiempo se ha convertido en una de las maneras de la agricultura familiar más utilizada en los Andes y uno de los íconos culturales más importantes de la región, ya que en ella descansan secretos ancestrales de cultivo, pero también alimenticios y espirituales. 

En otras palabras, este método regenerativo y agroecológico busca unir diversos pisos climáticos de la zona interandina, desde los 2.500 hasta los 3.400 msnm. de la sierra de la zona de Cotacachi al Norte del Ecuador uniendo a su vez un sinfín de familias rurales que se encargan de liderar la producción nacional. 

Sin embargo, esta vez, tanto desde las FAO como desde el gobierno nacional, buscan trascender las cuestiones productivas e incorporar al nuevo modelo de Ecuador una economía que incluya las estructuras culturales más importantes de la región. De esta manera no solamente incorporar una soberanía alimentaria, cultural y productiva, sino también retomar algunas de las visiones ambientalistas y espirituales de la cosmovisión kichwa (quichua) por encima de los modelos productivos capitalistas. ¿Podrá Ecuador lograr incorporar la importancia cultural a su modelo económico?

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