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Sergio Moreno, presidente de la ONG, nos cuenta en exclusiva cómo se da el trabajo tras las rejas con el objetivo claro de lograr la inclusión de los más vulnerados en contexto de encierro.

Sin dudas que el trabajo de la Fundación Oficios es clave a la hora de la reinserción laboral de internos que estuvieron presos o incluso para lograr la aceptación de aquellos trabajadores que son constantemente marginados por cuestiones culturales propias de una situación económica deteriorada. 

Ya vimos en otra oportunidad como el trabajo de Sergio Moreno, quien dirige la fundación, ha impulsado de manera notoria la creación de una identidad social de los estudiantes de oficios gracias a la formación que reciben desde la fundación. 

Ahora, en este nuevo capítulo de entrevistas de Utopía Urbana, nuevamente nos encontramos con la ONG Fundación Oficios, ya que nunca alcanza el tiempo para conocer en detalle la labor que vienen realizando desde el año 2006. 

En esta oportunidad , en la charla con Moreno, conocimos su trabajo dentro de los pabellones carcelarios en los que buscan dar clases y formación sin romper los parámetros cotidianos de la institución, pero sí intentando lograr nuevas oportunidades cuando los internos vuelvan a estar en libertad. 

Si te interesa conocer más sobre esta realidad argentina, no dudes en leer esta espectacular entrevista con quien preside la fundación.

¿Qué desafíos presenta la formación en entornos complejos y cómo influyen las problemáticas sociales que se dan en el lugar? 

La principal dificultad es que competimos contra problemas más urgentes y la educación en esos casos nunca es urgente. Ya sea en el barrio 31 o en el Penal de San Martín la urgencia es la alimentación o unas chapas para construir su casa, o la violencia que se vive a diario. 

Lo que a veces es difícil de ayudar a sostener tiene que ver con una reparación de la biografía personal o la posibilidad de dejar de rebotar permanentemente en el mercado de trabajo. La idea es que la gente pueda tener un proceso formativo y que se habitue a lo que es laburar. Porque las urgencias que te comenté atentan a que la gente pueda tener un trabajo. 

“Lo complejo hoy es que la gente entienda que el que no tuvo la posibilidad de formarse necesita un trabajo muy arduo para recuperar esta cuestión”

Cuando vas a los barrios vulnerables te encuentras con que los ciclos son muy cortitos. Esto de pensar qué hacer el año que viene la gente no se pregunta. Lo complejo hoy es que la gente entienda que el que no tuvo la posibilidad de formarse necesita un trabajo muy arduo para recuperar esta cuestión. La gente no tiene información de donde hay centros de formación. La educación tiene un efecto invisible, entonces muchas veces es muy difícil convencer a los que pueden ayudarnos. 

-¿Se promueve el trabajo grupal? 

Tratamos de que todos los cursos tengan practicas solidarias para que hagan algo entre todos. Trabajamos en equipo dentro de los cursos y dividimos al grupo. Pero todos los que van a estudiar de grandes lo hacen por ellos mismos. 

Cuando uno va a estudiar a la facultad lo hace con la convicción de que le va a servir a uno y ahí se da una cuestión colectiva de que conoces gente porque son cursos sociales entonces se da un montón esta articulación de trabajar lo colectivo. 

“Cada vez que trabajamos en algún lugar, ya sea un barrio carenciado o un penal, la idea es trabajar desde las necesidades de la gente”.

Pero cada vez que trabajamos en algún lugar, ya sea un barrio carenciado o un penal, la idea es trabajar desde las necesidades de la gente. De esta manera buscamos docentes internos de electricidad o carpintería. 

Necesitamos equipos de docentes dentro de las cárceles, porque de esta manera se facilita un montón las cosas porque no pagas el costo cultural, no pagas el costo de coraje, no pagas un montón de costos. El que está ahí sabe quien quiere aprender y quien no. Hay sistemas dentro de la unidad penal que los conoce el que está adentro y el que viene de afuera no. 

Es difícil sostenerlo en el tiempo, conseguir los recursos y darle continuidad porque nos damos vuelta y tenemos que conseguir plata para invertir en algo que socialmente es importante pero no se considera urgente. 

-¿Cómo se enseña bajo la tensión social? 

Enseñamos como si fuéramos a aprender nosotros. Hay una diferencia muy grande entre profesionalizar la gestión de una ONG y darle el valor de la esperanza de que cada persona que se mete en un aula realmente tiene. 

Enseñamos con un gran nivel de exigencia, queremos que los docentes nos digan si llegaron tarde, si les dan los contenidos para aprobar y se le puede dar un certificado o no, porque esa persona sale después a trabajar. La recomposición de los hábitos de esa persona tiene que tener el nivel de una empresa. O si quiere trabajar solo de manera independiente también tienen que evitar tener ciertos márgenes de permisibilidad. 

“Hay gente que viene muy distante del sistema educativo o del mercado de trabajo y necesita un poco más de tiempo en los talleres”

Si te digo que vas a salir siendo soldador, pero no hay electrodos, no va. Lo clave es profesionalizar la gestión de una ONG como institución educativa o como empresa y hacerle sentir a la gente que se puede convertir en profesionales. 

“Queremos que la gente salga de los cursos con la posibilidad de poder enseñar o con la posibilidad de desarrollarse profesionalmente”. 

El profesionalismo está en cómo vos haces tu trabajo, tengas un título o no. Queremos que la gente salga de los cursos con la posibilidad de poder enseñar o con la posibilidad de desarrollarse profesionalmente. 

Hay gente que viene muy distante del sistema educativo o del mercado de trabajo y necesita un poco más de tiempo en los talleres. Con lo que te diría que somos exigentes porque la calle es exigente y un error te lo cobra muy caro. 

La idea y el desafío es entender que todo el trabajo adulto tiene que resistir todo lo exigente que es la calle, ya sea en el trabajo formal como informal, trabajando de manera independiente, en una cooperativa o con un patrón. 

-¿Cómo se da la vinculación con el mercado laboral? ¿Hay diferencia entre aquellos que se reciben de un oficio en el barrio y quienes salen de un penal?

Es muy difícil y es por esfuerzos puntuales de un empresario. Hoy en día con los antecedentes penales es muy cortito que te digan que no. Hay empresas que por ahí tienen una premisa de cupos, pero la realidad es que tomar a alguien con antecedentes penales es muy complejo. 

La idea y la premisa es que, una vez que salen del penal se sigan formando e intentando ser un trabajador independiente. De esa manera no se van a sentir degradados cuando le pidan el certificado de antecedentes. La gastronomía, la construcción, en muchos casos no piden. Viviendo en Argentina, además, hay mucho trabajo informal donde no piden directamente ese certificado. 

“En el penal tratamos que la gente entienda que le va a ser muy difícil trabajar en una empresa”

La realidad es que la gente, para trabajar tiene que esperar a estar en libertad. Por eso lo que le planteamos es que se organicen en cooperativas por la informalidad. En el penal tratamos que la gente entienda que le va a ser muy difícil trabajar en una empresa. Tienen esa ilusión o referencia aspiracional porque la empresa da trabajo en blanco, pero la realidad es que tienen pocas chances. 

El tema difícil es la vinculación del egresado con la demanda de empleo. Ahí tenemos algo a favor y es que tratamos de enseñar como en la UBA. Durante el curso el planteo es ver dónde y cómo hay demanda de trabajo. 

-¿Cómo se da la articulación con el Estado en sus distintos estratos? ¿Cómo consiguen el dinero necesario para financiar los talleres?

Hoy para hacer este tipo de cosas por fuera del sistema educativo tenemos al estado como referencia siempre. El trabajo nuestro que es del Estado, contactamos con empresas que el eje inclusión les resulta importante. 

“La articulación es clave a nivel cultural y necesaria para que la educación funcione”

En cuanto a la articulación nosotros con el  servicio penitenciario nos dicen que somos más duros que ellos con el tema de los horarios o por ejemplo con utilizar el celular en clase.  La articulación es clave a nivel cultural y necesaria para que la educación funcione. 

También tratamos de articular con instituciones provinciales, municipales o nacionales y tratamos de hacerlo por la certificación oficial. Tenemos como una marca y una manera de hacer las cosas viendo que siempre hay talento local. Queremos poder formar en las unidades carcelarias un equipo de docentes y que eso empiece a traccionar en las unidades. 

Hoy invertir en educación tiene un valor alto que es fundamental y entendemos que es clave. Pero la articulación es necesaria en los tres niveles, con el socio local, con el que cree en vos e invierte recursos y con el que te ayuda a certificar mejor. 

-¿Notan que sus talleres van creando lazos comunitarios?

Tenemos la complejidad de conseguir recursos para que no haya pausas y dar cursos con continuidad siempre. Dimos clases igual en la pandemia pero nos partió al medio porque no conseguimos plata. 

En el penal tenemos la complejidad de que las autoridades penales cambian todos los años. Por eso tenemos que hacer que los internos reclamen esto más allá de la comida, los colchones y la comodidad. Porque es esto lo que les va a permitir mejor de verdad cuando salgan. 

“La educación es invisible, vos formaste a alguien pero esa persona no cambió morfológicamente. Queremos que cuando la gente salga nadie lo esté mirando con incomodidad o desconfianza de que va a volver a delinquir”

La educación es invisible, vos formaste a alguien pero esa persona no cambió morfológicamente. Queremos que cuando la gente salga nadie lo esté mirando con incomodidad o desconfianza de que va a volver a delinquir. 

Nuestra misión es muy compleja, es bastante difícil porque crecen las ollas populares más fáciles de lo que podemos lograr una formación. Si no es desde los barrios es muy difícil cambiar esta situación. Hay que armar un entramado con las organizaciones que están en las villas para poder darle curso a la formación laboral o profesional. 

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