En un nuevo capítulo del ciclo de entrevistas de Utopía Urbana charlamos con Sergio Moreno, director de la Fundación Oficios, que busca desde hace más de 15 años brindar ayuda a la comunidad por medio de la formación y certificación profesional para promover la inserción laboral de los sectores societarios con menos recursos.
En esta oportunidad, el hombre que dedicó su vida a la formación de personas para que puedan mejorar su calidad de vida, es recibido de contador, pero desde temprana edad profesionalizó su capacidad de brindar ayuda. Luego de una asistencia inicial a los peones rurales de Río Negro, cruzó el país para llegar a Benavidez, provincia de Buenos Aires, donde la fundación que hoy dirige tiene sede nacional.
“Lo que hacemos es un instrumento de inclusión muy fuerte”, reconoció en la exclusiva y aseguró: “Las ONG no deberían existir para siempre. Deberían cumplir su rol y que el Estado recupere su verdadera función”.
-¿Cómo se originó la Fundación y desde cuando están trabajando la temática?
La fundación tiene origen el 2006 por cinco personas que se conocían y les fue bien en el rubro inmobiliario y el desarrollo de barrios cerrados y decidieron armar una iniciativa de cara a la comunidad que pudiese perdurar, que no fuese una iniciativa de ayuda o asistencia parroquial. Estas personas tienen en común la religión por lo que, a partir de allí decidieron ser solidarios, siempre marcando una gran diferencia entre caridad y solidaridad que son cosas muy distintas y le pidieron a una persona que se encargue de armar el proyecto.
Se diseñó una escuela de oficios con muy buena llegada a la comunidad que se financiara con lo que los barrios podían llegar a donar de expensas o de lo que fuere, pero también vincular con el Estado, porque cuando uno hace algo relacionado a la educación tiene que tener una política educativa de qué oficios enseñar, por qué y cuáles ve bien para el futuro.
“La gente tiene que entender que el certificado que acá les damos vale mucho y por más que sea gratuito es un certificado de calidad académica”
La persona que lo diseñó no podía llevarlo a cabo y ahí aparecí yo, que venía de recibirme de contador pero trabajando muy fuerte en lo comunitario desde chico. Ahí quedé como líder de proyecto donde se armó desde el nombre hasta las acciones y empezamos a trabajar con Fundación UOCRA brindando cursos de hormigón y albañilería en Benavidez y desde 2006 hasta hoy ya pasaron más de 7 mil egresados.
La gente tiene que entender que el certificado que acá les damos vale mucho y por más que sea gratuito es un certificado de calidad académica. Pueden ser profesionales con este certificado y eso es algo muy poderoso. Independientemente de que históricamente está destinado al adulto empobrecido sin certificaciones laborales tratamos de darle una vuelta de rosca.
Tratamos de ser una organización dinámica y versátil, buscamos resolver mucho caminando en la calle porque nos permite ver la realidad y también articulando con las empresas porque son las que terminan volcando novedades en el mercado, o necesitando gente, o cooperando a través de estrategias de responsabilidad social en la construcción de entidades de este tipo.
-¿Cómo se da la articulación con las empresas?
Históricamente la beneficencia en Argentina hacía mucha caridad, y eso se sigue haciendo en muchas empresas hoy en día. Por eso lo que tratamos de hacer es entender dónde está el negocio de la empresa para tratar desde ahí de encontrar soluciones que mejoren la comunidad y esto para nosotros en el punto de formación es claro.
Hay que encontrar empresas que estén convencidas de los procesos de formación y que además utilicen articuladamente a los Estados municipales, provinciales y nacionales para programar empleo. Articular entre Estado, ONGs y empresas termina siendo muy exitoso si es un programa con claridad. La empresa tiene que entender que la demanda de trabajadores es inmediata, pero los procesos de formación tienen un proceso de aproximadamente un año.
“Nuestro laburo genera o permite que la gente tenga la posibilidad de buscar su identidad social y que le pueda enseñar a su familia que estudiar siempre vale la pena”
Allí esperamos que los avisos de empleos tengan modalidad de contratación, lugar de trabajo, día y horario y requisitos excluyentes, porque en eso también filtramos las búsquedas. La idea es encontrar empresas que trabajen bien. Buscamos formar gente autónoma que pueda decidir dónde trabajar.
¿Qué programa desarrollan y cuál es su impacto?
En esto de tener al Estado como referencia estamos dentro del paraguas del Ministerio de Trabajo de la Provincia y damos los talleres que dicta el Instituto Provincial de Formación Laboral. Le da un impulso a la formación y una mirada adelante articulando con empresas. Hay mucha gente que busca ir a laburar en empresas, otra que busca laburar sola y otra que no le da para hacerlo en empresas por antecedentes penales.
En relación a algunos programas nos adaptamos en algunos cursos a lo que dicta la provincia y otros cursos los armamos nosotros, como el de Cajero Comercial que lo armamos con bancos. La idea es que aprendan a manejar una caja y hacer operaciones financieras con dispositivos móviles para que puedan trabajar en los comercios de la zona.
Es una manera de bancarizar a la gente, a los bancos les interesa y nosotros tratamos de involucrarlos en sus programas financieros. Al banco le interesa que se hagan estas cosas para que la gente se bancarice y mejore el índice de bancarización general.
“La gente nos dice que nunca fue alguien en la vida y que les es imposible progresar. Cuando se reciben de nuestra Fundación recuperan una identidad social que creían perdida”.
Buscamos acá un aliado para el curso de cajero comercial y tratamos de que las empresas entiendan que no les pedimos hacer beneficencia, sino que nos acompañen a generar cambios.
Al caminar mucho por los barrios nos ha pasado que la gente nos diga que nunca fue alguien en la vida y que les es imposible progresar en la vida. Ahora, cuando esa gente tiene un certificado y le decís mirá “a partir de ahora sos plomera, o albañil esa persona recibe un papel donde dice que la provincia le reconoce su labor”. Entonces, de esta manera, esas personas recuperan una identidad social que creían perdida.
Nuestro laburo genera o permite que la gente tenga la posibilidad de buscar su identidad social y que le pueda enseñar a su familia que estudiar siempre vale la pena. Los hijos no quieren hacer lo que hicieron los padres en situación de pobreza porque no quieren trabajar 30 años para vivir como lo hicieron sus familiares.
-¿Creen que es necesario, además de la formación, romper con ciertas estructuras laborales que permitan mejores empleos y condiciones laborales?
Estudiar es un manto invisible, no es que estudias algo y te lo olvidas. Empodera mucho formarse y permite decir “che, este laburo tan malo no lo agarro”. Estudiar te permite elegir.
Hay casi 12 millones de personas en Argentina que deberían tener el secundario terminado y no lo tienen y eso te genera mucha menos libertad. La causa más importante de abandono escolar es la falta de ingreso familiar.
Tratamos de mostrarles que con la ayuda que les damos se puede mejorar la comunidad. Más allá del trabajo el certificado cambia muchas cosas muy simbólicas.
-¿Cuál es el rango de edad con el que trabajan principalmente? ¿Dónde tienen sede?
Nuestra sede está en Benavídez, también en Tigre, Pilar y en el Penal de San Martín. Ahí tuvimos un buen suceso de internos que pudieron dar clases porque ahí se genera un cambio social inmenso porque automáticamente pasa de ser un preso al profe adentro del penal y le cambia el rol social y afuera puede dar clase. También damos clase en Rojas, Provincia de Buenos Aires y en Río Cuarto, Córdoba.
“El promedio está cerca de los 35 años con mucha dispersión de acuerdo al curso y al horario”
Los chicos jóvenes entre 14 y los 20 años es muy difícil que les resulte atractivo lo que hacemos porque les interesan otras cosas. Hasta que no tienen hijos o se asientan un poco más son poquitos los casos de jóvenes de esta edad que vienen. Hay, pero son menores.
Masivamente la gente viene desde los 26 en adelante y después, según el curso cambia también la gente que viene. Otro factor de la formación que incluye es que generalmente se da en el turno noche, y en general el que tiene disponibilidad para venir es el hombre. Si es de noche son mayoritariamente hombres, si es a la mañana mayoritariamente mujeres. El promedio está cerca de los 35 años con mucha dispersión de acuerdo al curso y al horario.
-¿Además de la articulación entre empresas y el Estado, se da también algún cruce con otras fundaciones que permitan consolidar ciudades inclusivas?
Yo creo que si, lo que termina pasando es que lo que hacemos tiene un costo y lo tenemos que saldar para dar el curso gratis. Si vos haces un curso de soldadura para 25 personas necesitas 25 delantales, 25 pares de polainas, por lo menos 12 mascaras, 6 amoladoras, 6 soldadoras, banco de trabajo, electrodos y discos y no bajas del millón de pesos.
Hemos trabajado con distintas organizaciones, pero adonde vamos tenemos que tener la capacidad de adaptarse y los recursos económicos para que esto se haga. Deberían haber centros de formación en la puerta de cada villa.
“El Estado perdió mucho lugar, ocupado por las ONG que deberían pensar en desaparecer en vez de perpetuarse en un lugar porque hay que formar a la gente para que trabaje”
Para poder facilitar esto habría que tener un esquema que permita a las personas poder llevar sus propias herramientas. Estamos viendo de armar una ciudad mínima educativa para que la gente pueda llegar.
Pero la mirada que tenemos es que las ONG deberían desaparecer, no deberían existir para siempre, el Estado debería recuperar su lugar. Pero es muy difícil, el tejido social se ha dañado mucho en los últimos años y la gente no cree en las instituciones. El estado perdió mucho lugar, ocupado por las ONG que deberían pensar en desaparecer en vez de perpetuarse en un lugar porque hay que formar a la gente para que trabaje. Necesitan un empujón de sentir que puede. La gente ve que cuando hacemos bancos, asientos que permiten mejorar la comunidad también les interesa.
En síntesis
Fundación Oficios
- Año de inicio: 2006
- Misión: Promover la inserción sociolaboral de los sectores de la comunidad de menores recursos, a través de procesos educativos y formativos.
- Principales acciones: cursos, talleres de formación y docencia.
- Visión a futuro: Lograr impulsar la formación de los sectores menos privilegiados de la sociedad, brindando herramientas de progreso.
- ¿Cómo ayudar? Donando aquí.
Medios de contacto
Mail: info@fundacionoficios.org.ar
Página WEB: https://www.fundacionoficios.org.ar
O a través de redes sociales
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