Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

No los actualizaba desde el 2005 y es un claro gesto de presión a los países para que reduzcan la contaminación del aire producida en mayor medida en grandes centros urbanos.

Después de 16 años sin alterarlos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó los indicadores de la calidad del aire y, para casi todas las sustancias, decidió ajustar los límites de seguridad recomendados.

En la nueva guía publicada por la organización, se establecen las cantidades máximas recomendadas de 6 elementos contaminantes del aire: partículas en suspensión de menos de 2,5 micras de diámetro (PM₂,₅), partículas de menos de 10 micras (PM₁₀), ozono (O₃), dióxido de nitrógeno (NO₂), dióxido de azufre (SO₂) y monóxido de carbono (CO).

La mayoría de estas sustancias nocivas está vinculada a la quema de biomasa y combustibles fósiles, por lo que los nuevos parámetros representan un nuevo argumento para desarrollar la movilidad sostenible e implementar diferentes mecanismos de reducción de la contaminación del aire en centros urbanos. 

Por otra parte, es esencial que las ciudades cuenten con sistemas precisos de medición y control de la calidad del aire para utilizar los datos como sustento de las políticas ambientales.

Esta reciente publicación de la OMS es una forma de alertar sobre la necesidad de acelerar el proceso de transformación de la matriz productiva mundial, para ir hacia una lógica de cuidado del ambiente y producción y consumo responsable.

Según la OMS, a partir de la contaminación del aire, “tanto en las ciudades como en las zonas rurales, se generan 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo por año”. La principal causa de mortalidad es la exposición a partículas pequeñas inferiores a 2,5 micrones de diámetro (PM2.5), que son consideradas las más peligrosas y que causan cáncer y enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Por otra parte, la población que vive en países de ingresos bajos y medianos sufren en mayor medida los efectos adversos de la contaminación del aire en la salud, ya que el 91% de los 4,2 millones de muertes prematuras se produce en sus territorios.

Monitoreo de la calidad del aire

Como se mencionó, los sistemas de monitoreo del aire son un recurso clave para tener un diagnóstico acertado de la dimensión de la contaminación generada por una ciudad o región y actuar en consecuencia para reducir estos gases nocivos. 

Por eso, están en aumento las ciudades que implementan sistemas de captación del aire para su posterior análisis cualitativo.

Tal es el caso de Buenos Aires en Argentina, que desplegó su propio sistema de monitoreo de calidad del aire, integrado por cuatro Estaciones de Monitoreo Atmosférico (EPA) instaladas en distintos puntos de la Ciudad.

O la Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bogotá (RMCAB), Colombia, que está conformada por 20 estaciones con sensores y analizadores automáticos que reportan datos actualizados cada hora sobre la calidad del aire y están dispersos por la ciudad.

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