En medio del árido paisaje del desierto de Pilbara, al noroeste de Australia Occidental, existió una ciudad que prometía prosperidad, pero terminó convertida en una trampa mortal. Su nombre era Wittenoom, y hoy es recordada como el “Chernóbil australiano”, el mayor emplazamiento contaminado del hemisferio sur.
La promesa azul que terminó en tragedia
Todo comenzó en la década de 1930, cuando la región reveló un tesoro que parecía inagotable: amianto azul (crocidolita), un mineral altamente valorado para la construcción por su resistencia y aislamiento. Durante los años 50, Wittenoom se convirtió en un pueblo minero pujante con más de 20.000 personas viviendo, trabajando o visitando la zona. El polvo azul impregnaba el aire, la ropa y hasta los patios de las casas, sin que sus habitantes supieran que estaban respirando un veneno silencioso.
Un enemigo invisible
Décadas después, el diagnóstico fue devastador. El amianto resultó ser un carcinógeno letal vinculado a enfermedades como mesotelioma, cáncer de pulmón y asbestosis. La inhalación de esas fibras microscópicas significó, literalmente, una sentencia de muerte para miles. Estudios oficiales australianos estiman que más de 2.000 personas murieron por exposición al material extraído en Wittenoom, y muchas más desarrollaron enfermedades crónicas.
El pueblo que debía desaparecer
Ante el desastre sanitario, el gobierno de Australia Occidental cerró la mina en 1966 y comenzó un lento proceso de evacuación. Pero no todos aceptaron irse. Algunas familias resistieron, negándose a abandonar sus hogares a pesar de las advertencias. Wittenoom fue eliminada oficialmente de los mapas en 2007, y recién en 2022 se completó la demolición de las últimas casas.
Hoy, la zona sigue marcada por carteles de advertencia: “Riesgo de amianto. No entrar”. Los informes oficiales advierten que la contaminación permanece en el suelo, el aire y el agua, y que la exposición, incluso breve, puede ser peligrosa.
¿Dónde está ubicada Wittenoom?

Fuente: Google Maps
Un recordatorio en el desierto
Ubicada a unos 1.100 kilómetros al norte de Perth, la antigua ciudad está rodeada por el deslumbrante paisaje del Parque Nacional Karijini. Pero en medio de esa belleza natural yace un lugar fantasma, inaccesible y prohibido. La historia de Wittenoom es la de una comunidad que prosperó gracias a un recurso, solo para ser destruida por él.
Más que un pueblo abandonado, Wittenoom es hoy un símbolo de advertencia global: el precio de ignorar los riesgos ambientales y de anteponer la riqueza inmediata a la salud de las personas.
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