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Con el reciente informe de la CEPAL titulado “Panorama de los Recursos Naturales en América Latina y el Caribe”, nos adentramos en el impacto ambiental que genera la construcción poniendo el foco en la utilización de recursos naturales con una perspectiva en América Latina, que enfrenta el 20% de los conflictos ambientales y dispone de gran parte de los recursos utilizados a nivel mundial. 

La construcción, motor del desarrollo, también deja una huella ambiental profunda en Latinoamérica. Exploraremos cómo el uso desmedido de recursos afecta nuestro entorno contemplando un documento clave de CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

La construcción consume enormes cantidades de materiales y su uso tiene un claro impacto en diferentes niveles. Según se estima, el 50% de los materiales utilizados por el sector de la construcción proceden de la corteza terrestre generando millones de toneladas de residuos tanto en la construcción como en la demolición de edificios. A su vez, el sector de la Construcción es responsable de la mitad de los recursos naturales empleados, del 40% de la energía consumida (incluyendo la energía en uso) y del 50% del total de los residuos generados. Otro dato es que, de estos materiales, solo se recicla entre un 10% y 18%.

De acuerdo a un estudio reciente de la CEPAL, titulado “Panorama de los Recursos Naturales en América Latina y el Caribe” la región enfrenta el 28% de todos los conflictos ambientales a nivel mundial, principalmente debido a la explotación de recursos para la construcción.

Según expresaron desde CEPAL, “aproximadamente el 20% de las reservas de petróleo, el 25% de los metales estratégicos y más del 30% de los bosques primarios del mundo se encuentran en la región”. 

Si bien entienden que la explotación de los recursos naturales es parte del motor económico mundial, son conscientes de que es necesario empezar a encontrar otras alternativas que permitan reducir el impacto negativo de la propia actividad constructora. 

No se trata solamente del concreto y de los recursos más pesados para lograr levantar los edificios. También hay un gran componente en la utilización de la energía que requiere este sector en todas las actividades de la construcción. Si bien la energía alternativa ha compuesto un gran impulso a nivel mundial, está lejos de ser la más utilizada. 

De hecho, según la CEPAL “la intensidad en el uso de materiales disminuyó de 2,4 kg a 1,9 kg por dólar del PIB, pero el consumo regional de materiales aumentó y pasó de 11,94 toneladas a 13,36 toneladas per cápita”.

Además agregaron: “La biomasa y los minerales (metálicos y no metálicos) siguen representando la mayor parte de la extracción nacional en la región, y no hubo cambios considerables entre 2000 y 2019. Así pues, la productividad de los materiales y la presión ambiental que hay en América Latina y el Caribe se explican principalmente por la extracción de biomasa y minerales y, en menor medida, por la de combustibles fósiles”.

Todo esto mencionado anteriormente ha comenzado a tener grandes impactos en la vida de las ciudades y se tiende a profundizar una crisis calórica y por lo tanto perjudicial para la tierra en los próximos años. 

Por un lado, sino se empiezan a tomar medidas como la bioconstrucción o la utilización de materiales alternativos y menos contaminantes, la urbanización descontrolada reemplaza hábitats naturales con estructuras de concreto, fragmentando ecosistemas y amenazando la biodiversidad. Esto afectará no solo al ser humano y su entorno, sino también la calidad de su agua y de su aire, sin mencionar el suelo como tercer factor natural importante. 

Por otra parte, la gran utilización de combustibles fósiles necesarias para la extracción de los recursos como para la posterior planificación y construcción de los edificios significa un aumento en la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) durante la fabricación de materiales de construcción contribuye al calentamiento global, afectando el clima y aumentando eventos extremos.

La construcción, vital para el progreso, debe evolucionar hacia prácticas más sostenibles. La adopción de soluciones ecoamigables y la concientización son esenciales para preservar nuestros recursos naturales latinoamericanos.

Para acceder al documento completo: click

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