Con la pandemia en el pasado, la actualidad exige ciertos estudios sobre los cambios generados por la misma. En ese sentido, la urbanización y la reactivación social ocupan un rol clave para los gobiernos y especialistas, teniendo en cuenta la gran cantidad de tiempo que las actividades económicas, sociales y culturales estuvieron en pausa.
En este contexto, los especialistas Julia Aspiroz y Alejandro Saez Reale, pertenecientes al Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) publicaron el documento “Espacio público, COVID-19 y reactivación urbana: una mirada a dos años de inicio de la pandemia”.
Para los profesionales, el espacio público tuvo un rol fundamental para superar los desafíos implementados por la pandemia, en específico aquellos referidos a los sanitarios. Por esta razón es fundamental poder comenzar un ciclo de reactivación económica y social que permita volver a avanzar hacia el futuro de las ciudades.
“La crisis que se generó a raíz del COVID-19 configuró una oportunidad para repensar y redefinir qué relevancia se le otorga al espacio público, cómo se lo diseña y cómo se construye ciudad”, explicaron.
En el texto definieron tres tipos de espacio público: calles, veredas y ferias y mercados entendiendo que cada uno cumple un rol especifico y fundamental dentro del funcionamiento del espacio urbano. “Estos tipos de espacios públicos ordenan y estructuran la ciudad, y cumplen un rol de cohesión social, participación cívica, desarrollo económico y también brindan beneficios ambientales”.
La configuración de estos espacios afecta la vida humana positivamente como también puede ser de forma negativa. Para ello dependerá de cómo se diseñan estos espacios para afectar en los comportamientos deseados.
Esto ha quedado demostrado en la pandemia, donde se evidenciaron distintos problemas referidos a la arquitectura de las ciudades y a las dificultades urbanas en relación a la accesibilidad de los espacios públicos. Por esta razón, los especialistas aseguran que para que este espacio público sea realmente transformador y tenga tales efectos positivos, ”debe ser accesible, confortable, ser percibido como seguro y estar nutrido de elementos que inviten a las personas a interactuar o permanecer allí”.
En ese sentido se define al espacio público como una herramienta transformadora para garantizar un futuro con mayor calidad de vida, especialmente al considerar los desafíos sociales, económicos y climáticos a los que se enfrentan las ciudades.
De esta manera, este documento se propone ser una caja de posibilidades para que los distintos funcionarios y tomadores de decisión de los espacios públicos puedan contribuir al proceso de reactivación y transformación de las urbes en el periodo post pandemia.
Durante el periodo de pandemia, muchas de las soluciones implementadas de urgencia tomaron un rol fundamental en las ciudades, por esta razón los especialistas creen que es necesario que se sustenten en el tiempo y empiecen a formar parte de una estrategia integral de urbanización. Casos como por ejemplo la reformulación de los espacios verdes, las ciclovías y los mercados itinerantes.
“La pandemia no sólo puso en evidencia la función primordial que tiene el espacio público en el funcionamiento cotidiano de las ciudades, sino que evidenció muchas de las falencias y desafíos que éstas tienen en términos de diseño y gestión de estos espacios”, explicaron. Por esta razón tanto Julia Aspiroz y Alejandro Saez Reale explicaron que es “indispensable concebir estos espacios de un modo integral en la gestión y planificación de ciudades” y conseguir “espacios públicos más verdes, más saludables, sostenibles, adaptables, multifuncionales y equitativos. En efecto, espacios públicos que reconfiguran y potencian la manera en la que se vinculan los habitantes entre sí y con la ciudad”.