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Con la intención de utilizar material recuperado, desde la empresa se han acercado a las cooperativas recolectoras para transformar el material recuperado: anteojos, composteras, lámparas y mucho más. Una mirada artística del reciclaje y cientos de productos originales.

El reciclaje ha significado durante la década pasada realmente una novedad entre la gente común. Con distintos puntos de recolección en ONG’s, hipermercados, iglesias y hasta en edificios municipales, de a poco se empezó a plantear un nuevo lugar para las cosas. 

Costó que la gente pueda entender realmente cuál era la forma de reciclar los plásticos y muchas veces hasta se desconfiaba de los usos que podían tener millones de tapitas de gaseosa en todo el mundo. 

Los primeros productos en aparecer fueron los bancos para plazas de plástico reciclado y durante algunos años esa parecía la única opción para todos aquellos desechos recuperados. 

Sin embargo, paralelamente al crecimiento de los recuperadores urbanos, centros de reciclaje y puntos de recolección por todo el país, también fueron surgiendo diversos proyectos que buscaron innovar en el reciclaje y ofrecer productos llamativos y originales que llamen la atención de la gente dentro del uso cotidiano. 

Esto además tuvo un boom gracias a la incipiente llegada de la Economía Circular, que busca darle un nuevo lugar dentro de la cadena productiva a toneladas de plástico por año. En este contexto es que surgió Proyecto Mutan, que en otras palabras, busca crear diversos productos de diseño mediante material recuperado. 

Desde Utopía Urbana dialogamos con su fundador, Sergio “Brochi” Fassani, diseñador industrial y artista independiente que trabaja con la recuperación del plástico desde hace más de una década. Proyectos como estos han pasado por Utopía Urbana como el caso de Tapitas x Patitas que une recolección a la ayuda animal. 

En este proyecto supo unir una mirada artística e independiente con el reciclaje, generando objetos totalmente únicos y hoy por hoy vende lentes de sol, composteras, lámparas y diversos objetos provenientes del reciclaje que además tienen un valor agregado: la originalidad del diseño. 

Para llevar adelante esté proyecto ha creado sus propias máquinas también con material recuperado y se ha animado a impulsar una nueva alternativa para todas aquellas personas que prefieren optar por productos sustentables

Conoce más en esta entrevista exclusiva: 

-¿Cómo surgió el proyecto Mutan? 

Yo estudié Diseño Industrial en la UBA y siempre tuve una exploración por el lado del arte, la escenografía por lo que articulé con varios centros culturales. De ahí me empecé a vincular con la sustentabilidad, el reciclaje, las cooperativas de recuperadores urbanos. 

A eso se le suma que los diseñadores buscamos siempre ser responsables de toda la infinidad de objetos que están dando vuelta y ser conscientes de cómo lo diseñamos para ver cómo se descartan y demás. Fue una responsabilidad del oficio y de lo que uno decide que sea su forma de hacer las cosas y un poco gracias a los espacios que fui habitando y conectando. Ya en mis últimos trabajos de la facultad donde uno puede elegir qué hacer siempre estuve vinculado con lo sustentable. 

Yendo puntualmente a lo que es el Proyecto Mutan, el germen surgió de la tesis de diseño de lo que fue la última materia donde decidí trabajar con material recuperado de cooperativas y ahí definitivamente nos abocamos a lo que es el triturado plástico para ver qué hacer con ese material y transformarlo de manera simple en un paso con determinada tecnología para pasar del triturado directo a un nuevo producto. 

-¿Cómo se da la conexión con la recolección del plástico? 

Nosotros siempre trabajamos con cooperativas. Esa parte la encontramos resuelta, al menos en la ciudad de Buenos Aires. Por eso un poco la idea fue vincularnos con lo  que ya estaba resuelto. Uno de los primeros proyectos en lo que participé buscaba justamente vincular a los vecinos con las cooperativas de recolección porque era algo que en aquel entonces (año 2008) estaba mucho más informal esta cuestión. 

“Por más que las personas no separen los residuos en sus casas, si separan tapitas. Todos entramos por ahí a la separación y parece interesante porque es mucho más accesible ser parte como usuario”

Hoy en día recibimos tapitas tanto de cooperativas de recuperadores urbanos como de fundaciones de hospitales que reciben y a través de la venta de ese material se financian sus actividades. Nos sirvió mucho enfocarnos en un material como las tapitas a nivel productivo. Al principio queríamos trabajar con todos los plásticos de las cooperativas, pero cada uno tiene su característica, sus tiempos, sus temperaturas y definir un tipo de material nos ayudó en el proceso productivo. 

Además trabajar justamente con tapitas es mucho más fácil en torno a la gente. Por más que las personas no separen los residuos en sus casas si separan tapitas. Todos entramos por ahí a la separación y parece interesante porque es mucho más accesible ser parte como usuario. 

-¿Hay algún tipo de relación entre el diseño industrial y las maquinarias empleadas para construir objetos? 

Todas las máquinas que usamos para transformar los productos las hicimos acá. Usamos una vieja hormigonera de obra para hacer mezcla que lo transformamos en un horno que gira para todos lados y dentro van las matrices. Reciclamos una máquina para reciclar plástico. 

El diseño es una carrera que te da muchos recursos porque te muestra los procesos y cómo se fabrican todas las cosas. Hacer nuestras propias máquinas me permite que el resultado final sea distinto. Que los productos de Mutan no sean copias, tiene un carácter orgánico porque pudimos modificar los procesos. 

“Hoy tenemos un control bastante artesanal pero con características industriales que nos permiten que salgan todos los productos iguales, de la misma calidad”

Cuando empezamos con el proyecto no se estaba reciclando tanto. Los proyectos de diseño eran más de reutilización. Por ahí transformar el filtro de un camión en una lámpara o tachos de aceite transformado en un sillón, cosas de ese estilo. No había mucho reciclaje que aplicara y tuviera calidad industrial. 

Nos pareció interesante poder ofrecer productos hechos y con calidad industrial y con potencial de escalar. Hoy tenemos un control bastante artesanal pero con características industriales que nos permiten que salgan todos los productos iguales, de la misma calidad. 

-¿Cómo recibió la gente el proyecto? 

A la gente le gusta entender qué pasa con el material recuperado. Le gustan nuestros productos. El primer vínculo con nuestros clientes es que se preguntan de qué están hechos los productos. 

En los últimos años cambió mucho, hay un porcentaje de la sociedad mayor y consciente que separa los residuos en su casa y que en el momento de comprar prefiere optar por un producto que sabe dónde está producido, con qué material, quienes están involucrados y de qué manera. Tratamos de encontrar nuestra propia manera de producir, no replicar las mismas formas de reciclaje industrial. Queremos encontrar nuestra propia forma de producción. A veces podría ser más fácil ir por los caminos tradicionales que están más aceitados pero es que estos caminos valen la pena. 

-¿Ayuda a estos proyectos el auge de la Economía Circular? 

Es un poco más fácil. Siempre pienso que empezar ahora sería mucho más fácil que en el momento que arrancamos nosotros. Venimos laburando desde el 2012 tratando de explicar qué es lo que hacíamos. Hoy está mucho más claro porque hay más proyectos de este estilo y mucho más mercado

Está mucho más permeable el entorno para este tipo de empresas. Lo que va a terminar generando un cambio real son las políticas que se tomen y las legislaciones que se implementen. 

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